Luego de leer ayer la declaración del ingeniero Agustín Basilio de la Vega, director del Centro SCT en el estado, sobre que no hay un solo peso aprobado por los diputados federales para continuar este año la ampliación de la carretera Cardel-Poza Rica (el actual tramo ya ampliado llega un poco antes de El Farallón, yendo de sur a norte), me pregunto qué ganas le deben quedar a los habitantes de toda esa área, que abarca los municipios de La Antigua, Actopan, Alto Lucero y Vega de Alatorre, para ir a votar el próximo 1 de julio por quienes a partir del domingo les van a ir a prometer el oro y el moro.
Por lo que se entiende, solo el gobernador Javier Duarte de Ochoa tiene preocupación y hace gestiones para continuar los trabajos, como quedó expuesto el pasado 14 de marzo cuando durante una visita de una comisión de senadores a la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde demandó a senadores, diputados federales y a la Comisión Federal de Electricidad que lo apoyen ante el Gobierno federal para que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) acelere los trabajos así como el mejoramiento de las rutas de evacuación del Programa de Emergencia Radiológico Externo (PERE), que son una extensión de la carretera federal y que servirían de escape a los miles de vecinos de la central nucleoeléctrica en caso de una emergencia, caminos que ahora están destruidos.
En su alegato, Duarte de Ochoa dijo que era una justa petición por lo que aporta Veracruz a la nación, lo que no se duda, pero ahora ha quedado claro el desinterés, la falta de solidaridad con los vecinos en riesgo, la irresponsabilidad y el valemadrismo de los diputados federales veracruzanos –por lo que se entiende de todos los partidos políticos–, quienes en las negociaciones del presupuesto federal para el estado el pasado fin de año no gestionaron un solo peso para tan importante y vital vía de comunicación, de la que dependerían muchas vidas humanas, cientos, miles, en caso de un accidente en la nucleoeléctrica.
Sería interesante preguntar al líder de la bancada priista, mayoritaria, en la Cámara de Diputados, Juan Nicolás Calles Arroyo, por qué no movió un solo dedo para que se asignaran recursos para continuar la obra. Por lo que se entiende, solo andaba preocupado por imponer a su hermano Ricardo Callejas Arroyo como candidato a diputado federal por Martínez de la Torre, donde por cierto va a perder por su falta de arraigo y luego por la actitud irresponsable de su hermano mayor, como ahora ha quedado demostrado.
Entrevistado ayer el funcionario de la SCT, dijo que “Lo más importante es que ningún legislador pensó en ese libramiento de Laguna Verde y no hay un solo peso autorizado… por eso no quiero abundar más”. Pues sí. Qué caso tiene.
Aquí sí, dígase lo que se diga de él, el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán, durante los seis años de su gobierno, siempre que se acercaba la negociación del presupuesto federal para Veracruz, del que la administración estatal depende en un 95 por ciento, personalmente, con toda anticipación empezaba a cabildear con las autoridades de Hacienda Federal, con los integrantes de las Comisiones de Presupuesto y Cuenta Pública y de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados, así como con el líder de la bancada de su partido, y durante los días de aprobación en la Cámara baja se iba a vivir prácticamente al Palacio de San Lázaro y no solo logró siempre que le aprobaran partidas para obras incluyendo la de la carretera Cardel-Poza Rica (por eso se amplió una parte ya) sino que incluso todos los años consiguió un aumento al presupuesto para la entidad. Nunca regresó con las manos vacías. Cómo hace falta, cómo les hace falta Fidel.
Además del reclamo ciudadano de por qué no gestionó junto con sus compañeros de Cámara recursos para la continuación de la carretera ampliada, el diputado Juan Nicolás Callejas Arroyo falla a su partido y al Gobernador, quien seguramente hizo la demanda a senadores, diputados y a la CFE pensando que los legisladores veracruzanos, en especial los de su partido, habían cumplido con su responsabilidad logrando la asignación de recursos y que era el Gobierno federal el que no aceleraba los trabajos. Agustín Basilio puso ayer las cosas en claro.
Mientras tanto, los habitantes de toda la zona aledaña a Laguna Verde tendrán que esperar otro año para ver si les arreglan sus caminos y si avanza la ampliación de la carretera federal, y con ello se les dan armas a quienes apoyan la apertura de la mina Caballo Blanco en el municipio de Alto Lucero, cerca del área en cuestión, alegando que solo así tendrán trabajos buenos, seguros y de largo plazo, pues al final es la única opción que les queda para, en efecto, tratar de tener una fuente de ingresos.
Y pensar que dentro de unos días, a los vecinos les van a caer por ahí otros señores que les van a ir a prometer buenos caminos, fuentes de trabajo, seguridad ante el riesgo de la nucleoeléctrica, progreso, desarrollo, prosperidad, bla bla bla, a cambio de su voto. Pobre gente.
Otro irresponsable
Y otro irresponsable. Al caer la tarde, ayer el diario Reforma publicó en su portal que contrario a Vicente Fox, el presidente Felipe Calderón, panista para más señas, ha aumentado en un 50.4 por ciento la deuda externa neta del Gobierno federal en lo que va de su gestión, según revela la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Según la nota informativa, de acuerdo a los reportes, al inicio del actual sexenio, en 2006, los pasivos netos con el extranjero sumaban 39 ml 806 millones de dólares y al cierre de 2011 alcanzaron los 59 mil 878 millones de dólares. Habrá que esperar el reporte de 2012 cuando seguramente la cifra aumentará.
De justicia, se destaca que en el mismo periodo de la administración de Vicente Fox, de 200 a 2005, el endeudamiento externo de México disminuyó en 29.4 por ciento.
En otro tema, la Asociación Mexicana de Ayuda para Niños con Cáncer está invitando a la presentación del libro El vuelo silencioso.
Cartas para mi hijo médico de Alicia Dorantes Cuéllar. El acto tendrá lugar el próximo viernes 30 de marzo a las 19:00 horas en el Museo de Antropología. Participarán Raúl Enrique Guzmán, Diana Reyes, Rocío Durante y Roberto Peredo, así como la autora. Aparte de lo interesante de la obra, lo que deje la venta del libro será donado a la asociación como un apoyo a su lucha para ayudar a los niños que sufren cáncer, por lo que se trata también de una noble causa que, sin duda, hay que apoyar.
La autora, Alicia, médica de profesión, es una inquieta mujer con vena y sensibilidad literaria que ha escrito prosa y poesía y ahora es digna de reconocimiento por su altruista labor.