Veracruz es un Estado de grandes características en el rubro que se analice, y la educación juega un papel de común denominador en todos, ya que tener población capacitad impacta significativamente en la calidad de vida no solo de quien la tiene, sino de quienes lo rodean.
La tasa de alfabetización está estrechamente relacionada con el ingreso familiar, de acuerdo con datos de CONEVALl y estudios del banco mundial, las familias con ingresos superiores a dos salarios mínimos ($496.6 pesos) muestran una tasa de alfabetización del 98%, mientras que, en familias con ingresos por debajo del salario mínimo diario, la tasa de alfabetización cae al 85%. Este contraste evidencia cómo la desigualdad en el ingreso influye directamente en el nivel de alfabetización, afectando el acceso a la educación básica, volviéndose en un círculo vicioso.
A nivel nacional, la tasa de alfabetización promedio es del 95.5%. En comparación, Veracruz, con su tasa promedio del 91%, esto debido principalmente a que el Estado, cuenta con una orografía y distribución poblacional muy amplia y compleja, y muchas veces satisfacer los servicios de educación se vuelve muy complejo para el Estado, sin embargo, las políticas ad hoc a estas circunstancias han permitido la disminución de esa brecha Esta diferencia se agrava en las áreas rurales del estado, donde las tasas de alfabetización pueden ser tan bajas como 75%, significativamente por debajo del promedio nacional rural del 85%.
En los últimos 20 años, Veracruz ha experimentado un crecimiento en los años promedio de escolaridad. En el año 2000, la escolaridad promedio era de 6.5 años. Para el 2020, esta cifra aumentó a 8.7 años. Sin embargo, aún nos encontramos por debajo del promedio nacional, que en 2020 se situó en 9.7 años. Este crecimiento, esto en cierta medida explica por qué el nivel salarial en Veracruz es mas bajo que en Estados donde los grados de escolaridad son mayores a los de Veracruz.
El nivel de ingreso es determinante en el éxito escolar, los estudiantes de familias con ingresos superiores al salario mínimo tienen una tasa de finalización de educación secundaria del 80%, comparado con solo el 60% en familias con ingresos menores al salario mínimo. En cuanto a la educación superior, el acceso es notablemente desigual, en el Estado solo el 25% de los jóvenes de familias con ingresos bajos logran acceder a la universidad, en contraste con el 50% de aquellos provenientes de familias con ingresos medios (dos salarios mínimos). A nivel nacional, estas cifras son del 30% y 55%, respectivamente. Esto refleja una tendencia nacional donde el ingreso sigue siendo un fuerte predictor del éxito educativo.
Si bien el avance ha sido notorio y positivo, aún quedan algunos aspectos por mejorar, ya que e tema de la educación no solo tiene un impacto en la economía, sino también en el aspecto social y cultural de la población, se estima que, por cada aumento de dos años en la escolaridad de la población, el PIB puede crecer hasta un 3%, lo que genera un efecto en positivo no solo en la economía, sino también en el ámbito de las personas.
El reto de conseguir esta meta siempre será grande, pero el efecto en conseguirlo será aún mayor, más allá de lo económico, sino en lo social, por qué la educación cambia no solo la vida de quien aprende, sino de todos los que lo rodea.