​En lo que va del sexenio de López Obrador, ha quedado claro que él y su Cuarta Transformación carecen de perspectiva de género no solo en los discursos, sino también en sus acciones, políticas públicas y criterios. Esta última semana, pudimos notar que, además de eso, se carece de nociones teóricas básicas para operar desde el gobierno y ser parte del funcionariado público.

Se ha hecho común que AMLO ocupe sus conferencias mañaneras para denostar a sus opositores o a quien no coincida con él, aunque se pertenezca a la academia, a la prensa o a la iniciativa privada y no al ámbito político.

El presidente se ha concentrado en denigrar a Xóchitl Gálvez, en virtud de que se ha posicionado como una de las favoritas del frente opositor con miras a las elecciones de 2024. López Obrador, desde la palestra gubernamental, se ha dedicado a exhibir los negocios de las empresas de Gálvez, así como a asegurar que es títere de un hombre neoliberal, entre otras cuestiones.

El titular del ejecutivo ha saltado porque el Tribunal Electoral determinó que cometió actos de violencia política de género contra Gálvez y desde su tribuna ha preguntado si lo que cometen contra él no es violencia política de género. 

A este llamado se ha sumado la doctora Beatriz Gutiérrez Müller y asegura que pregunta de forma seria si este tipo de violencia solo se sanciona en caso de que se ejerza de hombres a mujeres. No obstante, en la publicación en donde plantea tal interrogante, ella comparte la portada del “Protocolo para atención de la violencia política contra las mujeres en razón de género” del INE. He ahí una clave para entender el porqué de que tanto López como Gutiérrez tienen una percepción equivocada.

A esto se suma las declaraciones de Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), quien pidió a las mujeres que participan en política que “aguanten vara” y las llamó a “no victimizarse”. Ello, porque les solicitaba aprender a diferenciar lo que es violencia política de género y lo que es parte del propio debate político.

Más tarde, la funcionaria y la institución que dirige salieron a aclarar que sacaron de contexto las palabras de Gasman. Tal cual lo dijo, se entendía que les pedía a las mujeres que aguantaran los embates políticos sin importar de qué tipo sean porque es parte de estar en la política, lo cual, es algo que no deben hacer. 

Pese a lo anterior, si le damos el beneficio de la duda a la titular del Inmujeres, tal vez quiso decir que aprendiéramos a diferenciar entre lo que es violencia política de lo que es violencia política contra las mujeres en razón de género. Esto nos devuelve a reflexionar en torno al título del protocolo que Gutiérrez Müller compartió en Facebook.

Así, podemos tener la seguridad de que la doctora Beatriz no leyó dicho protocolo que, en su página 39, dice que “no toda violencia que se ejerce contra una mujer tiene como motivación una cuestión de género […] y lo mismo sucede con la violencia política: aunque sea dirigida contra una mujer en el contexto político, no necesariamente se hace en razón de género”.

Además, en este mismo protocolo se aclara, en su página 42, que pueden considerarse perpetradores o perpetradoras de este tipo de violencia los siguientes individuos o entes: 1) integrantes de partidos políticos, 2) aspirantes, precandidaturas, candidaturas, 3) el funcionariado público, 4) autoridades gubernamentales, 5) autoridades electorales, 6) representantes de medios de comunicación y 7) el propio estado y sus agentes.

Ahora bien, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), en su artículo 20 Bis, define a la violencia política contra las mujeres en razón de género como “toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres.”

Respondiendo a la duda de la doctora Gutiérrez Müller, se debe decir que no, la violencia política contra las mujeres en razón de género no solo se castiga cuando es de hombre a mujer, sino, en general, cualquier ente o persona puede considerarse como perpetrador de este tipo de violencia, de acuerdo con lo que dicta la LGAMVLV.

Aclarando la duda del presidente, no, lo que dice que hacen con él no es violencia política en razón de género porque, de entrada, estar en desacuerdo con él o criticar, de forma objetiva, su trabajo frente al gobierno no es violencia. Asimismo, debe considerar que no es lo mismo violencia política que violencia política contra las mujeres en razón de género. 

Que no se le pase al presidente que, para catalogar un acto como esto último, tendría que estar basado en elementos de género, es decir: 1) que se cometa por la condición de mujer, 2) cuando la violencia impacta de manera diferenciada en las mujeres o 3) se usen cuestiones basadas en estereotipos de género.