Largo, larguísimo el rollo que se aventó el presidente Felipe Calderón el domingo en el acto de supervisión de obra de la autopista Banderilla-Perote y el libramiento de Xalapa, que tuvo lugar en el municipio de Banderilla. Casi para terminar, como un pretexto de que la nueva supercarretera traerá progreso, dijo que, aunque indirectamente, servirá también para enfrentar el problema de la inseguridad.
Pero lo que llama la atención fue la indirecta que lanzó al pasado reciente cuando dijo: “Hace algunos meses, como consecuencia del deterioro de muchísimo tiempo de ciertas situaciones en Veracruz, no de ahora, se llegó a un punto crítico, lo sabemos todos, en materia de inseguridad”. Y más adelante volvió a la carga: “¿qué tiene que ver esto con esta carretera, amigas y amigos? Enfrentar a los criminales, que es el deber de cualquier gobernante, yo diría un deber obvio, básico y prácticamente de sentido común”, y remató: “… por eso, trabajamos fuerte para limpiar las policías de Veracruz”.
¿A cuántos meses atrás se quiso referir con ese “hace algunos meses”? ¿A los meses que terminaron el 30 de noviembre de 2010? ¿A qué deterioro de muchísimo tiempo atrás aludía? ¿Por qué no dio detalles? ¿Qué quiso decir con eso de “ciertas situaciones”? ¿De qué “situaciones” estaba hablando? ¿Por qué remarco que “no de ahora”? ¿Quiso excluir algo o a alguien? ¿A qué “punto crítico… en materia de seguridad” se refería? ¿Por qué no fue lo suficientemente claro y se quedó con ese “lo sabemos todos”? ¿Tenía un destinatario su mensaje de que “enfrentar a los criminales… es el deber de cualquier gobernante, yo diría un deber obvio, básico y prácticamente de sentido común”? ¿Es que acaso se refería a algún gobernante que “hace algunos meses” no lo hizo? ¿Se quiso referir a Fidel Herrera Beltrán, a Miguel Alemán Velasco, a Patricio Chirinos Calero, a Dante Delgado Rannauro o a Fernando Gutiérrez Barrios, para ya no ir más para atrás?
Lo cierto es que Calderón, presidente panista, indirectamente y en pleno proceso electoral, vino a lanzar cacayacas y quienquiera que haya sido el destinatario, lo hizo contra un gobernante priista, pues no lo ha habido de otro partido. Pero para nadie es un secreto la mala relación que tuvo con Fidel, porque éste, en el terreno político, le ganó todas las elecciones pese a tener el otro todo el poder que da la Presidencia de la República y, en el terreno legal institucional, nunca se dejó y reclamó de Gobernador a Presidente, con respeto pero con energía, lo que a Veracruz le corresponde en derecho, como, por ejemplo, que no es justo que siendo el estado generador de energía eléctrica que surte a buena parte del país se nos cobren tarifas más altas que a los habitantes de otras entidades, o que las oficinas del Programa de Emergencia Radiológica Externa (PERE) que actuaría en caso de un desastre en la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde estén en el Distrito Federal y no en el estado cerca del área de riesgo, o que se pusieran muchas trabas burocráticas para dar los recursos que a los estados corresponden del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en casos de emergencia a causa de desastres naturales. ¿Dónde están los políticos, los alcaldes, los periodistas, los empresarios, los particulares, todos los beneficiados durante el sexenio de Fidel Herrera Beltrán que nadie salió en su defensa?
Pero Calderón lanzó cacayacas porque tenía en qué montarse para ello, pues apenas hace unos días, en Xalapa, de nuevo en una entrevista al Diario de Xalapa, se recurrió al tema: “… ya estamos en una ruta distinta a la de hace unos días (Calderón dijo “hace algunos meses”) completamente distinta, ahora sí estamos en una posición de gobierno, porque antes estábamos en una posición no de gobierno, el gobierno eran aquéllos, con extorsiones, en cárceles, incluía a las corporaciones”… el ciudadano “estaba expuesto… fueron muchos los que lamentablemente se fueron coludiendo y permeando las instituciones”. El terreno, pues, estaba, está abonado y quién sabe si no lo van a utilizar los panistas en su campaña electoral.
Y Calderón, en plena gira proselitista, aparte de sus cacayacas, aprovechó para pararse el cuello diciendo que a solicitud del Gobernador intervino el Gobierno Federal a través del Operativo Veracruz Seguro bla bla bla gracias a lo cual “poco a poco, si bien es cierto que aún no terminamos de resolver este tema” se enfrenta y se empieza a “superar este terrible desafío de la inseguridad en el Estado de Veracruz”, pero que “Falta mucho por hacer”, con lo que reconoció la triste realidad: el problema existe, apenas, poco a poco, se empieza a enfrentar y a superar, pero falta mucho por hacer. Qué feliz, qué buena noticia nos dio.
En el acto, nadie que no fuera panista trató de responderle. Hubo silencio y hasta aplausos. Acaso la prudencia del Gobernador evitó un desaguisado verbal, pero en el PRI estatal, donde debieron haber reaccionado, guardaron silencio y a lo mejor ni están enterados ni saben lo que dijo el Presidente.
Quizá andaban en El Tajín o están preparándose espiritualmente para cargar energía con motivo de la llegada de la primavera el día de mañana.
Todavía ayer lunes, en Papantla, en el acto de supervisión del Complejo Penitenciario Federal No. 3, mientras que el Gobernador habló de “resultados alentadores” del Operativo Veracruz Seguro y que los índices de criminalidad han empezado a descender, el Presidente los redujo a “modestas… reducciones”.
Pero –ahora sí hay que reconocérselo– aunque un día después, ayer el viejo cacique sindical y líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados del Congreso federal, por añadidura compadre de Fidel Herrera Beltrán, Juan Nicolás Callejas Arroyo, salió a responder a Calderón, señalando que el Gobierno federal politiza el tema de la inseguridad para beneficiar electoralmente al Partido Acción Nacional, descalificó la estrategia que se sigue en el combate a la delincuencia organizada y recordó los más de 50 mil muertos que ha costado al país en este sexenio. Dijo además: “El saldo de muertos es mayor a los resultados y aún así siguen aprovechando electoralmente ese temor, no se vale. No se vale porque si en cada gobernante ven a un narcotraficante, entonces también lo ven en cada ciudadano, por eso tanto muerto”.
Po’s claro. Que no nos venga Calderón con su cuento de que se va ganando la guerra contra el crimen organizado y que no venga con su demagogia de que hay seguridad, a menos que se refiera a la de él, a la que le rodea, pues la prensa jarocha consignó escrita y gráficamente cómo el lugar donde durmió en Veracruz la noche del domingo, la residencia naval, quedó convertida en una fortaleza, y cómo toda la bahía del puerto estuvo llena de lanchas patrullas y cómo se montaron vallas metálicas en los alrededores y cómo se cerraron calles y avenidas desde la zona del malecón hasta el Club de Yates y cómo toda el área estaba sembrada de elementos del Estado Mayor Presidencial, del Ejército, de la Marina y de la Policía Federal, y cómo bloquearon con patrullas atravesadas avenidas como Xicoténcatl, Mariano Arista y 16 de Septiembre y calles como Veracruzanos ilustres, y cómo durante el día, helicópteros sobrevolaron vigilando todos los sitios en los que estuvo. No, po’s así sí, sin duda, hay seguridad, mucha seguridad, cuánta seguridad.