El jueves pasado se anunció una inversión de 800 millones de pesos por parte de Bayer para su planta farmacéutica en Orizaba, de los cuales 600 millones se destinarán a equipamiento y modernización tecnológica. De acuerdo con la información oficial, esta inversión contempla la generación de empleos directos e indirectos, así como un incremento en la actividad económica regional.
En 2024, la inversión extranjera directa (IED) en Veracruz ascendió a 420 millones de dólares, cifra compuesta principalmente por reinversión de utilidades y cuentas entre compañías, mientras que el monto de nuevas inversiones alcanzó 6.6 millones de dólares, según datos de la Secretaría de Economía.
Entre los proyectos de mayor impacto, destaca el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que incluye desarrollos en puertos y parques industriales en Coatzacoalcos, Jáltipan, Texistepec y San Juan Evangelista. De acuerdo con estimaciones oficiales, el plan contempla inversiones públicas y privadas cercanas a 4 600 millones de pesos, con obras orientadas a logística, transporte e infraestructura industrial.
En el sector energético, se ha informado sobre la posible participación conjunta de empresas privadas y Petróleos Mexicanos en el campo de gas natural Ixachi, ubicado en Veracruz. Este proyecto, en caso de concretarse, se sumaría a la lista de inversiones estratégicas en el estado.
Estos anuncios forman parte de una tendencia reciente que combina proyectos de origen nacional y extranjero. Las autoridades estatales y federales han señalado que el objetivo es diversificar las actividades productivas, fortalecer cadenas de suministro y consolidar infraestructura.
Un aumento sostenido en las inversiones puede tener efectos en la recaudación de recursos propios, principalmente por el crecimiento en la base de contribuyentes y el mayor dinamismo en impuestos sobre nómina, predial y derechos. De forma paralela, un mayor nivel de actividad económica y formalización laboral incrementa el monto de las participaciones y aportaciones federales, ya que estas transferencias se calculan, en parte, con base en la recaudación y el desempeño económico estatal.
En el caso de la inversión de Bayer, el impacto económico esperado se vincula no solo con la actividad directa de la planta, sino también con la demanda de servicios y suministros locales. La generación de empleos directos e indirectos derivados de este tipo de proyectos puede fortalecer la confianza de inversionistas adicionales, al evidenciar estabilidad laboral, disponibilidad de capital humano y un ecosistema empresarial en crecimiento.
De manera complementaria, el Corredor Interoceánico busca integrar cadenas productivas entre el Golfo de México y el Pacífico, con el fin de ampliar las oportunidades de comercio exterior y manufactura. Este tipo de iniciativas, sin embargo, requieren atención a aspectos ambientales, asegurando que los proyectos cumplan con regulaciones de impacto ecológico y planes de mitigación. Asimismo, es fundamental que el destino de la inversión esté alineado con objetivos de largo plazo, para evitar escenarios de “peso muerto” o neutralidad económica, en los que el gasto no genere beneficios sostenibles.
Si bien las cifras de reinversión muestran la permanencia de capital ya instalado, el monto relativamente bajo en nuevas inversiones indica un espacio para desarrollar estrategias adicionales de atracción. Expertos en desarrollo económico señalan que factores como infraestructura, disponibilidad de mano de obra capacitada, incentivos fiscales y condiciones regulatorias influyen de forma directa en la decisión de las empresas para establecerse en una región.
El conjunto de estos proyectos refleja una dinámica de inversión que, de mantenerse y ampliarse, podría modificar la estructura productiva de varias regiones del estado. La medición de su impacto requerirá un seguimiento de indicadores como generación de empleo, crecimiento del producto interno bruto estatal, desarrollo de proveedores locales y niveles de exportación.
@EdgarSandovalP
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