El secuestro virtual se ha convertido en una plaga creciente en México. Esta modalidad de extorsión telefónica no solo ha proliferado en la entidad veracruzana, sino que ha transformado la manera en que los delincuentes operan, aumentando su eficacia y, lamentablemente, su prevalencia.
El secuestro virtual es una forma sofisticada de extorsión telefónica que ha ganado terreno en los últimos años. A diferencia del secuestro tradicional, donde existe contacto físico con la víctima, el secuestro virtual se basa en el engaño y la manipulación psicológica. Los delincuentes se comunican con la víctima, que a menudo es seleccionada al azar, y se hacen pasar por miembros de un grupo delictivo. Su estrategia consiste en amenazar con dañar a un familiar si no se siguen sus instrucciones.
Este modus operandi ha evolucionado significativamente. Los delincuentes solicitan a las víctimas que salgan de sus hogares, apaguen sus teléfonos y se trasladen a un lugar específico, como un hotel. Durante este tiempo, los delincuentes llaman a los familiares, asegurando que la persona está secuestrada y exigiendo un pago de rescate a menudo mediante depósitos en cuentas bancarias o en tiendas de conveniencia. La falta de contacto físico con la víctima reduce el riesgo para los criminales y complica las labores de las autoridades.
Las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan un panorama inquietante en Veracruz. Desde 2019, las denuncias por secuestro extorsivo han disminuido de 298 casos a 28 en 2023. Sin embargo, esto no refleja una disminución en el fenómeno del secuestro virtual, sino una posible reconfiguración en la forma en que se reportan estos delitos.
En Veracruz, se han denunciado 729 casos de secuestro extorsivo desde 2019 hasta julio de 2024. Paralelamente, el delito de extorsión ha visto un aumento significativo, con 881 denuncias en 2023, el mayor número en los últimos seis años.
En total, Veracruz acumula 5,089 denuncias por extorsión. Entre enero y julio de este año, se han registrado 544 casos de extorsión en 112 de los 212 municipios del estado, lo que representa el 53 por ciento de la totalidad de los municipios.
Este aumento en las denuncias sugiere que el secuestro virtual, aunque no siempre se clasifica de manera específica, es un problema en ascenso. La extorsión se ha reportado en una amplia gama de municipios, evidenciando la extensión del problema en el estado.
De acuerdo con la Coordinación Nacional Antisecuestro, el secuestro virtual no está contemplado como una figura jurídica específica en la legislación penal nacional; en su lugar, se clasifica bajo el delito de extorsión. Por lo tanto, corresponde a las fiscalías de fuero común abordar y procesar estos casos.
Uno de los mayores problemas del secuestro virtual es la falta de denuncia. Se estima que por cada caso reportado, existen al menos cinco que no llegan a las autoridades, lo que distorsiona la percepción real del problema y limita la efectividad de las medidas preventivas. Los delincuentes, en muchos casos, operan desde los penales, lo que complica aún más la tarea de las autoridades.
Las campañas de concientización y prevención juegan un papel crucial en la lucha contra esta modalidad de extorsión. Las autoridades han recomendado mantener una actitud preventiva, como identificar números desconocidos y colgar inmediatamente si se sospecha de un intento de extorsión. No obstante, la eficacia de estas campañas depende en gran medida de la educación y la disposición de la población para actuar con cautela.
El secuestro virtual no es un fenómeno aislado, sino el resultado de un contexto social de creciente criminalidad, desigualdad y corrupción. Es un reflejo de una sociedad en la que el sentido de impunidad permite a los delincuentes operar con relativa libertad. Para combatir este delito de manera efectiva, es esencial no solo fortalecer las medidas de prevención y respuesta, sino también abordar las causas subyacentes de la violencia y la inseguridad.
La situación en Veracruz, con el aumento de denuncias de extorsión y el incremento de casos de secuestro virtual, debe servir como un llamado urgente a las autoridades y a la sociedad para redoblar esfuerzos en la lucha contra este delito que, aunque cada vez más común, sigue siendo una grave amenaza para la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.