La autosuficiencia energética, al menos en el tema de las gasolinas, es una asignatura histórica para México, siendo un tema meramente enfocado en la variable “petróleo”. Este no es un problema menor, ya que nuestro país es un gran productor de crudo y se esperaría tuviéramos gasolinas baratas sin tener que recurrir a la necesidad de importar gran parte del combustible que consumimos, pero ¿a qué se debe que importemos la gasolina y no la refinemos para al menos, satisfacer nuestra demanda interna? Bueno, básicamente se debe a un punto central, la mezcla mexicana de petróleo, lo que nos lleva al costo-beneficio y el costo de oportunidad.
Actualmente en México se procesan 750,000 barriles de petróleo diarios en sus 6 complejos, pero, se estima la necesidad del procesamiento en 1.3 millones de barriles diarios, lo que hace una diferencia de 550,000 barriles; sin embargo, sólo se importan 320,000 barriles para satisfacer la demanda total, ¿a qué se debe esto? Básicamente a que el petróleo que se extrae en el país, es decir, nuestras mezclas, no son las mejores para la obtención de gasolina.
México tiene tres mezclas: la Olmeca, que es extra ligera, por lo cual es fácil de refinar y se utiliza para hacer lubricantes. La Istmo, caracterizada por ser un crudo ligero, bueno para la elaboración de gasolinas y destilados y por último, la Maya, que es más pesada y sumamente difícil de refinar ya que contiene una gran cantidad de azufre. Ahora, el destino que se le dará a cada mezcla estará en función de su porcentaje de extracción, y hoy en día tenemos que el 54% corresponde a la Maya, el 33% a la Istmo y el 12% a la Olmeca.
Con las cifras anteriores se puede ver que el procesamiento de las gasolinas se vuelve un poco complejo dado que la mezcla Istmo sólo representa el 33% y para completar lo demás se vuelve necesario importar gasolina extranjera, ya que refinar la Maya sería sumamente caro y es económicamente más viable el importarlo, además que la Maya por su consistencia se utiliza para la generación de energía eléctrica lo que nos llevaría a otro punto medular.
El pasado 1 de julio se inauguró la refinería de Dos Bocas, la cual tiene estimado refinar 340,000 barriles de petróleo. Cabe mencionar que la planta tendrá un abastecimiento diario de poco más de un millón de barriles diarios, ya que capta todo lo que viene de Tabasco y Campeche.
Sin duda, estos números cambiarán la dinámica actual, ya que de entrada el gobierno tiene estimado iniciar operaciones en el 2023, por lo cual, se empezará a reducir los 320,000 barriles diarios de manera paulatina y se utilizará un aumento en los niveles de producción de cada planta (que actualmente se ubican entre un 30 y 35% de su capacidad productiva), proyectando que durante el próximo año se pueda elevar la producción entre un 5 y 10%. Para los siguientes años se pretende llegar a niveles entre el 50 y 70% del total de su capacidad (al menos en sus refinerías de Tula y de Cadereyta).
La autosuficiencia en gasolinas es muy posible, tomando en consideración la integración de la producción de Dos Bocas, y en ciertas circunstancias podría convertir a México en un país exportador del combustible; sin embargo, esto no sería en el corto plazo, al menos no en un plazo menor a 5 años; lograrlo dependerá de la mezcla que se extraiga.