​Este sábado se llevó a cabo el primer debate entre las opciones a la gubernatura en el estado de Veracruz, vimos en pantalla a la candidata de MORENA, Rocío Nahle; al candidato de Movimiento Ciudadano (MC), Polo Deschamps y al abanderado por el frente de la oposición, Pepe Yunes. 

Escuchamos la presentación de cada candidatura, primero, Polo Deschamps, que se considera una opción ciudadana que representa la nueva política, eslogan de su partido para esta campaña. Luego, Pepe Yunes presentándose como un veracruzano familiarizado con la entidad y conocedor del trabajo en el servicio público. Finalmente, Nahle que declaró que se asume como veracruzana y que ha luchado por la entidad y el país. 

Por su parte, tanto Nahle como Yunes se han pronunciado como ganadores del debate, no obstante, ¿alguno de ellos se llevó el triunfo? ¿Un debate de esta naturaleza se puede ganar? Y, de ser el caso, ¿cómo se gana? Para esto, hay que analizar, de manera general, la actuación de cada aspirante.

Se logró apreciar la experiencia de Pepe Yunes en el mundo político, pues ya es un “viejo lobo de mar” en tales menesteres, no obstante, a diferencia de otros personajes, todavía conserva cierta reputación que le permite alejarse un tanto de personajes como Javier Duarte, a quien Nahle quiso ligarlo en repetidas ocasiones. 

De entre las tres opciones, la oratoria de Yunes es la más destacable, quien, pese a que tenía notas y gráficos, se concentró en intentar crear una conexión de familiaridad y honestidad con su audiencia que lo veía por medio de las cámaras. Además, manejó de forma correcta, en la mayor parte del tiempo, su dicción y elocuencia.

Ahora bien, aunque podemos resaltar estos puntos como positivos, la cuestión es que su mensaje general se puede clasificar como con cierto vacío. Pese a que intentó esbozar propuestas, presentar acusaciones, hacer reclamos y demostrar su conocimiento tanto de la política como de la entidad, se encasilló en evidenciar a la abanderada morenista.

Lo anterior porque en constantes ocasiones resaltó las acusaciones de corrupción que tiene Nahle. De igual manera, por un lado, quiso exhibir la ineficiencia de la candidata con su paso por la Secretaría de Energía y el proyecto de “Dos bocas” y, por otro, recordó la multiplicidad de casas de Nahle, la suma que paga de electricidad en una de ellas y que no coinciden sus ingresos con sus propiedades.

El candidato del frente de la oposición fue muy incisivo en tales argumentos y le solicitó de forma directa a Nahle que respondiera las interrogantes, sin embargo, esta última hizo caso omiso y solo sonreía, su mayor defensa fue afirmar que Yunes “miente”. 

En vez de presentar argumentos contundentes o mostrar pruebas que desmintieran a Yunes, su respuesta fue la evasión y, en especial, se destaca su estrategia de vociferar que el candidato del PRI es igual o peor que lo que este denuncia sobre ella. Esto porque dijo que también tenía casas y que es parte de los grupos políticos que acaparan el poder. Su argumentación sonó como un tú y yo somos iguales, aunque ella quería que pareciera un “tú me inventas a mí, lo que tú haces”.

Se notó que Rocío Nahle iba muy bien asesorada para las cuestiones formales, esto es, para exponer ciertas líneas de acción, para presentarse a sí misma y, sobre todo, para hacer una perorata acerca de los supuestos éxitos de la Cuarta Transformación, de los planes de López Obrador y de lo que prospecta Sheinbaum. 

La candidata llevaba todo bien esquematizado en sus hojas que no dejaba de leer, no obstante, se esforzó mucho por no olvidar el contacto con su audiencia y levantaba la mirada de vez en cuando sin perder el hilo de su lectura, lo cual, requiere práctica. Su equipo le dejó bien preparado el discurso, pero todo aquello que saliera de ese cuadro, estaba fuera de su control y daba respuestas con escasas palabras. 

Hay que destacar el esfuerzo de Polo Deschamps quien también intentó presentar sus propuestas y sus acusaciones, algunas muy desatinadas, sin permanecer detrás de unas hojas o de un discurso vacío. Asimismo, replicó la estrategia de Álvarez Máynez, una sonrisa eterna y fingir que no sobraba en ese espacio.

Deschamps se presumió como una persona que conoce la entidad y que la ha recorrido, tal cual, lo hicieron tanto Yunes como Nahle, sin embargo, él afirmaba que, en realidad, él sí estaba cercano a la gente y que no era algo de ahora, sino de hace tiempo. Igualmente, presumió su gestión como alcalde y su incorporación a la “nueva política”. 

Aunque existió un escaso tiempo en el que las tres opciones expusieron sus buenas intenciones y promesas, que ellos interpretan como propuestas de campaña, a todos les faltó pasar de lo que quieren hacer a un cómo vamos a llegar ahí. Es cierto que los minutos que les dan para expresarse pueden resultar casi inútiles para decir el cómo, empero ni siquiera hay un indicio de ello. 

Con todo esto, ¿alguien ganó el debate? Vemos… Pero sería ridículo decir que Nahle tundió a Yunes, porque no fue así. Tampoco se puede afirmar que este último dio cátedra de un conocimiento de la problemática de la entidad y que es el camino iluminado para Veracruz, sin embargo, sí va un paso adelante que la morenista en lo que respecta a comunicación política.