Así es, parece que la situación ahora sí va a ser diferente y que los días en el poder del tirano están contados y que Venezuela al fin va a volver al sendero de la democracia dejando atrás el llamado atinadamente por el periodista Andrés Oppenheimer como “narcisismo-leninismo” instaurado en ese país por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro.
Y las cosas son diferentes porque esta vez Maduro traspasó todo límite legal con tal de perpetuarse en el poder con lo que se ganó el rechazo de prácticamente todo el mundo democrático, aunado a que esta vez la oposición se organizó mejor y el Presidente de la Asamblea Nacional el diputado Juan Gerardo Guaidó Márquez asumió el pasado 23 de enero el cargo de Presidente Encargado de Venezuela y se fijó como objetivo el cese de la usurpación por parte de Nicolás Maduro, organizar un gobierno de transición y convocar a elecciones universales libres y democráticas en su país.
Complicándose más la situación para el tirano al ser desconocido por la mayoría de los países desarrollados y por las potencias latinoamericanas a excepción del retrógrado gobierno mexicano, no digo México porque la opinión general en el país es diferente, y sobre todo porque a ese desconocimiento se suma el reconocimiento otorgado al gobierno de transición encabezado por Guaidó por parte de casi todos los que desconocen al dictador.
Y se llegó a esa situación en Venezuela como consecuencia del mal que padecen todos los gobiernos narcisistas-leninistas de la región y el que consiste en promulgar nuevas constituciones a fin de perpetuarse en el poder y cuando sus propias reformas ya no les son suficientes porque agotaron las elecciones o reelecciones que ellos mismos propusieron y aprobaron, entonces buscan por todos los medios continuar en el poder, aunque para ello violenten sus propias constituciones.
Siendo ese el caso de Venezuela, ya que cuando llegó Hugo Chávez al poder por la vía democrática una de sus primeras acciones fue la redacción y promulgación de una nueva constitución para Venezuela, cosa que consiguió en 1999 (a pesar de que la constitución entonces vigente no tenía más de 25 años de existencia) y como consecuencia de ello se pudo reelegir en la presidencia de Venezuela argumentando que era su primer mandato bajo la nueva constitución y cuando su periodo estaba por vencer buscó enmendar la constitución que él mismo había creado en el 2007, perdiendo el referendo más después de distraer a la opinión pública con unas elecciones regionales retocó a propuesta y consiguió la victoria en el referéndum de 2009 por lo cual como a Juárez, solo la muerte lo separó del cargo.
Chávez fue sucedido por Nicolás Maduro, quien quiere emular sus pasos y al también agotar sus mandatos constitucionales busca perpetuarse en el poder por medio de la creación de otra constitución y para hacerlo creó una Asamblea Constituyente conformada por seguidores suyos, misma que pretende también usar para justificar un golpe de estado en contra de la Asamblea Nacional ya que perdió la mayoría en el poder legislativo y poner al Tribunal Supremo a legislar como lo venía ilegalmente haciendo no es una opción constitucionalmente válida, aunque tampoco que legisle la constituyente lo es.
Y al ser cuestionada la legitimidad de la Asamblea Constituyente y por tanto no ser válida la última reelección de Nicolás Maduro es que éste fue desconocido como Presidente de Venezuela por parte de los legisladores opositores, trayendo como consecuencia el desconocimiento de los principales gobiernos democráticos de la región y del mundo, así como de los organismos internacionales, lo cual da como resultado el aislamiento del tirano.
Por supuesto que lo anterior no necesariamente implica la caída del tirano, toda vez que mantiene apoyos de países totalitarios como Rusia o China, quienes tienen intereses económicos con el régimen y por lo mismo lo respaldan, así como porque Maduro mantiene el control de las fuerzas armadas de su país.
Mas lo que es cierto es que esta oleada de protestas es diferente a las que en el pasado fueron apabulladas, ya que es mucho más organizada y tiene un gran respaldo internacional debido a que el régimen de Maduro ni si quiera conserva la apariencia de buen derecho que antes ostentaba y muestra de ello es que mientras Guaidó actúa como Presidente de Transición y organiza la entrega de apoyos a la población, Maduro se rodea de militares y trata de bloquear la llegada de esa ayuda.
Mención aparte merece el hecho de que cuando un tirano se ve en aprietos siempre busca llevar a cabo un falso diálogo para ganar tiempo y reforzar su dictadura por medio de argucias, siendo por ello acertada la postura de no negociar nada más que la salida incondicional del dictador y por lo mismo es un tremendo yerro prestarse al “diálogo”, porque está demostrado que quien promueve un diálogo de esa naturaleza en realidad es un aliado del tirano, aunque por lo mismo no extraña que esa sea la postura del actual gobierno mexicano.
Sin embargo, podemos concluir que soplan vientos de democracia en Venezuela debido a que esta vez parece que va en serio la resistencia frente al tirano y que solo es cuestión de tiempo para ver su caída, la cual esperemos que sea pacífica y hay una gran posibilidad de que así sea debido que la oposición en ese país siempre ha sido sin armas.
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