Para septiembre comenzarán las reestructuras de deudas, ya lo anunciaron los bancos, y su dinámica será seguida por financieras populares, automotrices, cajas de ahorros, hipotecarias, departamentales, fondos de vivienda y demás acreedores.
Desde el mes de marzo, los acreedores han sido consistentes en generar estrategias para evitar las pérdidas derivadas de la falta de apoyo del Gobierno para proteger empleo y empresas por el confinamiento, duro golpe a la economía cuyos estragos van, en la pérdida de ingresos por 12 millones de mexicanos, y la destrucción de 1.1 millones de empleos formales según el Seguro Social.
Y aunque los bancos –que son muy buenos para las cuentas- reportan que su primera estrategia (que consistió en aplazar los pagos mensuales) fue aprovechada por 9 millones de cuentahabientes quienes representan el 25% de su cartera total de créditos vigentes, acumulando una deuda de 1.3 billones de pesos e intereses por 64,000 millones de pesos, no son los bancos los únicos en conflicto y urgencia por recuperar ya, sus intereses y capital diferido.
Hablemos por ejemplo del Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit) quien informa que entre abril y junio cayeron en cartera vencida 136,267 créditos por la pérdida de empleo acumulándose un saldo de 223,672 millones de pesos; y que 32,256 empleadores solicitaron un diferimiento de cuotas patronales sin el cargo de intereses.
No perdamos de vista que esta cuantificación de pérdidas y deuda acumulada no incluye a quienes desde antes de la pandemia, ya no se completaban para pagar. Ni tampoco a quienes ya enfrentaban procesos judiciales o cobros extrajudiciales, reestructuras o convenio, y que también dejaron de hacerlo.
Es impensable e imposible tener una idea de la magnitud y dimensiones de éste fenómeno de cartera vencida nunca antes visto a que se enfrentan las personas, las familias y las empresas.
Y si alguien me pidiera rectificar, bajo el argumento que la crisis que vivimos en el 94’ nos dejó sin palabras, le diría que ésta nos está dejando sin aliento, pues aquella tuvo su origen en las altas tasas de interés, anatocismo y el incremento de las deudas de un día para otro.
Pero ésta crisis tiene una causa de origen diversa y un status diferente de los morosos, pues el impago obedece a la insolvencia por falta de ingresos. Quieren pagar, queremos pagar, ¡pero no podemos!, y nadie está obligado a lo imposible.
Para completar el escenario, observemos, los acreedores se organizan a través de “programas de apoyo” y ante la imposibilidad de ampliarlos, ahora nos ofrecerán “programas de reestructuras”; y los deudores… ¿para cuándo?
El día de ayer el Barzón de Veracruz lanzó la “JORNADA ESTATAL PERMANENTE DE DEFENSA DE NUESTRO PATRIMONIO FAMILIAR” primera iniciativa de organización ciudadana a nivel nacional, los invito a conocerla, difundirla y sumarse, éste es el momento.
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