La revolución del neolítico es probablemente el punto de inflexión más importante del ser humano, pudiendo pasar de nómadas a sedentarios, de esta fase sigue el comercio, el intercambio de bienes y servicios en pro de la mejora en condiciones de vida de los involucrados fortaleciendo una sociedad sedentaria.
Posterior al evento de intercambio (en el escenario de que ya pasaron varios siglos y tenemos un medio de intercambio directo que hoy seguimos llamando dinero), habia momentos donde quedaban excedentes, tanto de producción como en dinero, el cual se iba acumulando y se empezo a prestar a quienes necesitaban para la producción, siendo este el origen de la actividad bancaria. Hoy, esa actividad ha cambiado, la revolución tecnológica formó a las fintech.
Las Fintech o tecnología financiera por su terminología en ingles, son empresas que usan la tecnología para brindar servicios financieros de manera practica tanto para el consumidor individual como en servicios para empresas (especialmente las startup) dada su digitabilidad, buscando mejorar el acceso a dichos sin tener que acudir a una banca tradicional y promoviendo la inclusión y descentralización financiera.
Dado el rapido crecimiento del sector, no habia en el mundo un marco regulatorio en el mundo para hacer frente a la sinergia que los conducia, sin embargo, en México se tuvo una rapida respuesta con la promulgación de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (“LRITF”) o también mal llamada “Ley Fintech”, Teniendo como objetivo regular a las entidades que prestan servicios financieros por medios tecnológicos, la cual específicamente regula la organización y operación de las instituciones de financiamiento colectivo (crowdfunding) e instituciones de fondos de pago electrónico (wallets), entre otras figuras como los “activos virtuales” o los “modelos novedosos”.
El origen de esta Ley se basó en la disrupción de la formación de México como potencia fintech, pero en poco más de tres años, sólo 24 empresas han recibido la autorización de operación en el país y se tiene en proceso aproximadamente 127 solicitudes, sin embargo, de acuerdo a Fintech Radar 2021 de Finnovista, se estima que en el país hay más de 512 empresas de este rubro, con un crecimiento anual de 16% en relación con 2020, posicionando a México en el segundo lugar de América Latina, sólo por debajo de Brasil.
El crecimiento de este sector en el país se ha conjugado con una captación de inversión relevante, ya que en 2021, de acuerdo a datos del reporte Fintech in Latin America. The State of the Ecosystem de Latam Fintech Hub, se han invertido más de 1,072 millones de dólares, lo que representa al menos 14% del total del capital de riesgo en América Latina.
Ante esto, nos surge el cuestionamiento, ¿Los bancos quieren competir con las fintech?
La interrogante cobra relevancia por dos aspectos, el primero que en México nos encontramos lejos de tener una buena inclusión financiera, donde aproximadamente el 64% de la población tiene algun instrumento financiero, y el segundo es que las instituciones financieras tradicionales están enfocadas en diseñar y ofertar productos para un segmentos “garantía” del mercado, es decir, personas con un nivel de ingresos de medio a alto y empleos con salarios fijos.
Con lo cual podemos deducir que las fintech no son antibancos, simplemente están ocupando un vacío que no había sido capitalizado por las instituciones tradicionales.
Actualmente hay alrededor de 74 millones usuarios fintech en México, la mayor parte de ellos en el segmento de pagos digitales, sin embargo, se muestra una cantidad creciente en otros segmentos como préstamos y finanzas personales.
Las fintech mexicanas más importantes actualmente son Frubana, Nowports, Fondeadora y Belvo, las cuales fueron listadas junto a otras empresas como Airbnb y Drip Capital, en el Top Companies 2022 realizado por Y Combinator, fondo que financia proyectos en su etapa inicial a cambio de participaciones.