El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, por lo que pudimos observar la realización de la movilización de muchas mujeres para acudir a la marcha nombrada del 8M. Asimismo, diversas publicaciones alusivas a la fecha comenzaron a aparecer en las distintas redes sociales tanto en la víspera como el mismo día.
Hay que recordar que este día no es para felicitar, sino para conmemorar y, sobre todo, para continuar la pelea de muchas mujeres que hoy ya no pueden hacerlo porque ya no están y por las que permanecen oprimidas. Este día representa las luchas que siguen vivas contra el acoso, los abusos, la opresión, la falta de libertades, el feminicidio, la violencia política contra las mujeres, las desigualdades de género, la discriminación y una larga lista.
Este día tiene su origen en batallas de antaño que comenzaron en la búsqueda del voto femenino, libertades, derechos laborales, entre otras. Un hecho que marcaría el establecimiento de este día es el incendio del 25 de marzo de 1911 en la fábrica Triangle en Nueva York en el que murieron una gran cantidad de mujeres al no poder salir.
En Europa el hito para su implementación fue, en algunos países, la exigencia del voto y la posibilidad de ser electas para puestos públicos, el acceso a la educación universitaria en igualdad de condiciones o movimientos por la paz. Así, podemos enlistar diversas luchas justas que encabezaron las mujeres a lo largo de la historia. Por ello, no celebramos, sino que seguimos luchando y recordando.
¿Acaso celebraría usted que un familiar a quien aprecia muriera calcinado? ¿Festejaría un asesinato o una violación? ¿Aplaudiría las inequidades de género en las contiendas políticas o en el trabajo? No, no celebramos, conmemoramos y buscamos justicia.
Existen distintas iniciativas para actuar en este día, por ejemplo, un grupo comenzó lo que se llama Cadena Feminista el 7 de marzo con el fin de pronunciarse en las redes sociales en contra de los discursos de odio contra las mujeres, porque los espacios virtuales también son reales y se deben ocupar. Gracias a todas las que a título personal se sumaron a la #CadenaFeministaMx para inundar las redes de morado y de consignas que recuerden que #NosotrasSoloSumamos.
En muchas ciudades del país se dejó ver la ola morada y verde para exigir los derechos y la justicia que nos corresponde. A su vez, se reportó en redes y en los medios de comunicación que algunos contingentes sufrieron represión con agua, gas, apagones de luz, violencia física, entre otras cuestiones, a pesar de solo ir caminando una junto a otra. Esto es una simple muestra de que tenemos razón para gritar.
Como cada año las críticas se dejaron venir, las lágrimas por los monumentos ultrajados y los silencios por las mujeres violentadas. De nuevo, escucho que dicen “esas no son las formas”, “eso es vandalismo” y muchas opiniones más. ¿Cuáles sí son las formas para no ser ignoradas en las peticiones de justicia?
No confundamos vandalismo con iconoclasia. El primero es la acción de destruir o devastar propiedades sin razón alguna y sin consideración por los demás. En cambio, la iconoclasia es la destrucción, intervención o modificación de símbolos, monumentos o propiedades representativas con un fin político en específico, en este caso, por la lucha en favor de los derechos de las mujeres.
Antes de que me quiera debatir cualquier cuestión al respecto de estos términos, debo aclarar que, en efecto, la iconoclasia, etimológicamente, está relacionada con el desprecio por las imágenes religiosas y comenzó como un movimiento que echaba abajo algunas creencias de este tipo.
Pese a lo anterior, el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española también cataloga a la iconoclasia como una conducta de aquellas personas que repudian la costumbre heredada y a las autoridades que la representan. Así que esta herencia de machismo y patriarcado es la que se rechaza y contra la que se lucha.
Han marchado, han cantado, han bailado, han bordado, han pintado, han hecho algún performance, han gritado, han reclamado y con cada acción se han burlado de las guerreras que se han atrevido a hacerlo o de quienes han decantado su lucha es distintas vías de representación e intervención. Ahora, a cierta gente le incomoda las “formas”, los gritos, los reclamos, los tendederos, la sororidad. Pese a ello, las mujeres ya no vamos a callar.