En mayo se anunció que el magisterio recibiría un aumento salarial de, al menos, 1 % y hasta 3 % en todo el país, cuestión que la entonces secretaria de educación pública y el presidente de la República presumieron con orgullo. Sin embargo, en Veracruz y, al parecer, en otras entidades el cuerpo docente no ha recibido dicho aumento, a pesar de que ya pasaron varios meses desde la promesa y lo más alarmante es que no hay fecha estipulada para el pago.
En estos últimos días se han registrado manifestaciones tanto en la SEV como en algunas instituciones educativas en donde el cuerpo docente se ha exigido que se le pague su aumento de forma retroactiva. En ese mismo sentido, se ha pedido la renuncia del secretario de educación estatal porque no ha sabido solucionar el asunto.
De entrada, cuando le cayó el golpe a Zenyazen le aventó la bolita a José Luis Lima Franco, encargado de SEFIPLAN y este, a su vez, pasó la papa al gobierno federal porque se ha declarado que desde ahí no han hecho la transacción. Ante ello, las diversas autoridades se han unido en la petición de más tiempo para entregar el dinero.
Por un lado, el encargado de la educación veracruzana ha pedido a los profesionales del ramo que tengan paciencia y confianza en que se les pagará en algún momento el aumento prometido. No obstante, todo indica que el dinero no ha sido liberado desde la federación, ya que el magisterio en el ámbito federal ya ha recibido la suma monetaria, empero, no ha sucedido así con quienes son estatales.
Por otro lado, el Gobernador del Estado, Cuitláhuac García, ha solicitado a las y los maestros que tengan paciencia, puesto que pronto se solucionará el problema, que lo que sucede no es que el gobierno estatal no les quiera pagar, sino que el recurso federal no ha sido entregado a la entidad. Pese a estas declaraciones, tanto Zenyazen como García no cuentan con una fecha para abonar el adeudo a las y los docentes. De hecho, se corre el chisme que, en el mejor de los casos, se pretende pagarles hasta enero de 2023.
Es curioso que las autoridades estatales le soliciten al personal docente que tenga paciencia y confianza cuando ya le han defraudado por varios meses con puras largas. Además, que la gente debe pagar servicios públicos como el agua, la luz o los impuestos y no pueden responderle al gobierno que les tengan paciencia, que en cuanto caiga el aumento les liquidan el adeudo ¿Verdad? Pero las élites gubernamentales tienen el descaro de pedirle este tipo de cosas al magisterio.
Aunque el aumento es un mínimo porcentaje a su salario, es un ingreso que el propio gobierno les ofreció y no es una exigencia al vapor que estén presentando en estos momentos, solo piden que se les cumpla. Las respuestas sobre las negociaciones con la federación no son suficientes, ya que ni siquiera tendría que existir un arreglo, puesto que del gobierno federal salió la indicación y no ha cumplido ni con la entidad veracruzana que está pintada de MORENA.
El propósito de este aumento era beneficiar a aquellas personas que ganaran menos en la educación pública. Se pretendía que alcanzaran un salario de 14 000 pesos, de acuerdo con Delfina Gómez, sin embargo, mucha gente gana por debajo de los 10 000 pesos al mes y con este famoso aumento no llegaría a la cifra que esperaban desde la SEP. Las cuentas no salen.
Esto nos recuerda que contrario a la creencia de la opinión pública de que las y los maestros ganan una millonada, tienen muchos privilegios y no trabajan, no a todos les toca esta tajada, ya que su salario es ínfimo para lo que hacen, la documentación que deben presentar, las clases que tienen que preparar y, luego, impartir. Hay mucho trabajo que llevan a cabo fuera de las aulas.
Hay quienes se encuentran en escuelas donde no tienen las herramientas o servicios mínimos para brindar una educación de calidad a la niñez mexicana. Lugares en donde no hay, por lo menos, electricidad o agua potable, sitios en los que no se cuenta con una instalación formal sino con un espacio prestado. Asimismo, hay instituciones que están en pésimas condiciones o que para llegar a ellas son largos caminos de difícil acceso. Esto no solo dificulta la labor docente, sino que también le pone el pie a todo el estudiantado.
Hay quienes gastan la mayor parte de su salario en el trayecto a sus escuelas porque aunque deseen quedarse en ellas, la realidad es que deben salir para abastecerse de productos básicos. Están obligados a trasladarse, pues les exigen participar de cursos o porque tienen la responsabilidad de entregar documentación en las supervisiones escolares. Aun con esto, todavía se atreven a pedirles paciencia.
Al parecer, pronto la entidad estará más endeudada porque tanto el gobernador como el secretario de educación prometieron a los sindicatos que, en caso de no obtener el recurso federal, atenderán el reclamo por medio de la obtención de un préstamo para el Estado y, así, pagarían antes de finalizar el año. Ya veremos qué sucede.