El filósofo español Fernando Savater sostiene una tesis respecto a la narrativa, al manejo del discurso como arma para dominar, conquistar, convencer e imponer una visión a modo de la realidad circundante.
El hombre, desde que decidió ayuntarse con sus pares, descubrió el poder del discurso.
Lo usó en pinturas rupestres para demostrarle a otros conglomerados humanos, tribus, aldeas y pueblos, que su grupo había logrado perfeccionar la práctica, método o procedimiento para dominar el fuego.
Domar el fuego; pero más aún, publicitar el hecho, es una ostentación de predominio hacia los demás.
Esa fue quizá, la primera demostración político en una colectividad.
A partir de la organización de las sociedades, la historia ha registrado a conquistadores, exploradores, monarcas, dictadores, líderes políticos, científicos, artistas, guías religiosos y demás personajes o pueblos que han impuesto su narrativa sobre los demás.
Quien impone su narrativa, impone condiciones.
La información también es un vehículo de propaganda, la noticia, mientras más próxima, afecta o impacta con más intensidad a un colectivo social.
El martes inició la vacunación para un universo de 60 mil adultos mayores en el Puerto de Veracruz. La noticia de la apertura de 16 módulos de vacunación con el reactivo de Pfizer, difundida por los medios de comunicación masiva; pero sobre todo por el mecanismo propagandístico del perifoneo, causó un impacto impresionante en la sique de la población, que reaccionó con una movilidad efervescente, en tropel festivo, después de un año de encierro, miedo e incertidumbre, hacia los módulos de vacunación.
La agenda mediática la impuso la 4T a través del delegado federal de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Roberto Ramos Alor, titular de la Secretaría de Salud en el estado de Veracruz.
Fue tan brutal la imposición de la narrativa basamentada en la salud pública, que mujeres y hombres con más de 60 años pernoctaron desde el lunes para asegurar un pinchazo de esperanza para prolongar la vida unos años más.
Seguramente los adultos mayores no saben que hace un delegado de Bienestar, ni le interesa la cadena de frío “que encontramos en hieleritas de unicel de Oxxo”, según refirió el doctor Ramos Alor en estocada certera al bienio del yunato; pero sí tienen el chip que repiten a hijos y nietos, que la vacuna la envió Andrés Manuel López Obrador.
La vacunación durará diez días, una eternidad para el bunker panista que pretende extender el predominio de la familia Yunes por cuatro años más.
Quizá por eso Manuel Huerta Ladrón de Guevara, viejo zorro de la política contestaria, argumentó que “alguien” maquinó la propagación de infodemia respecto a que las vacunas se acabarían pronto y que los lugares reservados para los adultos mayores fueron, “misteriosamente” ocupados por grupos de personas ajenas al universo de votación y la demarcación territorial.
En su larguísima conferencia de prensa de este miércoles, el gobernador Cuitláhuac García compró la especie respecto a que la suegra del alcalde panista Fernando Yunes Márquez, María Elena Díaz Vega, quien, supuestamente, habría movido influencias para vacunarse antes que los demás.
En desafortunada diatriba ideológica, de la que no abundaremos por respeto a la señora, en esta semana de lucha femenina, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el alcalde panista Fernando Yunes Márquez se enfrascaron en jaloneo discursivo que se degradó hasta el insulto de parte del inquilino de palacio municipal del Puerto de Veracruz.
Más allá de los daños colaterales, el tema de la vacunación cayó, obligadamente, en el terreno político-electoral.
Serán semanas aciagas para el panismo porteño, sacudido hasta en los débiles cimientos por una cruzada de vacunación que los tiene contra los muros de San Juan de Ulúa, de espaldas a la piedra múcara, a merced del pelotón de fusilamiento que les disparará 60 mil balas de Pfizer por espacio de diez días.
Y ya entrados en gastos, la aritmética es simple: una base social, un mercado electoral de 60 mil votos, más uno más por familia que lleve a un abuelito o abuelita a vacunar, son 120 mil votos, holgada cosecha para llevarse la presidencia municipal de Veracruz.
Morena tiene un escenario, basado en el discurso sanitario, suficiente para desterrar al PAN el domingo 6 de junio.
Los escenarios cambiarán en las semanas venideras.
Quien tiene el discurso, impone narrativa, establece la agenda pública.