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Edgar Sandoval Pérez

Apuntes Económicos

¿Y si Veracruz ya tuviera lo necesario para crecer?

14/07/2025 11:56 a.m.

Mientras buena parte de la discusión nacional sobre desarrollo económico se enfoca en el nearshoring del norte, las tensiones energéticas del sureste o las cifras récord de exportaciones del Bajío, Veracruz se mueve en silencio. Su economía no suele acaparar titulares, pero su estructura productiva está mucho más cerca del crecimiento sostenido de lo que indican los análisis superficiales.

El estado combina una geografía privilegiada, acceso al Golfo de México, vocación agroindustrial, potencia logística, diversidad energética y un capital humano en formación constante. No es una entidad dependiente de un solo sector, ni un estado rezagado sin opciones. De hecho, tiene algo que muchos otros envidiarían: la posibilidad de diversificar su crecimiento sin necesidad de reconvertir desde cero.

El campo veracruzano, por ejemplo, no solo alimenta a millones: genera excedentes exportables. De acuerdo con cifras recientes del SIAP, en 2024 Veracruz produjo más de 3 millones de toneladas de caña de azúcar y lideró la producción nacional de piña y cítricos. Pero ese volumen no se traduce automáticamente en desarrollo. El paso pendiente es industrializar. El jugo se sigue exprimiendo fuera del estado. El café, tostado en otros lados. El valor agregado se va. La oportunidad está en instalar agroindustrias cerca del origen, en crear rutas logísticas que no sólo exporten materia prima, sino producto terminado. Eso es lo que multiplica empleos y mejora ingresos.

Al hablar de energía, el discurso nacional suele irse hacia Campeche o Tabasco, pero Veracruz mantiene un peso específico propio. Las refinerías de Minatitlán y los centros de procesamiento de gas siguen operando, pero el foco se mueve hacia lo renovable. Ya hay parques eólicos en operación, y proyectos solares en fase de prueba en regiones serranas y costeras. Si se acelera la inversión privada, se capacita a técnicos locales y se agilizan los permisos, Veracruz podría posicionarse como el nodo energético híbrido más importante del país: petróleo para hoy, renovables para mañana.

El nearshoring abre otra posibilidad estratégica. Empresas extranjeras que antes manufacturaban en Asia ahora buscan estar cerca de Estados Unidos, y México encabeza esa lista. Veracruz tiene puerto, tiene carretera y tiene gente, pero aún le falta infraestructura tecnológica, certeza regulatoria y parques industriales competitivos. Si se consolidan corredores logísticos que unan el puerto con centros manufactureros del centro-sur, el estado podría atraer inversiones clave que ahora están aterrizando en Nuevo León o Querétaro.

En ese ecosistema industrial, el puerto de Veracruz juega un papel fundamental. Con más de 40 millones de toneladas movilizadas al año, según datos de ASIPONA, su ampliación lo coloca como uno de los tres más importantes de América Latina. El reto es convertir ese flujo en desarrollo local. No se trata solo de que lleguen y salgan productos, sino de que el tránsito genere empleo, que la logística impulse industrias locales, y que el comercio exterior no se limite a cifras, sino a beneficios tangibles para las regiones cercanas.

Turismo es otro de los motores no del todo explotados. En 2024, Veracruz atrajo a más de 8.4 millones de visitantes, con una derrama económica superior a los 8,200 millones de pesos, de acuerdo con la SECTUR estatal. Pero la mayor parte de los ingresos se concentra en tres ciudades. Los pueblos mágicos, zonas arqueológicas, reservas naturales y rutas culturales permanecen en segundo plano. Desarrollar productos turísticos regionales, profesionalizar a los prestadores de servicios y conectar rutas con vuelos y trenes puede elevar el gasto promedio por visitante y prolongar su estancia.

Finalmente, hay un impulso silencioso desde la tecnología. Universidades públicas, centros de investigación y startups locales están incursionando en energías limpias, biotecnología y aplicaciones educativas. No se trata aún de un Silicon Valley tropical, pero sí de un ecosistema incipiente con señales prometedoras. Si se fortalecen los vínculos entre academia y empresa, se habilitan espacios de coworking y se promueve el financiamiento temprano, podrían surgir soluciones locales con potencial nacional.

La narrativa de estancamiento que arrastra Veracruz desde hace años ya no se sostiene con los datos. Lo que falta no es potencial, sino integración. Varios motores están en marcha, pero aún no operan en sincronía. Activar ese engranaje no requiere discursos ni slogans, sino decisiones estratégicas, visión regional y voluntad coordinada. El estado ya tiene casi todo para crecer. Ahora necesita decidir cómo quiere hacerlo.


@EdgarSandovalP

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