“Después de una revisión minuciosa de su caso, hemos determinado su reclamo como improcedente, derivado de que para acceder a su cuenta se hizo uso de claves, contraseñas y números de identificación que solo usted conoce y que le fueron proporcionadas bajo su exclusiva responsabilidad.”
Esta frase que acabamos de leer, es la sentencia (de casi muerte) con la que comienza el calvario de un usuario de servicios bancarios que después de perder su dinero y sus ahorros, recibe una patada por parte de quien se supone tendría el deber de velar por la seguridad de lo depositado, quien de ahí para adelante se convertirá en su peor enemigo y no escatimará dinero, abogados, publicidad, ni recursos de cualquier índole para dejarle, como un “loco, ladrón, mentiroso, descuidado o estafador”
Para muestra, el caso de la joven actriz Verónica Bravo quien esta semana llena de enojo salió a difundir un video, víctima de la impotencia que sintió para defenderse de la monstruosidad del gigante financiero que es BBVA, quien en breves líneas descartó su reclamo, cobijado además por la ineficacia de la Condusef, quien también -a dicho de la actriz-, le dio la espalda.
¿Le tocó ver su rostro, su aflicción, sus horas de desvelo, su llanto, su desesperación por haber perdido todo el dinero obtenido de su trabajo, al haberlo confiado a ese banco?, pues ése, es el rostro de mas de seis millones de mexicanos que hasta el año 2020 habían pasado por lo mismo (cada quien con su Banco), un sentimiento que solo quien lo llega a vivir entenderá.
Lastimosos resultan los comentarios de quienes como en el caso del analista financiero de plana nacional David Páramo, emitió una desafortunada opinión sobre el caso en comento, pronosticando que la joven tendrá que disculparse con el Banco, pues seguramente alguien de su círculo cercano es el autor del robo del dinero ¡Vaya atrevimiento del señor Páramo!
La acusación hacia el banco consiste en la falta de seguridad de su aplicación móvil; pues narra la víctima que le robaron el celular en donde tenía instalada la app de su banco y que los ladrones pudieron acceder desde ahí y vaciar su cuenta sin tener contraseñas ni claves; el banco se defiende argumentando que su aplicación móvil es totalmente segura, y que solo en los casos en donde encuentra “elementos” de justificación (sin precisar a qué se refiere) devuelve el dinero.
Los comentarios se dividen entre quienes ya lo vivieron y quienes aún no viven la experiencia de ser víctimas de la delincuencia y de las fallas de ciberseguridad de los Bancos, tema que incluso ha sido motivo de debate en las cumbres o convenciones bancarias, a las que desde luego no están invitados a opinar los usuarios, quienes como siempre son los grandes perdedores de la historia.
Pero uno de los mensajes mas descarados sobre el caso de Verónica, es el de Óscar en cuyas lamentables incompetencias se encuentra la Condusef, quien se atrevió a declarar que se le apoyará para llegar a un acuerdo con el Banco o a seguir las instancias correspondientes.
Este señor debería sentir un poco de vergüenza con la cantidad de expedientes acumulados por el mismo motivo a los que ha dado carpetazo, ¿Le suena señor la cifra de 6 millones de quejas que llevaba acumuladas tan solo al 2020?, Porque sería bueno saber en esos casos, ¿qué hizo o qué pretende hacer para resolverlos?
Pocos saben las tremendas presiones a las que se somete una víctima de fraude, el viacrusis y los trámites que debe hacer para intentar recuperar su dinero, muchos pierden en el camino, no solo la esperanza, sino la salud y la propia vida.
El tema da, para continuarlo en la próxima precisamente con los pasos a seguir al interponer las quejas, y el proceso legal, así que no me falte en la lectura de la próxima semana.
Saludo con mucho cariño y gratitud desde este espacio a Magdalena Bandala, quien cada ocho días nos acompaña a la cita. Hasta la próxima.
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