La disrupción tecnológica nos ha permitido avanzar a un ritmo muchísimo más acelerado en los recientes 50 años, que, en los últimos 2,000 años, y esto está asociado principalmente a la generación de conocimiento acumulado, lo cual permite que se den ciertos desplazamientos sociales, culturales y económicos.
Si bien los tres son integrales y variables por asociación, tenemos avances tecnológicos implicados en el desplazamiento de las antiguas tecnologías; por ejemplo, la introducción del “streaming” desplazo a los CD, cuando los CD, habían desplazado a los cassettes y estos a su vez a los vinilos y así podríamos seguir hasta llegar a solamente escuchar un “en vivo”.
Hoy las disrupciones tecnológicas nos llevan a la generación de fintech (servicios financieros tecnológicos) proptech (servicios inmobiliarios tecnológicos), es decir, a la generación de logística tecnológica, siendo estas las empresas startup.
Hoy, dentro de esta categoría encontramos una especie de empresas llamadas unicornio (término originado en Silicon Valley por la inversionista de riesgo Aileen Lee, la cual escogió al ser mitológico, exponiendo la rareza de una startup que llega a ese nivel). Para lograr esta categoría, se debe superar el umbral de mil millones de dólares de valor sin tener presencia en bolsa.
Los unicornios, en el imaginario mítico, son raros de ver y en México mucho más; sin embargo, tenemos buenos casos mexicanos, tales como Kavak, que en octubre de 2020 (cuatro años después de su fundación), cerró su tercera ronda de financiamiento, alcanzando una valuación de 1,150 millones de dólares. Además, contamos con Bitso, Clip, Konfío, y en una sola semana de diciembre del año pasado aparecieron otros tres unicornios: JOKR, Clara e Incode y Merama que es el unicornio más reciente en el país.
En tan solo tres años, pasamos de 0 a 8 unicornios, posicionando a México como un país líder en la disrupción tecnológica y económica a nivel Latinoamérica, lo cual es indicio de dos cosas: el talento mexicano y la fortaleza financiera del país, donde empresas como Softbank, Advent International, Coinbase, SVCI, DN Capital, 3L Capital, entre otras muchas más, participan financiando los proyectos de diversos emprendedores.
Al finalizar el 2021 se anunció que en el país tenemos aproximadamente 30 startups con potencial de convertirse en unicornio, teniendo la mayoría la estructura de empresa fintech. Hasta el año pasado, hubo un nivel de fondeo que llegó a 3,000 millones de dólares, cuando hace una década eran sólo 150 millones.
Pero, ¿por qué son tan exitosas estas empresas? La respuesta nos lleva a los factores culturales que radican en dos vertientes; la primera nos lleva a una alta vinculación tecnológica que tenemos, donde estamos a una distancia de nuestro celular para conseguir lo que pretendamos, y la segunda, la simplificación de los procesos. Anteriormente comprar un coche usado implicaba mucho tiempo, además de correr peligro, y riesgo de ser estafado, hoy kavak te lo entrega en un día con todas las garantías y a crédito, lo mismo sucede en inmuebles con tuhabi, o hasta en alimentos como Ubereats, Rappi o DiDi food.
A pesar de haber crecimiento en el número de estas empresas, sigue siendo un reto el incentivar a los jóvenes (y a los no tan jóvenes) a participar, ser innovadores y disruptores para que sus ideas sean catalizadoras en todos los sectores e impulsar el crecimiento y bienestar no solo del país, sino del mundo.
La transformación digital implica mover los procesos de aprendizaje de manera que el nuevo talento conozca las necesidades de las industrias y esté listo para entrar a ellas, lo que se traduce en los esquemas de formación académica, donde muchas veces tener “formaciones largas” y pausadas no permiten estar o ser competitivo, por lo cual la generación de talento debe ser rápida, especializada y continua.