Llegó el cuarto informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y, a su vez, la celebración de la 4T por los maravillosos logros del movimiento, pero, en verdad, ¿Tenemos algo que festejar o mucho que festejar? A continuación, presento un resumen de lo que el titular del ejecutivo dijo en su informe y mis reflexiones al respecto.
De entrada, afirma que no existió crecimiento económico, pero hay un mejor reparto del ingreso, ya que, de acuerdo con una encuesta del INEGI, los ricos pasaron de ganar 18 veces más que los pobres a solo 16 veces más. Asimismo, aseveró que los únicos que vieron un incremento en su ingreso fueron los pobres con un 1.3% debido a que, en los hogares del medio urbano, con la pandemia, habían perdido un 8% de este. Se enorgulleció de compartir que, gracias a los programas de bienestar, el ingreso de los adultos mayores y las comunidades indígenas había incrementado. Aunado a esto, declaró que el ingreso por persona subió un 4.8% según el CONEVAL.
De entre los triunfos de la 4T menciona que: 1) se ha desechado la costumbre tecnocrática de medir todo con indicadores de crecimiento porque esto no refleja la realidad social; 2) se han derribado la corrupción y los privilegios; y 3) nuestra moneda no se ha devaluado. Asimismo, destacó que la red de trenes del país al final del sexenio brindará un gran servicio que no se ha visto en décadas.
Además, resaltó: 1) el aumento de ingresos en las aduanas desde que la SEDENA y la Secretaría de Marina tienen el control sobre ellas; 2) un mayor poder adquisitivo de los salarios y 3) que el país es uno de los que conservan más potencial para invertir. Cerramos con su afirmación de la reducción de la incidencia delictiva en general y, en específico, del secuestro en un 81% y en un 2.83% del número de homicidios; y la aseveración de que en este gobierno se garantiza la libertad de expresión y el derecho a disentir como nunca se había visto.
Si leemos todo esto, probablemente, digamos que tenemos algo que festejar, sin embargo, antes hay que reflexionar en torno a cada declaración. Vamos por partes, primero, no hay que olvidar que se requiere la implementación de indicadores de análisis de carácter cualitativo y cuantitativo, porque si no evaluamos no podemos mejorar. Por ello, desechar lo que AMLO llama “la costumbre tecnocrática” no es una buena idea del todo.
Luego, los programas de bienestar, aunque llegan a beneficiar a algunos sectores de la población, detrás hay un aparato más complejo que lleva a discurrir en torno al planteamiento de los programas asistenciales. En especial, hay que considerar que en casi todos los gobiernos (y la 4T no es la excepción) este tipo de apoyos se convierten en clientelares con miras a los procesos electorales. Si bien es cierto que subió el salario mínimo, ello podría no reflejarse en un mayor poder adquisitivo, dado que todo parece indicar que no es así. ¿Acaso no ha notado que lo que comprábamos con cuatrocientos pesos ahora nos cuesta cerca de mil pesos?
Ahora bien, tocando el tema de la seguridad, parece ser que el presidente olvidó los hechos de inseguridad que se dieron en el norte y en el bajío del país. En ese mismo orden de ideas, omitió compartir que las violencias que viven las mujeres siguen latentes. De hecho, la organización Data Cívica llama a usar los datos de la ENDIREH del INEGI para formular políticas públicas de prevención y erradicación de la violencia, debido a que esta encuesta muestra que 7 de cada 10 mujeres mexicanas ha experimentado violencia de género, entre otros datos.
El presidente sostiene que en su administración se garantiza la libertad de expresión y el derecho a disentir. Al parecer, ha olvidado las ocasiones en las que ha desacreditado a periodistas o a algunos medios por hacerle una crítica, no coincidir con él o denunciar reclamos sociales. Los ha llamado de mil maneras y ha asegurado que sirven a sus contrincantes conservadores neoliberales.
En ese mismo sentido, no recuerda que en el país han asesinado a personas profesionales del periodismo en su gobierno y que algunos asesinatos acontecidos en el pasado, siguen sin ser esclarecidos del todo. Es más, Veracruz es uno de los focos rojos para desempeñarse en los medios de comunicación, así como otras entidades.
El derecho a disentir es una de las cuestiones mal vistas en este periodo, pues tal parece que el lema es: “si no estás conmigo, estás en mi contra”. Prueba de ello está, las veces que han renunciado (o “los han renunciado”) integrantes del gabinete o de otros aparatos gubernamentales de extracción morenista tan solo por hacer ver que lo que se plantea no es lo más adecuado. Asimismo, están las constantes peleas contra organismos autónomos por no pensar igual que AMLO. Entonces ustedes me dirán cuánto y cómo es que tenemos que festejar con este informe de gobierno.*