Pletórico, engalanado, con vapores de parfum celebratorio, rebosante el salón de plenos de la sesenta y siete legislatura veracruzana.
La tribuna dominada por mujeres.
La voz más joven escuchada en las paredes acolchadas, que rebotó en las letras doradas de los hombres y mujeres ilustres que ha parido Veracruz, resonó en todo el estado como un canto sororo al esfuerzo cristalizado en éxito tempranero.
«Que ninguna niña tenga que pedir permiso para soñar en grande», dijo Ángela Elena Olazarán Laureano, con soltura, manejo del discurso, dueña del escenario a sus escasos 18 años, como recién graduada de Toastmasters International.
Quizá habría que sumarle al discurso de que ofreció Ángela Elena, durante su discurso de aceptación de la Medalla Estatal de la Mujer 2025, que tampoco ninguna niña deba pedir permiso para vivir.
Quizá no se atrevió a parafrasear a doña Virginia Woolf quien escribió que «no se puede encontrar la paz evitando la vida», porque su vida apenas pespuntea la frontera inicial de la ciudadanía, con los derechos y obligaciones que esto conlleva en este país, fuera de Papantla, su cuna existencial y cosmogónica que la preparó para danzar en vuelo de manta y bordados multicolores, a los avatares del mundo.
Las mujeres empoderadas, referentes obligadas en la visión de Ángela Elena Olazarán Laureano, sonrientes, dueñas del escenario, crisol y ombligo de los tres poderes que enmarcaron en sus tareas públicas la entrega de la Medalla Estatal de la Mujer 2025 a esta jovencita papanteca galardonada con el Global Student Prize 2024 como la mejor estudiante del mundo, le aplaudieron profusamente.
Y es Ángela se ganó a pulso el reconocimiento de la Medalla Estatal de la Mujer 2025, que le entregó en sesión llena de simbolismos femeninos, la primera mujer gobernadora, la gobernante 85 del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, Norma Rocío Nahle García.
Ángela, zorzal totonaco, danzó su ceremonia ritual por encima de 11 mil candidaturas de 176 diferentes países, antes de ser premiada como la mejor estudiante del mundo, en sesión de la Asamblea General de la ONU, celebrada en Nueva York el año pasado, gracias a su proyecto Ixtlilton, una deidad azteca de la medicina y la curación. Su nombre proviene del náhuatl y significa «tinta en la cara».
El Ixtlilton es un asistente médico virtual impulsado por inteligencia artificial que actualmente puede diagnosticar 21 enfermedades basándose en una serie de preguntas.
«Cómo no sentirnos orgullosas y orgullosos de Ángela, de su origen, de su capacidad, de su intelecto», dijo en su mensaje la gobernadora Nahle tras hacer un recuento de los más importantes proyectos, logros, aportaciones a la ciencia, la tecnología y a la salud y su gran impacto social, de esta jovencita que votará –suponemos- por vez primera en la elección municipal del domingo 1 de junio próximo.
Remató la gobernadora Nahle con su discurso sororo, «No hay que esperar toda una vida para reconocernos entre nosotros. Hoy reconocer a Ángela es una satisfacción, es una inspiración», dijo al felicitar al Congreso de Veracruz, a la LXVII Legislatura compuesta por 27 mujeres y 23 varones, por esta designación.
Testigos y protagonistas de este premio que «se entregará en el mes de marzo, en sesión solemne del Pleno, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer», la presidenta de la Mesa Directiva, Tanya Carola Viveros Cházaro, quien, atinadamente y en abono a la cultura cívica de las infancias veracruzanas que asisten a los 24 mil planteles del estado, no levantó el brazo derecho en puño cerrado en la entonación al himno nacional y la magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, Presidenta del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura.
Mujeres premiando a mujeres, en repetición gozosa del ¿qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres?, de Marcela Lagarde, en exaltación poética de esta frase referente al Día de la Mujer, pedazo de poema sobre el apoyo entre hermanas, amigas, amantes y compañeras.
En la otra cara del tiempo de mujeres, cruzando el río festivo, en el inframundo, en el lado oscuro de la violencia contra las mujeres, en el reverso de la moneda de éxito femenino festinado con vítores y aplausos en la sede del legislativo, están las historias insoslayables, inocultables, abominables e insultantes de la dignidad femenina que atenúan los aplausos de sororidad.
Hay un tiempo para bailar; pero también hay un tiempo de estar de luto, dice el Eclesiastés.
Hay un tiempo para reír y otro para llorar.
Hay un tiempo para buscar y otro para dejar de buscar.
Diríase en sabiduría popular que hay un tiempo para lanzar cuetes al cielo; y otro, para recoger las varas.
Luego de 23 días, tras salir de su residencia, ubicada en el fraccionamiento La Rioja, ubicado en la riviera veracruzana, en Alvarado, a realizar una caminata por los senderos, la médica veterinaria Angélica Virgen Camacho y su hija, estudiante de Biología, Esthefanía Ferrari Virgen, fueron privadas de la libertad por hombres armados el martes 11 de febrero.
Se les buscó con la esperanza de hallarlas sanas y salvas. No fue así.
Los cuerpos de madre e hija fueron encontrados en la zona pesquera de El Bayo, una comunidad costera de Alvarado, a escasos kilómetros de donde fueron privadas de la libertad.
Según las indagatorias de la triada investigadora de la Fiscalía General del Estado, en el operativo fue detenida una persona, presuntamente involucrada en el doble feminicidio.
«Derivado de labores de investigación de gabinete y campo, tras el reporte de la no localización de las víctimas A.V.C. y E.F.V., se informa que hay una persona detenida presuntamente relacionada con el secuestro agravado de las víctimas», se informó.
La inferencia legal en la redacción del comunicado es que hubo una exigencia económica a la familia de las mujeres como contraprestación para otorgar la liberación de las víctimas.
«Aquí en Veracruz, a las mujeres se les respeta, y aquí va a haber justicia por lo que le hicieron a la señora Angélica, a su hija y a cualquier mujer», advirtió la gobernadora.
El jueves 30 de enero de este 2025, Fernando De la Cruz, familiar de Viridiana Durán de la Cruz, una joven estilista que desapareció en la víspera de su cumpleaños número 24 en la cabecera municipal de Altotonga, posteó en su perfil de Facebook: «Un año sin Viri, un año buscándola. Hoy se cumple un año desde la desaparición de Viri. Fueron 365 días de incertidumbre, de preguntas sin respuesta, de esperarla en casa. Su familia y seres queridos no han dejado de buscarla, pero necesitamos de su ayuda».
Guadalupe Córdova, amiga de Viridiana escribió: «Vuelta alto Viri. Me quedo con el grato recuerdo de haber podido coincidir en esta vida, con aquella última salida aquel 29 de diciembre del 2023».
El cuerpo inerte de Viridiana fue entregado a su familia el lunes 03 de marzo, un año después de desaparecer en el trayecto de su casa a la estética donde trabajaba; pero fue hasta este miércoles que se informó en redes sociales; se desconocen los detalles de su localización, y qué ocasionó la perdida de vida de la joven con edad de 24 años, quien despareció en la víspera de su cumpleaños.
Ya no pudo partir su pastel de chocolate, ya no pudo degustar su gelatina de mosaico con su familia, como era su deseo antes de desaparecer.
«No hemos llegado todas», dijo en tribuna la diputada local Montserrat Ortega Ruiz, legisladora de la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional al señalar que «a pesar de que hoy las mujeres ocupan más espacios laborales y de poder, la violencia en contra del género aumentó y Veracruz sigue ocupando los primeros lugares en muerte materna, desapariciones y feminicidios».
En las encendidas tribunas, tomadas en la arenga por el poder femenino, en la víspera del 8 de marzo, día de reivindicación de los derechos de las mujeres, la joven diputada morenista Naomi Edith Gómez Santos propuso actualizar el Código Penal del Estado de Veracruz con el fin de «eliminar vacíos legales que permiten el encubrimiento de personas responsables de delitos graves, como el feminicidio, al amparo de lazos de parentesco o relaciones personales».
Que las 27 mujeres legisladoras alcen la voz; que más bien redacten leyes para proteger el bien máximo que deben tutelar las leyes penales: la vida.
Cuando se trata de la integridad física de las mujeres, los colores partidistas están demás, cuando se trata de la sororidad, solo debe haber una defensa contra los agresores.
Que el trabajo femenino en los tres poderes logre revertir la suerte para que la cara oscura de la violencia contra las mujeres no caiga arriba, de cara al sol de la ignominia.
¡Ni una menos!, escucharemos en vigoroso coro en las horas por transcurrir.
Que así sea.
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