Este jueves el INE resolvió que se bajara de medios oficiales una entrevista que le hicieron a AMLO de Canal Red con la periodista Inna Afinogenova o, en su caso, que esta fuera editada en lo concerniente al relevo que espera se haga como sucesión morenista con Claudia Sheinbaum.
Por lo anterior, el presidente acusa que el INE, otra vez, lo censura y que ya “enlataron” la entrevista para que nadie la pueda conocer; sin embargo, el mismo titular del ejecutivo afirmó que ya más de 3 millones de personas lo vieron en México y en España. Aquí está la clave, porque AMLO prefiere “pedir perdón, que pedir permiso”, ya que sí de Presidencia ya se bajó la entrevista, pero ya cuántas personas la vieron.
López Obrador considera que esta entrevista es un ejercicio periodístico genuino y que lo quieren callar. No obstante, él ya sabía cuáles son los temas de los que no podía hablar para mantener la equidad en la contienda y evitar que el presidente se meta.
Si bien es un ejercicio periodístico, la cuestión es que este se subió al canal oficial de Presidencia y sus redes sociales, lo que implica que proviene de un ente gubernamental directo de quien dio esas declaraciones.
Además, es mentira que esa entrevista esté “enlatada”, como menciona AMLO, puesto que esta puede ser vista desde el canal de YouTube de personajes políticos como Mario Delgado, quien es el presidente de MORENA, en donde, para el sábado 16 de marzo, ya lo habían visto cerca de cien mil personas.
Asimismo, se puede ver en Canal Red, en donde ya casi llega a los dos millones de reproducciones. Lo anterior, porque la medida del INE no aplicaba para el canal, pues no es ente gubernamental, ni un integrante del funcionariado público y es, en efecto, un ejercicio periodístico.
¿Cuál es la parte primordial que el INE pretendía que se editara? Cuando la periodista le pregunta qué tiene Claudia y este responde “tiene todo, está más preparada que yo, habla inglés… Pero Claudia es muy inteligente, académicamente es más que yo, yo apenas y terminé la licenciatura, ella es doctora, es una mujer con convicciones, con principios, honesta. Tiene muchos méritos”.
Así no le veo problema a omitir tal parte de la entrevista si él creía que el resto era enriquecedor para la ciudadanía. Sobre todo, porque el ejercicio es extenso y le cuestionan de muchas cosas como, por ejemplo, acerca de su experiencia, lo que está por venir para él, la visión de las relaciones diplomáticas de México y lo que podría pasar con MORENA.
De igual forma, por una parte, aprovechó tal foro para hablar en contra de la oposición conservadora y de los medios de comunicación que considera que, más bien, son medios de manipulación. Y por otra, se aseguró de presumir lo que estima que es “lo mejor” de su gobierno.
AMLO estaba entusiasmado por dar esta entrevista, en especial, debido a que él mismo mencionó que Canal Red es un medio independiente internacional y no es como el Washington Post, el Wall Street Journal u otros, a los cuales, él considera como adversarios neoliberales vendidos.
Entonces, el presidente es selectivo con quienes recibe y la característica principal es que el medio no lo vaya a atacar o no esté en su contra, sino que, por el contrario, solo se encuentre dispuesto a escucharlo maravillado. Así, AMLO acepta estas entrevistas que duran un tiempo considerable y hace sus mañaneras que demoran más, pero no recibe a grupos como los padres y madres de los 43, ahora, 44 de Ayotzinapa.
Existen diversas problemáticas que aquejan al país y que son relevantes, pero el presidente es selectivo con lo que resuelve, en específico, con lo que atienda o siquiera voltea a ver. Para él lo importante, por un lado, es poner en alto sus obras incompletas, que son elefantes blancos carísimos que estamos pagando o, por otro, claro, lo que tenga que ver con la sucesión presidencial.
Él ya está haciendo corte de caja porque está por irse. Atender y resolver ya no está en su agenda, sino asegurar una transición a lo que llaman continuidad o “el segundo piso de la 4T” con el rostro de Sheinbaum, pero la mano de López Obrador.
AMLO no dio la cara en Acapulco porque decía que seguro iba a haber infiltrados que lo iban a atacar, tampoco les da la cara a los normalistas de Ayotzinapa para el esclarecimiento del caso de los 43 que él prometió resolver y terminó por obstaculizar, ya que busca defender a los cuerpos castrenses. El presidente no da la cara para atender el asesinato de otro normalista a manos de la policía en Guerrero y solo pide a uno de los presuntos culpables que se entregue porque resulta que se escapó. Abrazos, no balazos para los delincuentes.