Un grave atentado contra la libertad de expresión constituye el ataque sufrido ayer en las oficinas tanto del periódico Veraz como del Semanario Formato 7 de los colegas Claudia Guerrero y Manuel Rosete Chávez, actos vandálicos que no merecen más que el repudio general y que no reflejan más que el clima de inseguridad que ensombrece la libertad para ejercer el oficio periodístico en Veracruz.
Según la reportera Mercedes Aguilar, del portal alcalorpolitico.com, ante la agresión a huevazos a sus oficinas así como a casas vecinas, Claudia solicitó auxilio policiaco, llamado que no fue atendido, mientras que Manuel denunció que sus oficinas amanecieron con pintas.
La agresión esta vez la ejerció directamente el llamado Movimiento de los 400 Pueblos, que encabeza César del Ángel, que acusa a varios colegas haberlos hecho objeto de calumnias y discriminación, y lo preocupante es que además de que no se atendió un llamado de auxilio por parte de las autoridades obligadas a otorgar seguridad, tampoco se previno la agresión no obstante que los bárbaros desde que llegaron a Xalapa dijeron a qué venían.
Esta agrupación, a ciencia y paciencia de las autoridades, una y otra vez han causado desórdenes a la vida diaria de la capital bloqueando calles, utilizando sitios públicos como campamentos, dejando basura y detritos humanos en áreas jardinadas y camellones, generando ruido y agrediendo a los xalapeños, incluyendo niños, mujeres y ancianos, encuerándose o semiencuerándose a la vista de todos sin el menor reparo ni respeto para nadie.
Pero ahora, la tolerancia ha llegado a límites inadmisibles porque ha permitido, no se sabe si por omisión o deliberadamente, que se agreda a periodistas, a voces públicas, en lo que constituye un ataque a la libertad de expresión, a la libre manifestación de las ideas.
Y pensar que hasta hace relativamente poco pensábamos que esto solo pasaba en países con gobiernos dictatoriales que abolían todas las libertades e imponían la represión y el terror para acallar las voces ciudadanas.
Claudia o Manuel o los colegas a los que se acusa pudieron haber cometido alguna falta, violado alguna norma ética o legal en el ejercicio de la profesión, pero si como se cacarea tanto que vivimos en una democracia, es decir, en un sistema que se rige por un marco legal, para eso están los tribunales para que respondan pero siempre al amparo de sus derechos. Cuando se utiliza la violencia para dirimir asuntos, entonces hemos llegado a la barbarie, a la ley del más fuerte y se hace nugatorio el imperio de la ley.
Ayer fueron Claudia y Manuel y hoy pueden ser los compañeros a los que públicamente se ha señalado, pero nada indica que todos los demás que ejercemos el oficio estemos exentos también de ser víctimas de ataques a causa de nuestras opiniones.
Mientras, preocupantemente de verdad, los agresores permanecen impunes, sin que nadie, ninguna autoridad, los meta al orden, los llame a cuentas y los haga respetar la ley.
La agresión a periodistas en este momento no es la mejor señal cuando estamos inmersos en un proceso electoral que debe ser enriquecido con todas las voces ciudadanas, así favorezcan a unos o a otros, para lo que se requiere de la plena libertad de todas las libertades, empezando por la primera y más sagrada, la de expresión y manifestación de las ideas.
Ante lo ocurrido cabe plantear entonces a quién se recurre en busca de protección. Qué triste que Veracruz viva una página negra de este tipo y que los periodistas estén totalmente desprotegidos; qué triste que a la violencia que vivimos a diario a causa de la delincuencia organizada, que también hace víctimas a los periodistas, se sume esta otra como la ocurrida ayer. Qué triste y preocupante.
Dentro de todo, algo estimulante y alentador. Anoche leí que varios portales informativos daban cuenta de la agresión, que no ocultaron los hechos.
Es lo menos que se puede hacer. Es prácticamente la única defensa posible. En el siglo XVI, el poeta John Donn publicó su famoso “Por quién doblan las campanas”, que cita y da lugar a la novela del mismo título de Ernest Hemingway: “Ningún hombre es en sí / Equiparable a una isla; / Todo hombre es un pedazo del continente, / Una parte de tierra firme; / Si el mar llevara lejos un terrón, / Europa perdería / Como si fuera un promontorio. / Como si se llevara una casa solariega / De tus amigos o la tuya propia. / La muerte de cualquier hombre me disminuye, / Porque soy una parte de la humanidad. / Por eso no preguntes nunca / Por quién doblan las campanas / Están doblando por ti.”
Así, la agresión a cualquier periodista nos llega aunque seamos ajenos a él, porque todos somos parte del gremio, del oficio, de la comunidad, por eso también las campanas de la agresión doblan por todos. Por eso, a Claudia y a Manuel mi abrazo, mi solidaridad y mis mejores deseos de que no vayan a sufrir ningún daño en sus personas.
Consuelo Ocampo
Leí ayer con interés un desplegado que apareció en el Diario de Xalapa dirigido a la ciudadanía xalapeña y a los militantes y simpatizantes del PRD. Es un manifiesto de académicos de la Universidad Veracruzana y del magisterio de la capital apoyando la candidatura externa de Consuelo Ocampo Cano a la diputación federal por el distrito 10 con cabecera en Xalapa Urbano.
En el escrito se destaca el empeño y compromiso de la antropóloga y maestra en Evaluación Institucional al servicio de las causas populares.
Yo no soy perredista, pero si lo fuera me sumaría también con gusto a su candidatura y de todos modos la veo con simpatía.
Coincido en que ante la difícil situación del país y la falta de credibilidad de muchos políticos, transformar a México requiere de representantes populares en el Congreso que cuenten con capacidad, credibilidad, una trayectoria limpia y honesta y, sobre todo, una visión clara del país que conviene y queremos los ciudadanos. Éxito a Consuelo.