No es como para echar las campanas a vuelo, porque habrá que verlo actuar ya en el poder, con pleno poder, con todo el poder que da la Presidencia de la República… si es que gana, pero por lo menos en un principio el candidato del PRI Enrique Peña Nieto se ha mostrado receptivo a la crítica e incluso en un principio hasta la alentó, además de que, hasta ahora, se ha mostrado respetuoso con los críticos, sus críticos.

Si supiera uno, si se tuviera la seguridad de que así actuará ya como Presidente, de llegar a ganar, se podría celebrar la forma en que reaccionó después de la lluvia de críticas que le cayó por el error de la Feria del Libro de Guadalajara a principios de diciembre pasado, donde dejó plena muestra de que su cultura literaria es totalmente pobre y que en su vida no ha leído un libro excepción de algunos pasajes de la Biblia.

Peña Nieto trató de bajarle al tema de inmediato y se vio bien al aceptar su pifia, algo que le abona a su personalidad pues no buscó pretextos ni quiso justificarse y supo salir bien al señalar que lo que le pasó, a cualquiera le puede ocurrir. "Debo decir de este episodio, que cualquiera puede cometer o caer en un error".

Pero por ser quien es y quien va a ser, sin dejar de considerar que el poder cambia –aunque ya tuvo poder como gobernador y tiene ahora el poder priista–, es alentador que haya afirmado  que la democracia permite señalar los errores a quienes desempeñan o aspiran a un cargo público.

"Hay algo que destaco, primero reconocer la creatividad, sobre todo la atención que la gente pone a un evento como, bueno, lo que ocurrió, y lo más importante es ver cómo en nuestra democracia la sociedad está muy pendiente de quienes tienen responsabilidad pública y de quienes aspiran a tenerla, me parece que es un valor de nuestra de democracia", dijo en una entrevista a Radio Fórmula a raíz de lo ocurrido.

En entrevista concedida a Oscar Mario Beteta el 5 de diciembre, expresó que hoy tenemos una democracia que permite una gran libertad de expresión.

 

“Así es y estás además sujeto a que puedes, eventualmente, cometer una falla, algún error, y es algo que ocurrirá, pero lo más importante, insisto, es este gran valor que tenemos hoy en la democracia de tener entre toda la población la libertad de expresión plena, total y que hoy a través de las redes sociales tengan un espacio para hacer toda clase de comentarios”. Manifestó entonces que las críticas que le llovieron las había tomado algunas de manera seria y otras “divertidas”. Creo que más le vale ante al avance ciudadano en la defensa de sus libertades.

“Te digo, recogí desde críticas serias y otras, algunas otras realmente muy divertidas y hasta creativas. Ayer yo comentaba en mi propia cuenta de twitter y qué bueno, todas, lo reconozco, todas las agradezco; sin duda, apoyan y sirven para quien está en este afán y en este interés y en esta aspiración de realmente tener un mayor contacto con todos los mexicanos y quien aspira realmente a representarlos y a gobernar desde la Presidencia de la República para realmente servir bien a México y dar los mejores resultados”, respondió al periodista.

Más, es trascendente que en su cuenta de twitter haya dicho que un valor central de la democracia es la libertad de expresión. "La crítica a quienes tienen o aspiramos a un cargo público es fundamental".

Por lo menos en este caso, también tiene que reconocerse del copetudo su reacción ante el terrible yerro de su hija Paulina Peña Pretelini, quien ante las críticas a su padre difundió en su perfil de su cuenta de twitter un comentario de José Luis Torre donde juzgó de “pendejos” a las personas que “critican a quien envidian” (“… un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian!...”). Se vio que el mexiquense reprendió a su hija, la que tuvo que ofrecer disculpas, pero también lo hizo el propio Peña Nieto.

Aunque a toro pasado, decidí rescatar las palabras de Peña Nieto por la alta probabilidad que tiene de llegar a la Presidencia de la República este año, cuando entonces se le tendría que recordar lo que dijo sobre el tema, pero también porque, por lo menos en su caso, su persona nos muestra a un político joven, con otra mentalidad, tolerante, abierto a la crítica y a aceptarla, a catalogarla como un valor de la democracia porque apoya y sirve a quienes tienen una responsabilidad pública o aspiran a tenerla, postura  muy distinta a la de los viejos políticos priistas, intolerantes a la crítica, como Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, quienes como presidentes de México acallaron a aquel brillante grupo de Excelsior dirigido por el maestro Julio Scherer García y luego trataron de acallarlo cuando fundó la revista Proceso con aquella lapidaria frase “No pago para que me peguen” ante lo que le cortaron la publicidad oficial como si los recursos fueran suyos y no públicos, de los contribuyentes.

Es trascendental lo que dijo porque sus palabras, por todo el poder y el liderazgo que tiene y más que puede llegar a tener, como quiera que sea, por lo vertical de nuestro sistema político, no dejan de ser una línea que tendrán que seguir gobernadores, alcaldes, legisladores priistas, priistas en cualquier cargo, pues así se estila, que se haga lo que el tlatoani señala, que se le imite y él tiene una alta probabilidad de llegar a serlo.

El escándalo sobre su incultura, sobre la pobreza que tiene como lector, duró mucho, dominó la agenda pública muchos días, trascendió fronteras, pero lamentablemente lo que dijo acerca de la libertad de expresión, de la manifestación de las ideas, su postura ante la crítica, la aceptación de la misma, se perdió. Por eso lo he retomado.

En el fondo de todo ello, en el fondo, de todos modos no se puede ignorar que su actitud obedece también a la fuerza que ha cobrado la sociedad, cada vez más informada, crítica, que no se deja, que señala, que denuncia, que ya no está dispuesta a aceptar gato por liebre, que sabe distinguir muy claramente entre un gobernante, una autoridad, un representante popular capaz, preparado, culto, honesto, de quien no lo es; que cuenta ahora con las redes sociales para defenderse, para pitorrearse, lo menos, de quien no es auténtico sino producto de la mercadotecnia o de la imposición; para ensañarse con quien atenta contra sus intereses o representa un riesgo o un peligro parar ellos.

En principio, qué bueno que Peña Nieto lo entiende y lo acepta y actúa en consecuencia. En el mediano y largo plazo deberemos estar atentos a cualquier cambio y no debemos dar un paso atrás en el logro alcanzado: el de la crítica abierta, plena cuando haya lugar a ella.