AMLO cumplió su advertencia, pues el pasado 5 de febrero, en el contexto del aniversario de la Constitución, presentó su paquete de 20 reformas, entre las que, al menos, 18 son de carácter constitucional y solo dos refieren a la modificación de leyes secundarias.
Después de que en el legislativo o en el poder judicial se detuvieron algunas de las reformas que había impulsado, el presidente las vuelve a incluir en este nuevo paquete, como, por ejemplo, lo referente a lo electoral o la militarización de la Guardia Nacional. Asimismo, agregó lo que ha estado deseando desde hace algún tiempo, como, por ejemplo, la eliminación de órganos autónomos y la elección de magistrados por voto popular.
Hay que destacar que, la misma oposición ha reconocido que algunas de las propuestas del titular del ejecutivo son procedentes y, por mucho, deseables, necesarias y urgentes. Tal es el caso de la determinación de que el salario mínimo no aumente por debajo de la inflación.
De entre las reformas que postula el presidente, se debe aclarar que hay tópicos que requieren ser discutidos y, podría decirse, que sería apropiado aprobarlos. Muestra de ello, la prohibición del maltrato a los animales, garantizar el derecho al trabajo, a la educación y a la atención médica gratuita, entre otros.
Pese a lo anterior, la cuestión de que todavía se busque reformar al final del sexenio nos puede demostrar que, o la transformación viene muy lento o que no se lograron grandes hitos. Sobre todo, porque de entre las promesas de AMLO de tener un sistema de salud como el de Dinamarca, pues de plano no llegó, ni llegará, no, al menos, este año.
Ahora bien, dentro del paquete también se contempla el tema del campo por medio del programa “Sembrando vida”, sin embargo, no hay que olvidar que, precisamente, este ha tenido irregularidades y que, de hecho, se ha denunciado en medios que los mismos hijos de Andrés Manuel han sido beneficiados de este.
En campaña, AMLO prometió sacar al ejército de las calles y criticó mucho la guerra establecida por Calderón contra el narco y, en especial, la participación del cuerpo castrense en ello. Ahora, él creó la Guardia Nacional (GN), en donde la mayoría de sus activos provienen del ejército.
En ese sentido, hay que destacar su insistencia de que, en lo oficial, la GN pase de ser una fuerza civil a una incorporada a la milicia mexicana, buscando la militarización total de la seguridad, así como lo ha ido haciendo con muchos otros rubros. Si antes atacaba al ejército, hoy López Obrador lo defiende.
Ya hemos reflexionado en torno a lo peligroso e inadecuado que sería concretar la eliminación de los organismos autónomos a los que el presidente llama onerosos, elitista, neoliberales y nidos de corrupción. Basta agregar que, una de sus principales críticas mencionadas con este paquete de reformas es que carecen de autonomía, claro, en la mente del presidente es mejor eliminarlos que asegurarla.
Otro de los principales temas que trae su paquete es garantizar que las y los trabajadores ganen su salario completo cuando sean pensionados. Sin embargo, especialistas han señalado que, aunque esto suena bien, no hay recursos en el país para asegurarlo, ni siquiera eliminando los organismos autónomos o por medio de la austeridad republicada en otros ámbitos.
AMLO ha afirmado que el gobierno también absorberá parte de este gasto, empero, ¿quién terminará haciéndose cargo? ¿Las empresas o la población económicamente activa? Ya sea por medio de la imposición de impuestos o, de plano, pagando la deuda que deberá adquirir el gobierno (más de la que ahora tiene).
De igual manera, el presidente propone eliminar las candidaturas plurinominales en las dos cámaras, lo cual, traería consigo la desaparición de la representación de las minorías en el poder legislativo. Asimismo, implicaría borrar, en gran parte, a la oposición y lograr perpetuar el control morenista en este poder que debería ser un contrapeso al ejecutivo.
Es cierto que la ocupación de las curules en las cámaras trae consigo la inversión de grandes cantidades de presupuesto que terminan pagando el pueblo mexicano, no obstante, la solución no es su eliminación, sino hacer que el poder legislativo sea eficiente y transparente. Es vital que la ciudadanía les exija a sus representantes el cumplimiento de su encomienda y, por supuesto, el establecimiento de medidas de contraloría ciudadana.
Finalmente, hay que puntualizar que, si bien quieren realizar unos foros para hablar al respecto de estas reformas, la realidad es que, el mismo Ignacio Mier lo ha dicho, son solo para informar. Cuando tendrían que ser mesas de debate con especialistas, academia, medios, ciudadanía y diversos grupos, esto es, que la comunicación no debería ser solo unidireccional.
Estamos en tiempos electorales y el presidente no lo podía dejar pasar, además de usar sus mañaneras para su beneficio, esto también es una herramienta en este contexto. En especial, porque busca que se aprueben sin que se le cambie una coma para heredar un México similar a la época del partido hegemónico.