La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.

Alberto Delgado

Su columna de los lunes... que sale los martes

El fin del mundo

12/01/2021 08:45 a.m.

Recién desperté con la noticia de que se va a acabar el mundo. Otra vez. Supuestamente, los mayas, que ya predijeron que se iba a acabar el mundo en el 2012 (y fallaron) en realidad nunca dijeron eso. Ahora, según un científico que nadie conoce porque todo parece indicar que no existe, ha corregido ese error de interpretación y ha determinado que el tan esperado fin del mundo llegará el 21 de junio de 2021. 

A ver, amable lector: no es la primera vez que nos avisan que se va a acabar el mundo y no pasa nada. No es tampoco la primera vez que los “científicos” dicen que se trata de un “error de cálculo”, reprograman la fecha y nada. Nomás está uno ahí, vestido de blanco, rece y rece esperando el trancazo, para terminar con que al otro día se tiene uno que parar para ir al trabajo. Esta vez, yo, sin ser vidente ni científico ni sacerdote ni profeta, casi le puedo garantizar que va a pasar lo mismo. 

Mire, cuando yo era niño, mi Elfo tenía un libro que se llamaba “La Gran Catástrofe de 1983”. Era 1982 cuando lo descubrí, tenía escasos seis años y gracias a este libro, me quedé chillando un par de noches y me volví un poco paranoico, sobre todo porque tenía partes que sinceramente daban miedo: “Advierten una extraña concentración de planetas que se produce cada 179 años, y cuyo próximo ciclo concluye en 1982. Creen que la combinación de influencias gravitacionales causará las mayores mareas conocidas, y enormes llamaradas solares, que ocasionarían corrientes de partículas sobrecargadas por encima de lo normal, que interrumpirían las comunicaciones, darían una iluminación fantasmagórica a nuestro globo, afectarían el clima, retardarían nuestra rotación y cambiarían por tanto la duración del día, de las horas y los minutos, quedando inservibles todos los relojes en existencia”. Lloré. Pensé que no era buena idea haber aprendido a leer. Claro que corrí a preguntarle a mi Elfo que qué era eso de “fantasmagórico”, “partículas” o “rotación”, además de ir llorando con la Elfa porque mi reloj de Mickey Mouse ya no iba a servir para nada.  Ellos trataron por todos los medios de calmarme y hacerme entender que el mundo no se iba a acabar; mi Elfo diligentemente tomó una pelota de beis y una lámpara para enseñarme el movimiento de rotación de la tierra, y después de un par de días de drama, olvidé (un poco) el asunto.

Pero siempre me quedé con la idea que el mundo se iba a acabar. Pasamos 1983, sin catástrofes solares. En 1985, con el temblor, sí pensé que hasta ahí llegábamos, pero no. En 1986 la peor catástrofe de que me acuerde fue el penal que falló Hugo en el Mundial, pero de ahí nada. Hasta que en todos lados empezaron a decir que los mayas sabían cuándo se iba a acabar el mundo. Claro que ya había salido de la universidad, y pensaba que estas teorías eran ridículas, pero, de vez en cuando, me asaltaba el recuerdo del chamaco que corrió chillando con sus papás porque el libro ese decía que los relojes se detendrían y todos nos íbamos a ir a vivir al Ecuador. Leí algunos artículos, todos me asustaron, pero jamás lo admitiré públicamente. 

Después de haber sobrevivido al horrible 2020, se han desempolvado teorías de todo tipo acerca del fin del mundo, el cual, por otro lado, es más viable que nunca, por todo lo que está pasando. Hemos vuelto a ver las Profecías de Nostradamus (un muchacho francés muy mariguano que vivió hace 500 años), las cuales supuestamente anunciaron la pandemia que estamos viviendo, un temblor de gran magnitud y algo así como la llegada del anticristo (que si nos ponemos sospechosistas, podría ser cualquier bebé gestado en plena pandemia). Otra de las teorías que están sonando fuerte es que un rabino llamado Matityahu Glazerson descubrió un código “secreto” escondido en el Antiguo Testamento, en el que, según este rabino, volverá el Mesías para quemar a todos los enemigos de Israel. 

La verdad, es que de todas, las predicciones que más miedo me dan son las de los mayas. Siempre he pensado que esos muchachos esconden conocimientos indecibles y misteriosos (digo, a ellos se les ocurrió el cero). Uno los ve chaparritos, con esa mirada de maestros del Kung Fu, y no puede evitar sentir miedo. Pensando muy mal, amable lector, nadie me quita de la cabeza que esta nueva amenaza del fin del mundo, es la venganza de los mayas por un mundo sin Armando Manzanero. Para serle sincero, no los culpo. Nos leemos el lunes.

Sígame en tuiter: @albantro 



¿Te ha parecido interesante la columna?

Comentarios

Comparte
La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.