​Recientemente, se llevaron a cabo las elecciones internas de Morena para seleccionar a quienes ostentarían una consejería distrital, sin embargo, esto no sucedió en total calma debido a que se documentaron irregularidades. Aunque los liderazgos del partido han minimizado lo negativo de su jornada electoral, desde estas instancias ya se ha aceptado que existió el acarreo y la inducción al voto, no obstante, no fue lo único que ocurrió, ya que están registrados sucesos como: la entrega de apoyos en especie y en efectivo, enfrentamientos violentos y quema de votos.

Aunque los sueños democráticos buscan comicios limpios y justos, es un hecho que, de alguna forma, siempre existirán incidentes, lo grave radica en: 1) minimizarlos; 2) la falta de soluciones reales para enfrentarlos; y 3) venderse como la esperanza que es distinta a otros partidos porque, a todas luces, estas prácticas son las del viejo PRI que, ahora, está en la nómina de Morena.

Y es que las intromisiones en estas votaciones han sido adjudicadas a exfuncionarios del PRI y, peor, a la propia gente de los ayuntamientos morenistas e, incluso, del Gobierno del Estado, desde donde se marca la línea de quienes son las personas ungidas para ganar. Además, el gobernador del Estado, durante una conferencia de prensa, dedicó un espacio para este asunto, hasta incluyó fotos para recordar el camino de Morena. Qué bueno que documente tales hechos, pero ¿Por qué utilizar recursos del Gobierno del Estado para hablar de su partido? Y, casualmente, cuando se le pregunta acerca del tema, recuerda que él no es quien debe tratarlo.

Ahora bien, al respecto de la quema de urnas o votos, como siempre, desde Morena afirman que gente externa es la culpable, ya que, un morenista no haría esas cosas. Hay que abrir los ojos, por un lado, en lugar de cerrarse a que “uno de ellos” es incapaz de hacer algo así, lo urgente sería la investigación y la solución. Y, por otro lado, en caso de que alguien externo cometiera esos actos antidemocráticos, entonces, se debe proceder legalmente y, desde Morena, tendrían que coadyuvar a dar certeza a sus elecciones.

Aunque estos hechos se dieron en todo el país, hay que hacer un llamado de atención para nuestra entidad, ya que, al menos, en dos municipios veracruzanos se había declarado la cancelación de los centros de votación debido a la gravedad de la situación. A pesar de que nuestro estado siempre sale a relucir a nivel nacional por su importancia electoral, no está de más que el propio partido atienda los sucesos en tales sitios y los reclamos del resto del territorio.

Según los datos que el Presidente de la República compartió en una de sus mañaneras, fueron 19 centros de votación cancelados y solo se reportaba el 1.66% de anulaciones. Si bien los números no son elevados, la cuestión es que señalan incidentes a resolver. La preocupación no debe ser si estas prácticas no fueron generalizadas sino, como se mencionó anteriormente, ¿Qué va a hacer Morena y sus liderazgos para enfrentarlas y erradicarlas? En virtud de que se dicen la esperanza de México, hay que empezar desde casa antes de seguir crucificando a los externos.

Tenemos, por un lado, al gobernador diciendo que la detención de una diputada en un centro de votación al sur del estado fue una medida para su propia protección debido a que la gente ahí presente pudo haberla sacado a golpes. Pero, por otro lado, el presidente del partido a nivel nacional subraya que un morenista no cometería actos violentos antidemocráticos que perjudicaran al movimiento. Hace falta organizar el discurso (y más), pero como siempre se basan en creencias ciegas, cada cabeza es un mundo.

@GinaRoFlow (*Politóloga de formación, maestra en Estudios Políticos y Sociales por la UNAM e investigadora)​