El pasado miércoles Juan recibió en su domicilio de Teocelo, Veracruz un aviso mediante el cual le daban un plazo de 48 horas para pagar su adeudo, de no hacerlo se practicaría un embargo en su domicilio, el día de la diligencia subirían sus pertenencias a un camión de mudanza y si opusiera resistencia quedaría arrestado.
En caso de negarse a abrir al personal del juzgado, un cerrajero rompería chapas, candados y cerraduras; todo con auxilio de la fuerza pública.
Y aparte del cerrajero, el mundancero, los cargadores, la policía y los cobradores, estarían presentes paramédicos y una ambulancia por si Juan se pusiera mal de salud (por el susto); también le advertían que todos los gastos correrían por su cuenta, por tal motivo lo mejor era que aprovechara esas 48 horas y reuniera el dinero.
Éste, es un claro ejemplo de cobranza abusiva, pues contiene todos los elementos que la caracterizan: la intimidación, la amenaza, el simular que se trata de un escrito proveniente de una autoridad judicial; pedir el depósito de una cantidad de dinero a una persona que se desconoce si es el legítimo representante de la entidad financiera, no entenderse directamente con Juan sino con un familiar, y no aclarar si la cantidad solicitada se trata de un abono parcial a la deuda, o del finiquito, tampoco le expresan si una vez depositada la suma requerida le entregarían carta finiquito o constancia de no adeudo.
¿Por qué nuevamente se pondrá “de moda” la cobranza abusiva? en lo medular por tres razones.
Primera, los programas de diferimiento de pagos, no aprovechan a quienes antes de la contingencia de salud se encontraban en emergencia económica y no podían pagar sus adeudos, esas cuentas por tanto seguirán generando intereses sobre intereses y sus titulares buscarán a toda costa recuperarlas.
Segunda, los juzgados han aplazado a todo el mes de mayo su paro de actividades, en consecuencia, y por la vía judicial los acreedores no lograrán recuperar sus cuentas vencidas, no se sabe a ciencia cierta hasta cuándo.
Tercera, ¿En dónde está la Condusef? Este es el momento en el que la necesitamos poniendo orden, para que no se cometan prácticas abusivas. Acabar con los abusos fue una tarea que quedó inconclusa, faltó intención y atención a la difusión del conocimiento de los derechos de los deudores y mayores sanciones a quienes la ejercieran.
Ello permitió y propicio su práctica, con óptimos resultados para los cobradores y desastrosas consecuencias para los pagadores, pues en ocasiones resultan víctimas de fraudes por entregar dinero sin recibo.
Con el cierre de juzgados en todo el país, por considerarse la impartición de justicia una actividad no esencial, (véase el decreto) los embargos, remates, adjudicaciones judiciales y desalojos se encuentran suspendidos.
Si tiene para pagar hágalo, pero infórmese antes de entregar su dinero, ¡exija certeza jurídica!
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