Hace unos días mientras revisaba una lista de propuestas novedosas de negocios dirigidas a las madres emprendedoras que deseaban contar con un ingreso extra para completar las necesidades de su familia.
Encontré remarcado el apartado dirigido a la atención, cuidado, salud y belleza de las mascotas como un negocio innovador, pero además como uno de los más rentables y mejor pagados en la actualidad en comparación con otros giros comerciales como la elaboración de arreglos frutales o florales, panadería, papelería o compostura de ropa.
Así es, la atención y dinero que destinamos de nuestro presupuesto al cuidado de las mascotas puede resultar mayor al dinero que destinamos al cuidado de nuestra propia salud.
Y es que en algunos casos el costo del servicio por baño y estética de los pequeños amigos es superior al consumo mensual de agua potable que utilizamos para la vivienda, y el costo de las consultas médicas con medicamente incluidos en algunos otros supera el costo de los honorarios que tenemos que cubrir a nuestro especialista dental por ejemplo.
No es que sea malo pagar altas sumas por este tipo de servicios, pues en efecto nuestras mascotas se encuentran bajo nuestra responsabilidad y cuidado, y dependen absolutamente de nosotros para llevar una vida saludable.
El problema comienza cuando reflexionamos que, acabamos de rebasar la primera mitad del año y seguimos sin hacer un presupuesto, una de las primeras promesas que nos hicimos al comenzar el 2018, la cual aunada al reto de iniciar el “ahorro” aun siguen en veremos.
Así la falta de un presupuesto que incluya nuestro chequeo médico anual de salud, o cuanto más pudimos abonar a la hipoteca de la casa, o a las reparaciones de la misma, incluso a terminar de pagar el auto por haber destinado cantidades de dinero, a rubros en los que se pudo ahorrar un poco, nos pasará la factura a fin de año.
Esta falta de planeación de nuestros gastos y el dejar de asignarlo a rubros que debieran estar catalogados como de primera necesidad, constituyen junto a los gastos hormiga -que representan en algunos casos hasta el 15% del salario mensual total de un trabajador- salidas económicas diarias que pueden convertirse en fugas alarmantes llegado el momento de cubrir los gastos fijos.
Estamos a tiempo, y si ya le bajamos al café matutino que comprábamos a diario o a los refrescos, propinas y taxis para hacer el esfuerzo de llevar una vida más saludable, podemos presupuestar también la manutención de nuestra mascota y asignarle un justo espacio en la cuenta quincenal o mensual que esté acorde a sus necesidades, pero también a nuestras posibilidades.
Y así evitar recurrir al uso de créditos innecesarios para cubrir las necesidades básicas de la familia como la despensa, salud, y ¿por qué no? la recreación.
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