La cuesta de enero, como se le conoce a la difícil situación económica por la que atravesamos los mexicanos al iniciar el año ha llegado.
Aquel glorioso día en el que recibimos el aguinaldo, fue evidenciado por las departamentales y todo tipo de tiendas y comercios que se vieron abarrotadas con la visita de miles de ávidos compradores que luchaban por ser los primeros en aprovechar los descuentos de la temporada y adquirir el mayor número de productos de consumo.
Si somos reflexivos veremos que la cuesta comenzó a gestarse en el buen fin 2019, pero si somos honestos sabremos que el aguinaldo 2019 estaba comprometido desde que inició el año.
En fin que aunque todo es cíclico y cada año se repite (la cuesta de enero) ésta vez nos confronta con una realidad económica que parece ser más complicada: el alza de precios; si bien las autoridades hacendarias se rasgan las vestiduras y nos juran que no hubo ni nuevos impuestos ni aumento en los ya existentes.
Alguien tendrá que explicarnos entonces, ¿por qué hay aumentos considerables en la canasta básica?, ¿por qué las tiendas de conveniencia muestran ostentosos anuncios que advierten a los consumidores que cualquier diferencia entre el precio de lista que aparece en el anaquel y el precio final en caja obedece al “alza de impuestos”?
Sobre los cambios fiscales, entre dimes y diretes, lo evidente es que los comerciantes ya no nos quieren cobrar con plásticos y prefieren hacerlo en efectivo, seguramente el SAT tendrá que dar resultados claros para volver a recuperar la confianza de todos los contribuyentes demostrando que dichos cambios no son para gravar mas a los que ya pagamos impuestos.
Sin duda vienen muchos cambios, aunque por ahora conviene esperar a la expedición de las leyes secundarias que materializarán lo que se modificó en la Ley de Ingresos al abordar puntos como: impuesto sobre la renta; impuesto sobre el patrimonio; impuesto al valor agregado (IVA); impuesto especial sobre producción y servicios, como los combustibles automotrices; impuesto sobre nóminas, entre otros. También habrá que esperar y estar atentos a los cambios en el apartado de cuotas y aportaciones de seguridad social.
Solo de ese modo, conoceremos la magnitud del “regalo de año nuevo” que nos reservaron nuestros legisladores para iniciar el 2020.
Y en relación al aumento al salario mínimo también habrá que esperar las repercusiones del mismo, porque si bien ya no afectará tu mensualidad del crédito hipotecario, pues acuérdate que esta ya no es referencia para el cálculo del aumento anual, dado que a partir del 2017 ese papel, lo desempeña la UMA. También es cierto que si afectará el importe de las cuotas patronales, las que sí subirán.
Lo sé, la salida fácil es recurrir a contratar créditos, por ello debes extremar precauciones para no tomar compromisos que pongan en riesgo a futuro tu patrimonio.
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