Lo retomo de “Claroscuros”, la columna que José Luis Ortega Vidal, un paisano del sur del estado, publica en el portal pasillos delpoder.com. El pasado 16 de marzo, Miguel Ángel Yunes Márquez, director del programa Oportunidades, el programa electoral del Gobierno Federal, visitó Coatzacoalcos.
Entonces, cuando había impugnación al proceso en el que resultó triunfador su hermano Fernando como candidato panista al Senado, dijo tener confianza en que su broder sería ratificado, como sucedió. Entonces habló de los otros Yunes, los priistas, José Pepe y Héctor.
Quiso aclarar y precisó: “Pepe Yunes no es familiar mío, sólo tenemos un apellido común pero la suya es una familia distinta a la mía… Sin embargo, como si fuéramos familiares. Pepe Yunes es mi padrino de bautizo. Yo le digo tío. Somos muy cercanos.
Héctor es mi tío, su papá y mi abuelo paterno son hermanos. Ellos van por el Senado y mi hermano también. Se puede dar el caso de que tres Yunes sean senadores, pues aun perdiendo mi hermano puede llegar a la Cámara Alta como primera minoría. A eso le temen en el PRI, a que se ubiquen tres Yunes en la línea directa por la próxima gubernatura…”.
¡Brujo! Siendo realistas, todo indica que así será. Todo hace indicar que tres Yunes, caso único en la historia política del estado, serán senadores por Veracruz, dos por mayoría relativa y uno por representación proporcional, y los tres se enfilarán como posibles sucesores de Javier Duarte de Ochoa.
Lo que dijo Miguel Ángel Jr., me parece un reflejo de lo que piensa la familia, la de Miguel Ángel padre. En el peor de los escenarios, en caso de que pierdan la elección, como todo hacer prever que así sucederá, de todos modos la familia Yunes Linares-Márquez obtendrá una posición, o más bien, la familia Yunes Zorrilla-Landa-Linares-Márquez tres: la de Pepe, la de Héctor y la de Fernando. Los Yunes, finalmente, nos representarán en el Senado, ¡y los tres se colocarán en la posición de tiradores para dentro de cuatro años y pico, para llegar al Palacio de Gobierno!
De una cosa podemos estar seguros los veracruzanos, y lo ratificaron el sábado durante un desayuno-conferencia de prensa que ofrecieron el sábado en Xalapa los Yunes “buenos”, los tricolores priistas, Pepe y Héctor. Dejaron muy claro que no habrá guerra sucia, descalificaciones, ataques contra sus parientes, yo no los llamaría los Yunes malos sino los otros Yunes, los neopanistas.
Algo que, conociéndolos o conociendo sus relaciones, sin necesidad de que lo tuvieran que decir públicamente, ya se esperaba.
De siempre, los Yunes, a secas, se han visto como familia y tácitamente han establecido un pacto: jamás atacarse. Respetarse. Cuando ellos han tenido tiempo y oportunidad se han reunido en el rancho San Julián, propiedad del señor José Yunes Suárez, padre de Pepe, un hombre por demás amistoso, cordial, atento, respetuoso. Y entre carnes asadas y cognac del más fino y caro, han sellado y ratificado un pacto: respetarse, ayudarse, jamás atacarse, ayudarse unos a otros, y aunque, en efecto, los Yunes Zorrilla no son familiares consanguíneos de los Yunes-Landa ni de los Yunes-Linares, se ven como tales.
Pero el poder es el poder. Miguel Ángel Jr., por lo que se advierte, ha hecho ya, seguramente con su padre, un hombre que sabe de política, político profesional pese a todo lo que se le cuestione, las cuentas. Y en los haberes y deberes, no salen perdiendo. Lo peor que les pueda pasar es que pierdan la elección pero ganen una senaduría. Y, lo dijo abiertamente, su hermano, junto con sus tíos Pepe y Héctor, se colocará en línea directa rumbo a la próxima gubernatura.
Las palabras del junior parecieran descalificar, de antemano, la pretensión del jefe del clan, Miguel Ángel Yunes Linares, de buscar, una vez más, la gubernatura del estado. Todo parecería indicar que, ahora, se la jugará con su hijo. Y cuidado que Miguel es persistente.
Lo anterior nos indica que, por fortuna, por lo menos por lo que hace a los candidatos a senadores, tendremos una campaña limpia, libre de guerra sucia, de lodo. Que los Yunes no se atacarán ni se descalificarán.
Vengo siguiendo, desde el mes pasado, cuando, pese a las restricciones del IFE, el diario Milenio decidió realizarlas y ofrecer públicamente los resultados, las encuestas que ese matutino realiza a diario para medir las preferencias electorales de los candidatos a la Presidencia. En un principio, Josefina Vázquez Mota se llegó a acercar hasta siete puntos del puntero Enrique Peña Nieto. Después, las cifras han variado.
Que nueve, que once, que trece puntos de diferencia. Ayer domingo, el porcentaje fue contundente: 20 puntos de diferencia, 51 por ciento del mexiquense contra 31 por ciento de la panista. En lugar de acortar distancias, nuevamente, el priista se aleja. Todo hace indicar que, como en las carreras de caballo, el copetudo llegará a la meta con la vara en alto.
La señora, su equipo, han cometido, están cometiendo errores que le van a pesar. Su descalificación a la UNAM, el hecho de que en el primer día de campaña haya ordenado prohibir el paso a una reportera de un portal afín a Andrés Manuel López Obrador a un acto suyo, el reclamo ciudadano que ha hecho que cancele actos, le empiezan a pesar.
A mi juicio, bien dijo Héctor Yunes el sábado: la competencia no es entre Peña Nieto y Vázquez Mota. Es entre Josefina y el tabasqueño, pero por el segundo lugar.
Y, en el caso de Veracruz, aquí he manejado, Peña Nieto jalará a la alza a los candidatos de su partido al Senado. Pepe y Héctor van en caballo de hacienda.
Así pareciera entenderlo, desde ya, el candidato panista al Senado, Julen Rementería del Puerto, pues no se explica de otra manera sus actos: disque recorridos por las calles de Coatepec y de Veracruz, en los primeros días de campaña, así como “volanteo”.
O sea, nada de mítines, de actos donde dé idea, imagen de fuerza, de arrastre de multitudes. Acaso se desgastó en la campaña interna de su partido. Acaso gastó entonces energías y recursos. Acaso se da por perdido y piensa que ya no tiene caso invertir más de nada en la intentona.
Todo parecer indicar que, como lo dijo Miguel Ángel Yunes Jr., tres Yunes llegarán al Senado y se enfilarán rumbo al Palacio de Gobierno para dentro de cuatro años y pico: Pepe, Héctor y Fernando. Ahora sí, como dirían los Chedraui, la familia está de acuerdo. Y no me resultaría nada extraño que luego del 1 de julio próximo, cuando pierda, Julen se una al Pipo y también diga que su peor error fue haber permitido que los Yunes Linares-Márquez hayan arribado al PAN.
Los Yunes, sí. Pero, para dentro para dentro de cuatro años y meses, yo no dejaría de considerar también a Adolfo Mota, a Jorge Carvallo y a Alberto Silva. Ya veremos quién puede chiflar y tragar pinole a la vez.
Pero viendo, escuchando, viajando el sábado con algunos de los protagonistas, me quedó muy claro que, por lo pronto, los priistas primero van a ganar las elecciones del 1 de julio. Luego se destrozarán entre ellos.
Por ahora, unidad, que no uniformidad. Por eso Pepe y Héctor a partir de ya, cada quién va por su lado, aunque con el mismo discurso y los mismos objetivos.