La rapidez del sistema de mensajería de WhatsApp la ha posicionado como una de las más efectivas formas de comunicación dado lo instantáneo que resulta enviar y recibir mensajes.
No importa en donde nos encontremos o la actividad que estemos realizando siempre tenemos a la mano nuestro teléfono celular, para atender con prontitud a quienes nos ‘mensajean’ desde que nos despertamos.
Aprovechando este exitoso medio de comunicación, falsas financieras o prestamistas se sirven diariamente de él y del anonimato que da el mismo, pues cualquier desconocido con o sin nuestra autorización puede irrumpir en nuestra cotidianidad para ofrecernos préstamos.
Repartir volantes afuera de las oficinas públicas para promocionar a financieras o pegar publicidad en sitios concurridos, son estrategias del pasado comparadas con las nuevas técnicas de contacto con los potenciales usuarios; eso aunado al ingenio que se utiliza para convencerlos de obtener dinero rápido (si se encuentra en situación de necesidad), son el binomio perfecto para lograr con éxito una estafa.
Conviene hablar del tema porque son reiteradas y cada vez más frecuentes las inquietudes que recibimos en el Barzón de parte de la ciudadanía, solicitándonos que hablemos del asunto, para aclarar dudas y compartir sus experiencias.
Pues se está haciendo común recibir ofrecimientos de préstamos por parte de personas desconocidas que dicen haber obtenido su número telefónico de una base de datos, (sin precisar cuál), siendo preocupante que en algunos casos saben a que se dedican los receptores del mensaje, sobre todo los que son de ocupación maestros.
Y que sin más, se presentan como representantes de determinada financiera y se ponen a las órdenes del usuario para tramitarles la contratación de algún crédito urgente.
Antes que otra cosa, diré: por favor tenga cuidado. Es cierto vivimos una nueva era en materia de servicios financieros y de inclusión financiera, las alternativas que privilegian las plataformas digitales “van de gane” en comparación con la banca tradicional, pues entre más rápido, más cerca y más fácil, los usuarios se decantan por las primeras al momento de elegir.
Pero no por ello son seguros, es conveniente cerciorarse en primer lugar quien le proporcionó nuestro número telefónico a la persona que nos contacta para hacer el ofrecimiento, y si el dato se obtuvo con nuestra autorización o sin ella, en el segundo caso es mejor declinar cualquier contacto o no responder a esos mensajes, si no fuimos nosotros quienes solicitamos información a determinada financiera, porque puede tratarse de una falsa financiera o de un fraude.
Así evitaremos –de continuar con la conversación- que posibles estafadores obtengan de nosotros información personal o confidencial incluso documentación o nuestras firmas en imagen (ya ven que fácil es mandar fotografías por celular) con las que pueden tramitar créditos a nuestro nombre. Recuerde el lamentable caso de los maestros que actualmente libran una batalla porque les descuentan préstamos que aseguran no haber solicitado.
¡Mejor ignore esos mensajes! y cuide sus datos, firmas y documentos personales.
¡Pregunte 2281148502, es mejor tener dudas que deudas!