Fue el pasado 29 de julio cuando en conferencia de prensa, Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), declaró que por primera vez se había realizado la medición de las condiciones de pobreza por entidad federativa y que los resultados habían arrojado que los estados de Veracruz, Guanajuato y Chihuahua habían sido los que entre 2008 y 2010 registraron un mayor repunte de precariedad.

Las cifras arrojaron que en el estado aumentó en 600,000 el número de pobres, de los cuales 183,000 están en situación de pobreza extrema.

Explicó entonces que "la crisis económica impactó más en el empeoramiento de calidad de vida” aunque se redujeron las carencias sociales en el área de salud, acceso a la seguridad social, servicios básicos a la vivienda y rezago educativo.

Ninguna enfermedad se puede curar si de entrada no se acepta que se tiene o padece, por ello es significativo que en su comparecencia de ayer el secretario de Desarrollo Social, Marcelo Montiel, no haya pretendido ocultar la cruda realidad que padece la entidad negando lo que es del conocimiento público y que por el contrario lo haya recordado al mencionarlo ante diputados, reporteros y público que asistió a su comparecencia en el Congreso del Estado.

El ex alcalde de Coatzacoalcos, en cuyo municipio realizó un gran trabajo precisamente de combate contra la pobreza (a mi familia, algunos en condiciones de pobreza y otros de clase media para abajo, sí le creo y siempre me han hablado de la tarea positiva que realizó), seguramente gracias a su experiencia política y al conocimiento verdadero de la realidad que se vive no alzó campanas al vuelo ni presumió cuentas alegres, lo cual es de reconocerse, como también que haya explicado la magnitud del problema y, como le correspondía, haya hablado de la estrategia para combatirla.

Es saludable para el gobierno de Javier Duarte de Ochoa que Marcelo no haya ido a decir que en Veracruz vivimos en el paraíso, que aquí no pasa nada, que haya negado lo que dijo Hernández Licona o que haya querido maquillar las cifras, actitud que debiera imitar el resto de funcionarios, además de que el planteamiento real permite la transparencia pues a partir de ello los veracruzanos, los ciudadanos, los causantes tendremos una base para medir si hay avance o retroceso cuando se hagan nuevas evaluaciones y por lo tanto sabremos si se han bien utilizado nuestros recursos.

Si de algo me precio es que conozco todo el estado, que le he dado muchas vueltas, completito, lo mismo a pie que en burro o mula, a caballo que en lancha, en tren, camioneta, helicóptero o avión (con el gobernador Dante Delgado viajé todos los días de su mandato en mi calidad de reportero aunque me habilitaba como su colaborador, pero también acompañé como colaborador la mayor parte de las veces al gobernador Miguel Alemán así como a Fidel Herrera Beltrán aunque desde Rafael Hernández Ochoa empecé a conocer y recorrer la geografía estatal), y por eso sé que hay lugares donde la introducción de servicios es impensable por lo aislado de los poblados, arriba de cerros difíciles de escalar como en Zongolica, en donde siempre pensé que los indígenas, sus antepasados, fueron a parar a esos lugares huyendo del exterminio de los españoles. Pero algo se tiene que hacer donde se pueda (Marcelo mencionó ayer que los más de 662 mil habitantes de lengua indígena reciben atención prioritaria de todos los programas institucionales de la nueva administración).

Ese es el reto ahora del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, es una gran responsabilidad, su responsabilidad, pero también una gran oportunidad de trascender bajando el índice de pobreza y es lo que, según explicó Montiel, los llevó a diseñar y poner en marcha el Programa Adelante el pasado 12 de mayo, el que ellos califican como eje rector de la política social basado en incentivar la participación comunitaria y con el apoyo de los tres órdenes de gobierno atender las necesidades básicas de la población.

Por el testimonio que tengo de una fuente confiable que participa en esos trabajos, se que en efecto hay logros de Adelante como los que mencionó el titular de la Secretaría de Desarrollo Social con base en los 3 mil 909 millones de pesos programados para realizar 516 obras públicas y 75 mil 540 acciones en los 212 municipios lo mismo en obras de agua potable y saneamiento que en electrificación y vivienda así como en piso firme y obra pública, lo que hasta ahora ha beneficiado a 505 mil familias.

Algo que resulta positivo es que ese programa articula la política social a través del llamado Catálogo Único de Programas Sociales, que integra 300 programas de las 13 Secretarías y el DIF Estatal, lo que evita duplicidad en el otorgamiento de apoyos y por lo tanto que algunos echen el gato a retozar, y algo resaltable es que en su mayoría esas obras estén destinadas a comunidades serranas, indígenas y aisladas, si bien también se opera en cinturones de pobreza de las grandes y medianas ciudades.

Algo que se evadió, eso sí, fue barrer para atrás. No se hizo notar que esos 600,000 nuevos pobres en Veracruz, algunos en extrema pobreza, se generaron en el gobierno inmediato anterior, lo que indica entonces que en lugar de avanzar en ese rubro, se retrocedió.

Héctor Yunes, tranquilazo
No, contrario a lo que me habían comentado de que a Héctor Yunes lo habían notado cabizbajo, compungido, triste, apendejado, desencajado el domingo en la comida de “unidad” servida en honor al virtual candidato del PRI al Senado José “Pepe” Yunes Zorilla, en Martínez de la Torre, el presidente estatal del tricolor ofrece como testimonio de que nada de eso es cierto a los alcaldes que lo acompañaron en la mesa.

Pero el ex diputado local por La Antigua se nota además tranquilo, seguro, tan seguro que habrá de pedir licencia o renunciar a la presidencia del CDE del Revolucionario Institucional el próximo 21 de enero para inscribirse como precandidato al Senado, pues tiene la seguridad que encabezará la segunda fórmula. Héctor, fiel al compromiso que tiene con su pariente Pepe Yunez, el domingo le llevó toda la estructura priista del estado, para lo cual se inventó una reunión de capacitación en Martínez de la Torre y tres o cuatro horas después se los llevó en masa a todos al Brinco del Tigre y a dar de brincos con el adobo y la barbacoa que se sirvió.