El tema del hackeo del grupo Guacamaya ha dado mucho de qué hablar más allá del estado de salud del presidente. En días pasados AMLO pretendía hacernos creer que la violación de la seguridad de la SEDENA era un hecho sin importancia y que lo único que podíamos esperar era conocer sus múltiples achaques.
No obstante, como lo anticipé la semana pasada, la realidad es que había más que no estaba siendo transparentado y que, por supuesto, tiene mayor relevancia que la lista de enfermedades presidenciales. Así como también, hay que destacar que esos miles de documentos extraídos contenían datos personales o cuestiones que podrían vulnerar la seguridad de distintos actores e, incluso, del propio gobierno.
Ya han comenzado a salir a la luz diversas notas periodísticas de medios de gran reputación a nivel nacional acerca del contenido del llamado Guacamaya Leaks. Seguro el presidente, en algún momento, saldrá a intentar desmentirlas o a desacreditarlas, como a menudo lo hace desde sus transmisiones matutinas. Precisamente, en cuanto a los medios, hay que mencionar que en este hackeo se descubrió que el ejército conserva una lista de profesionales de la comunicación que están a favor y en contra del presidente.
Asimismo, hay información requerida por medio de solicitudes de transparencia y, a pesar de entregarla, se han omitido detalles. Un ejemplo es el caso reportado por Infobae sobre la Organización Nacional Anticorrupción, la cual, pidió conocer los costos del viaje a Europa de Gutiérrez Müller y, aunque, les compartieron la cifra, no se les comunicó que viajó con una comitiva militar.
Esto hay que resaltarlo, ya que desde la campaña AMLO se jactó en decir que no iba a utilizar los mismos procedimientos ni lujos a los que tenía acceso el entonces presidente Peña Nieto y, para probarlo, al entrar al poder, solicitó no vivir en Los Pinos. Empero, el hackeo demostró que su administración maneja protocolos de ayudantía militar comparables a los que antes llevaba a cabo el Estado Mayor, a los cuales, AMLO dijo que no acudiría.
Aunque el presidente se esforzó por minimizar el asunto, no hay que pasar por alto que el volumen de la información obtenida de los sistemas de la SEDENA supera al famoso Pandora Papers. Si bien muchos asuntos no le competían a López Obrador como, por ejemplo, lo acontecido en Ayotzinapa, hay una diversidad de datos que pueden dar luces de lo realizado durante la mitad de su sexenio.
Un secreto a voces que el presidente ha querido negar es que desde la institución castrense hay un seguimiento a medios de comunicación, periodistas, activistas, defensores de los derechos humanos, colectivos feministas y algunas personas de interés. De hecho, AMLO dijo en una de sus mañaneras que estaría preocupado si no fuera transparente y si atentaran contra los derechos humanos, con esto verificamos que, en efecto, sí tenía mucho que ocultar porque, aunque se revelan datos de una década, pues ¿Qué cree? También abarca su periodo.
Reclamos feministas se han escuchado por todo el país. Se ha leído en redes las denuncias hechas por las feministas de San Luis Potosí, donde a consecuencia de lo almacenado por la SEDENA se les ha retirado de importantes órganos ciudadanos de incidencia en la vida pública. Es increíble que a este tipo de agrupaciones, activistas y personas defensoras de los derechos humanos se les trate desde las huestes gubernamentales como grupos criminales a vigilar.
Además, las violaciones a los derechos humanos han sido reportadas en diversos medios. En este hackeo se documentaron correos donde se detallan abusos sexuales cometidos por mandos superiores tanto a subalternos como a civiles, en los cuales, se incluyen actos de tortura. Esto sale a relucir hoy que vivimos un proceso donde el ejecutivo busca militarizar la seguridad y, en general, al país.
Otra de las grandes revelaciones ha sido el vínculo de 20 gobiernos municipales con el narcotráfico. Por nuestros lares, nos debe importar que se detectó que Veracruz está entre los estados con mayor relación entre el gobierno y el narco, según reportan medios que han tenido acceso a la información del hackeo. Entonces, es claro que no vivimos en un estado seguro como Cuitláhuac nos quiere hacer creer y, sobre todo, después de festejar con bombo y platillo, el avance en cuanto a seguridad al sur del estado, en específico, en Coatzacoalcos.
Muchos medios de comunicación subrayan que esto es lo que se conoce hasta ahora, ello nos lleva a pensar que todavía hay más, en virtud de que es un cúmulo de información que debe ser analizada para lograr revelar lo que está en sus entrañas. Seguramente, nos estaremos enterando de más elementos que han sido negados no solo desde el pasado, sino, incluso, en la actualidad, con la Cuarta Transformación, pero que sabemos suceden.