​“La narrativa oficial suele enfocarse en vías, puertos, parques industriales y anuncios de inversión. Pero el verdadero motor del crecimiento contemporáneo no el hierro o el acero, sino la IA”

Veracruz está entrando a una etapa decisiva: o forma el talento que requiere la nueva economía tecnológica o verá pasar —de largo— la mayor oportunidad de desarrollo en décadas. La discusión no es filosófica ni futurista; es profundamente económica. El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) y los Polos de Desarrollo (PODEBI) no funcionarán por el simple hecho de existir. Funcionarán únicamente si Veracruz es capaz de operar esa infraestructura con inteligencia artificial, datos, automatización y ciberseguridad del más alto nivel. Y hoy, eso no está garantizado.

La narrativa oficial suele enfocarse en vías, puertos, parques industriales y anuncios de inversión. Pero el verdadero motor del crecimiento contemporáneo no el hierro o el acero: es el conocimiento. Como señala el análisis base, la IA puede añadir hasta un punto porcentual adicional al crecimiento anual del PIBE de Veracruz hacia la década de 2030–2040, un salto que cualquier economista reconoce como extraordinario para una economía estatal madura. Pero también advierte que esa ganancia depende críticamente de formar ingenieros, técnicos, científicos de datos y especialistas en ciberseguridad industrial a una velocidad que hoy no estamos viendo.

Aquí está el dilema central: Veracruz construye infraestructura del siglo XXI, pero sigue formando perfiles laborales del siglo XX.

Las universidades enseñan programación, sí; pero no con la escala, profundidad ni orientación productiva que exige un corredor logístico multimodal de este tamaño. El CIIT no dependerá de operadores tradicionales, sino de modelos predictivos de demanda, algoritmos que definan rutas ferroviarias, sensores que optimicen inventarios y sistemas que detecten ataques cibernéticos en tiempo real. Sin ese capital humano, la infraestructura será moderna, pero su productividad será limitada.

Otros países ya demostraron cómo debe hacerse. Singapur, uno de los hubs logísticos más sofisticados del planeta, construyó su fortaleza tecnológica sobre un modelo de formación dual: ingenieros trabajando directamente con empresas, programas de IA con orientación aplicada y un ecosistema público-privado que acelera la adopción tecnológica. Esto no ocurrió por inercia; ocurrió por diseño.

La OCDE coincide: los países que articulan políticas integrales de habilidades digitales capturan mayores ganancias en productividad y, al mismo tiempo, reducen desigualdades. La IA, lejos de desplazar empleo automáticamente, redefine el tipo de empleos disponibles. Y ahí es donde Veracruz debe reaccionar.

El documento base subraya que el área de influencia del CIIT tiene más de 250 universidades públicas y privadas. Es decir, no partimos de cero. Lo que falta no es infraestructura educativa, sino estrategia. No basta con tener carreras de ingeniería dispersas; se requiere un rediseño completo de la oferta educativa.

Las carreras imprescindibles están claras:

• Ciencia de Datos e IA aplicada a logística.

• Ingeniería de Software, Robótica y Sistemas Ciberfísicos.

• Ciberseguridad industrial para infraestructura crítica.

• Logística avanzada con analítica aplicada.

• Perfiles híbridos en derecho digital, economía de la IA y política tecnológica.

• Técnicos especializados para mantenimiento y automatización.

Si Veracruz ajusta su modelo educativo entre 2025 y 2030, el efecto sería profundo. Según estimaciones citadas de la OCDE y la OMC, la IA puede elevar la productividad global entre 12 % y 13 % y aumentar el valor del comercio en más de 34 %. Aplicado al contexto veracruzano, esto permitiría que un crecimiento de 2.5 % anual —como en 2023— pudiera escalar a tasas que oscilarían entre a 4.5 y 7 %. En el largo plazo, esto implica un PIBE hasta 40 % mayor hacia 2045 respecto a un escenario inercial.

Pero también está el riesgo contrario: que el CIIT se convierta en una gran obra subutilizada, como tantos proyectos logísticos en América Latina, por carecer del capital humano adecuado. No es la infraestructura la que transforma la economía; es la capacidad de operarla con inteligencia.

La decisión está sobre la mesa. Veracruz puede esperar a que la demanda de talento lo rebase —y pagar el costo del retraso—, o puede anticiparse y construir desde hoy la generación que hará competitivo al estado en la nueva economía global. Lo que está en juego no es solo el CIIT: es el futuro económico de toda una región.

@EdgarSandovalP

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