Independientemente de que reaccionó de inmediato Omar Alemán Chang, titular de la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) dependiente de la Secretaría de Turismo estatal, para dar su propia versión y defenderse, lo cierto es que la acusación que hicieron en contra de ese organismo directivos de la de la Asociación de Hoteles y Moteles, de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados, de la Confederación Patronal de la República Mexicana y de la Cámara Nacional de Comercio de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, muestra que son malas las relaciones de los hombres de negocios y del billete grande o que de plano están rotas y no existen con el Gobierno del Estado.
Esta vez, los poderosos integrantes de la iniciativa privada de esa zona, cuya cabeza visible es Ezequiel Guzmán Arango, todo un viejo lobo de mar en la vida pública del estado, se quejaron de falta de apoyo y de rendición de cuentas de la OVC y demandaron transparencia en el manejo de los recursos que aportan a través del impuesto a la nómina y el hospedaje.
Alemán Chang dijo que la CANACO y la COPARMEX no tienen la información del 2 por ciento al hospedaje y de la promoción turística porque no forman parte del fideicomiso y que de ahí las críticas; que la oficina a su cargo por obligación legal está sujeta a auditorías y a la revisión del manejo de los recursos y se comprometió a reunirse con los inconformes para informales directamente del trabajo que realiza al frente de la institución.
Este no es el primer desencuentro que se da entre esos directivos y funcionarios del Gobierno, pues antes han chocado también con la Secretaría de Turismo Leticia Perlasca Nuñez, como desde al arranque de la administración lo hicieron con el secretario de Desarrollo Económico, Eric Porres Blesa, quien el 26 de junio del año pasado los llamó “pseudolíderes” y “bipolares” porque rechazaban pagar el impuesto a la tenencia vehicular.
En ese choque también participaron directivos de la Cámara de la de la Industria de la Transformación (Canacintra), de la construcción (Cmic) y de la Asociación de Distribuidores Automotores. De hecho, se puede decir que ese pleito sentenció la relación entre los empresarios y la administración estatal, que solo se puede calificar de mala, de muy mala.
Aquella vez, el pleito creció porque dos días después, el presidente de Coparmex en Xalapa, Augusto Zamora, salió en defensa de sus compañeros y pidió al Secretario rectificar las críticas “porque no son ‘seudolíderes’ como él los llamo, son gente de trabajo que ostenta cargos honorarios y representan a importantes sectores productivos de la entidad” e incluso dijo que le sorprendía que Porres Blessa hubiera llamado “seudolíderes” y “bipolares” a los empresarios porteños, dado que el funcionario era una persona preparada que ha trabajado muy de cerca con el sector empresarial.
De que las cosas no andan bien entre las partes da testimonio también la discrepancia en el manejo de cifras que se dio el martes y el miércoles entre el gobernador Javier Duarte y los empresarios, pues mientras que el primero dijo que durante 2011 el promedio anual de la ocupación hotelera en la zona había sido de 95%, según un reporte que se la había dado, al día siguiente Ezequiel Guzmán Arango salió a decir que solo había sido de 56%. “A veces escuchamos que la ocupación es de 90 por ciento, del 85, nada más que no identifican ni los días ni qué tipo de hoteles son”, objetó el líder empresarial.
Sorprende que meses después continúe la mala relación y no se entiende por qué no se ha tratado de recomponer la situación, dado que los líderes empresariales y todo lo que representan no es cualquier cosa. Acaso por eso mis compañeros periodistas del puerto, cada vez que platico con ellos, me dicen convencidos que en la zona van a perder los candidatos del PRI, entre otras cosas porque los poderosos empresarios, incluyendo los de las empresas de medios, están molestos, no se sienten atendidos, se sienten ofendidos y en respuesta van a inducir a sus trabajadores, miles, a que sufraguen por candidatos de otros partidos.
Omar Alemán se está tardando cuando ofrece reunirse con los inconformes y críticos pues ya lo hubiera hecho desde antes, con lo que hubiera evitado más gasolina al fuego.
A raíz de aquel desencuentro por no llamarle pleito entre el secretario de Desarrollo Económico y los empresarios de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, escribí en “Prosa aprisa” del 30 de junio de 2011 (“De bipolares y pseudolíderes”): “Declaró el gobernador el lunes que el nombramiento de Ricardo García Guzmán como presidente del consejo directivo del Instituto de Administración Pública de Veracruz responde a la acción primordial de su administración de sumar aliados.
«–¿Así sean aliados de ex candidatos de otros partidos?», le preguntaron los reporteros, en clara alusión a que el panuquense apoyó la candidatura panista de Miguel Ángel Yunes Linares al Gobierno del Estado. «Se trata de sumar y sumar. Todos somos veracruzanos y todos vamos bajo un mismo objetivo que es la prosperidad de esta sociedad», respondió el mandatario.
Pero ese mismo día, en sentido contrario, el secretario de Desarrollo Económico Eric Porres Blesa, en lugar de tratar de «sumar y sumar» arremetió duró contra Alejandro Gómez, Erick Suárez y Martín Capistrán, dirigentes de los principales organismos empresariales de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río (AMDA, Canaco y Coparmex, respectivamente) quienes, en todo su derecho, solicitaron al Ejecutivo estatal reconsiderar y desaparecer el impuesto a la tenencia vehicular.
De «bipolares» (bipolar: antiguamente psicosis maníaco-depresiva, es un trastorno de estado de ánimo –«… por un lado te piden más inversión, más infraestructura y más apoyo, incluso para las cámaras porque algunas de estas personas, luego en corto nos piden financiar cosas de las cámaras, que para ampliar oficinas, que para cursos, que para cosas»–) y «pseudolíderes» no los bajó, en un enfrentamiento más con los hombres de negocios y empresas, quienes respondieron que se sienten insultados.
Según es fama en la zona conurbada, estos dirigentes simpatizan con la causa blanquiazul, pero si entonces el Ejecutivo está pidiendo «sumar y sumar», ¿acaso no don Eric debiera tratar de apoyarlo dialogando, invirtiendo horas-nalga en ello, cabildeando, explicando, argumentando, tratando de convencer, de que se pasen de este lado sobre todo a los hombres de billete grande, de los que tanto requiere en este momento la administración estatal dada la crisis económica por la que atraviesa? No se explica la actitud de este funcionario de enfrentarse con los hombres de billetera gruesa cuando su compañero de gabinete, Tomás Ruiz, secretario de Finanzas, en busca de recursos, los apapacha, los sienta en algodones, les pone chiquiadores para que acepten renegociar la deuda millonaria que hay con ellos y para que continúen invirtiendo”.
Siete meses después, el comentario sigue siendo válido. Antes de que sea más tarde, alguien tiene que ayudar al Gobernador y al PRI recomponiendo, restableciendo relaciones, suavizándolas, porque se ve que ni los alcaldes de Veracruz y Boca del Río, Carolina Gudiño Corro y Salvador Manzur Díaz, respectivamente, pueden tampoco.
¿Acaso el hombre indicado es Tomás Ruiz González por el área que maneja, o el caballeroso secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, por sus buenas maneras, su disposición al diálogo y por conocer bien la idiosincrasia de los hombres de negocio pues él mismo proviene de ese origen?