La pregunta es si el candidato del PAN al Senado, Fernando Yunes Márquez, como lo hizo su padre Miguel Ángel cuando fue candidato a la gubernatura, contrató a alguna empresa consultora para que le diseñara su campaña electoral y por lo tanto si tiene y está siguiendo una estrategia por etapas, como sucedió con su progenitor.
Y la pregunta se antoja porque si lo hizo, seguramente fue con una firma no de prestigio o no del prestigio como la que contrató su señor padre, acaso con alguna patito que le está proponiendo cualquier cosa, porque eso de salir a provocar al candidato a diputado federal por Xalapa, Reynaldo Escobar Pérez, no tiene ni se le ve ningún sentido y lo único que hace pensar es que de inicio está desesperado por ver cómo llama la atención.
Es increíble que teniendo un padre como el que tiene, que posee todo el colmillo y la experiencia política, hasta ahora no haya emprendido una campaña seria, de contacto y penetración con y entre el electorado, propositiva, novedosa, de interés para los ciudadanos, y que solo se concrete a dar entrevistas de prensa ya sea en las oficinas del comité estatal panista en Xalapa o en algún conocido café del puerto de Veracruz, todo dentro de la mayor comodidad, pero nada más.
Acaso hasta cabría pensar que sabiendo que gane o pierda va a llegar al Senado, derrotado como primera minoría, de plano ha decidido nadar de muertito y no realizar ningún esfuerzo ni hacer ningún gasto y dejar que las cosas ahí vayan y esperar los resultados del próximo 1 de julio para salir a festejar junto con sus tíos José Francisco y Héctor Yunes, ambos del PRI, su arribo a la Cámara alta del Congreso de la Unión.
Y es que a diferencia de su padre, que ha actuado y actúa con inteligencia, el joven Yunes Márquez ni siquiera supo cómo justificar su reto y provocación al ex Procurador de Justicia, al que en todo caso se le podría dañar políticamente actuando con inteligencia, porque tiene mucho por donde se le puede agarrar, y en lugar de perjudicarlo hasta lo hizo víctima ya que con la respuesta que le dio ayer Reynaldo le brindó la oportunidad de presentarse ante la opinión pública y ante el electorado como un hombre decente, mesurado, comprensivo, tolerante, víctima de los Yunes “malos”, peleoneros por naturaleza. Mal, muy mal como estrategia política.
Grave sería para él si contrató a una empresa consultora que le aconsejó que de entrada saliera a pelear, que se presentara como pendenciero, que optara por la provocación y por la descalificación, porque el electorado ya no se traga cualquier artimaña y menos quiere violencia, descalificaciones, guerra sucia.
Tiene razón el ex alcalde de Xalapa cuando marca la diferencia en los niveles de candidaturas –“Lo respeto, sé que es un joven inquieto y talentoso, pero hasta ahí, nada más. A mí me interesa atender a la población de Xalapa… a este muchacho lo respeto y ojalá que tenga éxito en su carrera política”–, pues mientras que el provocador aspira al Senado, el provocado lo es solo a una diputación federal. Yunes Márquez equivoca sus objetivos. En todo caso su bronca directa es con sus tíos, Pepe y Héctor, sus verdaderos rivales, quienes le disputan el triunfo rumbo al Senado.
La provocación a Reynaldo confirma por otro lado que los Yunes priistas y panistas no van a romper su pacto de no agresión, de respeto entre ellos y que no se van a tocar ni con el pétalo de algún adjetivo. Por ese lado, para alivio del electorado, no se esperan descalificaciones ni guerra sucia entre ellos, entre los candidatos al Senado; para alivio del electorado y de sus respectivos partidos, pues no tendrán que estar gastando tanto dinero en neutralizar ataques o en descalificar mediáticamente.
Pero qué lástima que un joven, del partido que sea, no responda a las esperanzas del ciudadano y no se presente como aspirante a un cargo de elección popular con una nueva actitud, fresca, novedosa, inteligente, informada, propositiva, de ideas, y que caiga en el lugar común. ¡Carajo! Ahora resulta que hasta Reynaldo es capaz de responder con decencia y con elegancia.
Por otra parte también, la actitud desesperada de Yunes Márquez ha confirmado que el priismo no va a caer en ninguna provocación panista y menos va a responder a ataques y descalificaciones, por lo que los panistas, si es que así lo tienen pensado, tendrán que ir optando por otra estrategia, lo que de paso beneficiará al electorado, pues entonces tendrán que pensar en la atención a los problemas de la población para tratar de ganar simpatías y votos.
En Orizaba, mientras tanto, continuó ayer el pleito entre el diputado federal Fidel Kuri Grajales y el aspirante a sucederlo Juan Manuel Díez Francos, ambos priistas y que solo buscan y usan el poder para hacer relaciones y negocios, agenciarse contratos, franquicias, amasar más fortuna, millonarios ambos que no saben de las verdaderas necesidades de la población y que no son más que políticos por conveniencia.
Y del presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Erick Lagos Hernández, nada, ni sus luces. Se supone que a él lo impuso la “militancia” para resolver los problemas internos de su partido, para meter orden, para mantener en armonía a los militantes. Por lo que sucedió ayer de nuevo, tanto Díez Francos como Kuri Grajales se han de carcajear de él. Ya le tomaron la medida. Ya se dieron cuenta que pueden hacer lo que quieran, que no hay quien los meta al orden.
Aquí también hay otra pregunta obligada: ¿Era Erick la persona idónea para estar al frente del PRI en este momento cuando ese partido y todo lo que representa encara una empresa política mayor? Reviso a diario el material informativo que se me hace llegar sobre sus “actividades” y no salgo de mi asombro: en plenas campañas para renovar al Legislativo y al Ejecutivo federales, el flamante presidente priista se concreta a estar izando y arriando la Bandera nacional en la explanada del edificio del CDE o a estar sentadito en sus oficinas recibiendo a alguna persona o a algún grupo de personas o tomando protesta a cualquier organización fantasma, todo en la comodidad, con su trajecito bien planchadito, pero no he visto una foto, una solo foto suya en donde traiga el overol puesto y esté recorriendo el estado apoyando a los candidatos de su partido, incendiando el estado con algún discurso de verbo encendido, manejando ideas, propuestas, moviendo multitudes, haciendo la revolución tricolor.
Con la exhibida por su falta de autoridad que le están dando Fidel Kuri y Juan Manuel Díez, ha de palidecer de vergüenza su maestro Fidel Herrera Beltrán, de quien se vio que no aprendió nada y quien también fue presidente del CDE y jamás permitió que nadie se le subiera a las barbas. Si pudiera, este clásico de la política contemporánea ya le hubiera dicho que se desapendeje o que no se apendeje, que para algo es el pinche poder: para ejercerlo, pero hay que tener tamaños para ello.
Ya me imagino lo que han de pensar de él, a distancia, políticos que pasaron por el cargo, como Manuel Ramos Gurrión, Jorge Uscanga Escobar, Guillermo Zúñiga Martínez, Miguel Ángel Yunes Linares o Amadeo Flores Espinosa, por solo citar a unos cuantos.
Y como los lectores merecen descanso, nos encontramos el próximo lunes, Dios mediante.