Una característica de los gobiernos morenistas (y de otros) es la captura de las instituciones por medio de la designación de personas afines al partido político en los puestos de alta jerarquía. Así, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no podía escaparse de este intento de control por parte del ejecutivo federal.
Se buscaba que la ministra Yasmín Esquivel Mossa ocupara la presidencia de este órgano, en virtud de que se le considera allegada no solo al presidente, sino que, en palabras de este último, Esquivel es una persona que busca que la Cuarta Transformación continúe. Esto demuestra que, sin ningún disimulo, López Obrador aceptó que Esquivel era pieza clave para su movimiento y no, propiamente, para la democracia.
Ante tal escenario, un medio de comunicación publicó un reportaje donde se señalaba que la ministra había plagiado su tesis de licenciatura, puesto que el índice era idéntico al de otra que se presentó un año antes que la de ella, así como también, gran parte del contenido era el mismo.
El titular del ejecutivo federal salió en su defensa diciendo que la estaban atacando por buscar que la transformación siga y que, si el plagio fuera verdad, hubiera salido a la luz desde hace mucho tiempo. Luego, saldría a decir que este incidente era algo menor en contraste con el bien mayor que traería su elección como presidenta de la SCJN.
Con esto, comenzó la investigación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cual, arrojó como resultado que la tesis de la ministra tenía un 90 % de coincidencias con el texto defendido primero. Además, otro medio de comunicación exhibió que, incluso, el agradecimiento para la directora de tesis era igual.
También salieron a la luz irregularidades al respecto del trabajo de Martha Rodríguez como directora de tesis, puesto que se detectó que bajo su cargo estaba una larga lista de proyectos, lo que generaría una carga laboral muy difícil de cumplir si se leyera cada texto a conciencia y, sobre todo, si se hicieran comentarios.
Es muy complicado que un académico pueda dirigir más de dos tesis por generación, ya que deben desarrollar actividades de docencia, investigación, tutoría, capacitación y un largo etcétera. No obstante, al parecer, Rodríguez tiene una capacidad increíble para cumplir con todo y, además, guiar múltiples tesis de forma simultánea a lo largo de su carrera.
Ahora bien, esta investigadora salió a defender a su asesorada y le brindó el respaldo para afirmar que su tesis es original. Pese a esto, se expuso que uno de los integrantes del sínodo aseveró que la ministra lo buscó para solicitarle su apoyo, aunque las pruebas indicaran que cometió plagio, ante lo cual, el profesional se negó y llegó a sentir la coacción.
Con el paso de los días y en medio del periodo vacacional decembrino, urgía tener una respuesta favorable para Esquivel y, así, no viera empañada su postulación al cargo máximo de la SCJN, tan es así que AMLO conminó a la UNAM a pronunciar una resolución antes del 2 de enero fecha en que tendría lugar el proceso de la SCJN.
Para intentar limpiar su nombre, Esquivel no solo presentó testimonios en su favor, sino que afirmó que comenzó a escribir su tesis mucho antes de la otra que se estima es la original. Asimismo, aseguró que contaba con una declaración notariada de Edgar Báez, donde aclaraba que había plagiado la tesis de la ministra, mientras que se encontraba en poder de quien la dirigía.
Además, Esquivel acusó que los registros digitales de su proyecto fueron alterados y que contaba con peritajes especializados que comprobaban esa alteración y que aseguraban que ella escribió primero el texto. Hasta ahora, desconozco cómo se podría verificar esto último ante tales condiciones.
La UNAM explicó que se vio alterado el registro debido a que, al hacer el contraste entre ambos escritos, se detectó que había un faltante de páginas, por lo cual, se subsanó. Y, por si fuera poco, Báez desmintió a Esquivel, al declarar que él no aceptó ningún plagio y que su tesis salió primero.
Con todo esto, la UNAM anunció que requerirá más tiempo para dar una respuesta definitiva y que, de ser el caso, llamarían a ambas partes. Con esto, la universidad se negó a cumplir los caprichos presidenciales a pesar de la presión ejercida.
Yasmín Esquivel se quedó sin presidencia de la SCJN y, en su lugar, fue electa Norma Lucía Piña Hernández, después de varias rondas y ante irregularidades en la transmisión de la sesión. El asunto no termina aquí porque, de ser comprobado el plagio, el título de Esquivel como abogada no tendría sustento, en particular, si es un plagio al 90 % de otro trabajo y no por errores de citado.
Ya veremos cómo le va a la primera mujer que preside la SCJN, en especial, porque colectivos feministas aseguran que no es una aliada de los derechos de las mujeres. Esto, debido a que afirman que se opuso al aborto basada en sus principios y, luego, “cambió de opinión” en cuanto se relacionó el tema con lo concerniente a la gestación subrogada.