A partir del pasado veinticuatro de junio las tasas de interés en nuestro país sufrieron una nueva alza según lo anunció el Banco de México (Banxico); y esto en términos de nosotros los mortales ¿qué significa? pues que habrá un aumento en el costo de los créditos que afectará directamente a los deudores, porque provocará que ahora sea más difícil pagar las deudas.
La medida explicada por Banxico como una decisión urgente para contener la inflación, es un alza sin precedentes que afectará principalmente a los créditos hipotecarios, automotrices, y las tarjetas de crédito. Así que, por el destino de estos, serán las familias, las empresas y la clase trabajadora quienes resientan los mayores perjuicios; o sea, los pobres.
En el caso concreto de las tarjetas de crédito, todas aquellas deudas que se traían arrastrando aumentarán, es decir serán más difíciles de pagar, sobre todo las que se encuentran a tasa variable. Lo mismo que aplica para los automotrices y ni se diga para los créditos garantizados mediante hipotecas.
Sin duda se resentirán mayores perjuicios en aquellos créditos que se encuentren garantizados con avales, o como el caso de los hipotecarios con los propios bienes del deudor, pues ante el impago y moratoria seguramente aumentarán también el número de procesos legales que se vayan a iniciar para lograr la cobranza.
Uno de los cuestionados motivos de este aumento es que las personas dejen de consumir o de contratar a crédito, pero, ¿con qué cara se le pide al pueblo que deje de usar crédito? si hasta para comer tenemos necesidad de usar la tarjeta pues con tanto aumento e inflación ningún dinero alcanza.
Me causa indignación la postura indolente, falsa, y ridícula de funcionarios como Oscar Rosado titular de la Condusef quien a través de sus redes sociales da consejitos o recomendaciones para tomar mejores decisiones económicas, mientras invita a la ciudadanía a evitar el ‘estrés financiero´ ¡por favor!
Una de dos, o este personaje de verdad pasa tanto tiempo en Comalcalco informándose del estado que guarda el país solamente con la mañanera, o vive en su burbuja de economía inmoral en la que nada le falta, y nunca ha tenido la necesidad de solicitar un crédito.
Me gustaría que comenzando por él y por todos los que miran hacia abajo a las personas en situación de deuda, a quienes les juzgan y les recriminan, no saber hacer un “uso adecuado” del crédito. Pidan prestado a Banco Azteca, o a BanCoppel, o pidan un crédito de nómina o compren una vivienda al Infonavit, o al Fovissste para que sepan lo que es pedir prestado en México.
Y quizá solo de esa manera entiendan que el sobre endeudamiento no obedece a haber sacado la tarjeta para pagar una gran comida en un restaurante de lujo, o comprar dos o tres vehículos a crédito, aquí se usa para comer, para vestir, para resolver problemas de salud o de vivienda, y otro tipo de necesidades básicas, que están muy lejos de comprender.
Así que si Usted debe, y no puede pagar; no se sienta solo, lo que le sucede es algo que en estos momentos nos están sucediendo a millones de mexicanos en moratoria, por lo cual debemos organizarnos y exigir una solución a un problema que no ocasionamos y del cual no somos responsables.
Las circunstancias económicas en las que vivimos hacen casi imposible dejar de usar crédito, por eso debe cuidarse con lupa el actuar de las entidades financieras, para que no cometan abusos, deben generarse leyes actualizadas que protejan nuestros derechos humanos para evitar que la Corte continue supliendo a capricho las lagunas legales que impiden lograr un pago justo mediante fallos judiciales, pero sobre todo debe implementarse con urgencia un plan de rescate económico que atienda a todas las personas que en estos momentos se verán afectadas por el alza de intereses en crédito que ya se tenían pre contratados.
Estamos a tiempo de evitar suicidios, desalojos masivos y un nuevo fobaproa, del cual por cierto no llevamos pagado ni lo del interés.