¿Qué extraño encanto tiene la política que hace que los hombres sean capaces de sacrificar a su familia al alejarse de ella, de desoír a sus mujeres, de exponerse a la crítica a costa de su imagen personal?
En una entrevista que se publicó el 4 de abril en el diario Notiver, la señora Pamela Molina, esposa de Julen Rementería del Puerto, candidato panista al Senado por la segunda fórmula, narró a la reportera Sandra Segura que ella ya no quería que su esposo continuara en la política luego de que había sido alcalde del puerto de Veracruz. “Me había prometido que ya se había acabado esto. Después de la alcaldía se fue a México.
Me costó mucho trabajo acostumbrarme a que estaba él allá y yo acá. Yo iba los fines de semana o él venía, cuando me sale con esto (su aspiración de ser candidato al Senado) y la primera que dijo no fui yo, y le dije tú me prometiste”.
Al fin consintió porque declaró que lo veía preocupado “y porque pueden más 25 años de estar juntos”, aunque, “ahora justo con esto, yo no quería que fuera para el Senado, yo le dije que si no iba en primer lugar no quería que fuera y cuando vino esto de que quedó en la segunda fórmula hubo bastante fricciones, porque él me prometió que ya no”.
La señora confesó lo duro que ha sido que su esposo esté más tiempo en la política que en su casa. “La verdad realmente sí me cuesta mucho trabajo, es muy difícil para mí porque yo le apuesto todo a la familia y mientras más separados estemos… Nosotros no teníamos cantidad sino calidad de tiempo. Desde octubre de 2011 hasta febrero de 2012 no hemos pasado en familia ni un fin de semana. Yo estaba molesta y no quería acompañarlo a nada”.
Doña Pamela se quejó: “Aquí no hay cumpleaños, no hay día de las madres, no hay nada de nada. La política así es. Bueno, es lo que Julen decidió. Realmente a mí me dolió muchísimo lo de la senaduría, pero admiro a Julen, el temple que tiene. Yo soy totalmente visceral, no podría estar en su lugar ni un segundo”.
Y su percepción de las cosas. Mencionó que el día que su esposo no logró encabezar la primera fórmula, reflexionó: “yo pienso que no le toca a los buenos lo mejor, ese día realmente estaba yo desilusionada, no lloré, pero ese día fue muy mal, estábamos todos callados.
Yo estaba molesta y le dije: es que ya me cansé de que siempre seas el bueno, ya me cansé que siempre me digan que eres un magnífico hombre porque luego hay veces que no nos toca la justicia a los buenos y ganan los que no son tan buenos”.
Pero nada de eso conmovió al señor Rementería del Puerto y hoy en lugar de estar disfrutando de su familia, de su holgada posición económica lograda como empresario y acrecentada a su paso por el poder, de la comodidad de su hogar y del respeto de sus amistades, anda dando una penosa imagen, arrastrando el fantasma de la derrota.
Al igual que a su ex compañero de contienda Víctor Alejandro Pipo Vázquez Cuevas, se ve que llegar a ser senador, que mantenerse en el poder, en la nómina, que gozar de los privilegios que otorga la posición, se ha convertido en una obsesión para él. Pero por lo menos Pipo ha sido congruente con su postura de rebeldía e inconformidad con el resultado de la elección interna del 19 de febrero.
No obstante que aceptó una situación dada al decidir encabezar la segunda fórmula de su partido, es decir, la designación-imposición que hizo la Comisión Nacional de Elecciones de Fernando Yunes Márquez como cabeza de la primera fórmula, dos meses después sale a impugnar. ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué en su momento dejó solo a Pipo Vázquez Cuevas, quien hizo lo mismo? Solo hay una posible explicación: en sus recorridos de campaña por el estado como candidato, ya palpó, comprobó, está seguro que su partido tiene perdida y va a perder la elección del próximo 1 de julio.
Es decir, actúa por conveniencia, por sobrevivencia. En realidad, él nunca hizo labor de acercamiento con el electorado panista del estado. Es un desconocido y por eso en los lugares donde se ha presentado sus actos han sido desangelados, poco concurridos.
El gasto lo hacía Alejandro Vázquez Cuevas, quien sí es conocido y tenía o tiene seguidores en toda la entidad. Hoy el señor Rementería del Puerto sabe muy bien que perdiendo la elección su partido alcanzará solo una senaduría como primera minoría y esa le corresponderá a Fernando Yunes Márquez, y por eso quiere, a toda costa, su posición.
Desde un principio el que impugnó fue Pipo. El sábado 3 de marzo, el diario Notiver informó que la Comisión Estatal de Elecciones había invalidado la declaración de resultados de la elección interna del 19 de febrero debido a las irregularidades cometidas, por lo que se dejaba en manos de la Comisión Nacional de Elecciones (CNE) la designación de los candidatos.
El martes 20 de marzo, la CNE anuló los comicios internos, ¡pero designó a Fernando Yunes Márquez como candidato para la primera fórmula! y a Gloria Olivares Pérez, para la segunda. Julen y Pipo quedaron fuera.
Desde entonces, el señor Rementería del Puerto supo que en la cúpula nacional panista no lo querían como candidato. No obstante, su obsesión por el poder lo llevó a aceptar su postulación pero solo porque la candidata designada para la segunda fórmula declinó a tal honor.
O sea, como comúnmente se dice, aceptó ser plato de segunda mesa. El ex funcionario federal, desde aquella fecha pudo haberse inconformado y haber impugnado la decisión de la CNE, pero no lo hizo.
En conferencia de prensa, el 22 de marzo dijo que había condicionado su aceptación a que la coordinación de la campaña se manejara desde la sede de su partido, como si un aspirante estuviera en posición de poner condiciones a la dirigencia nacional. Pero siguió aceptando la situación dada.
Y hoy, en plena campaña, ya como candidato, impugna una decisión en la que él mismo resultó beneficiado, o sea, es algo así como estarse impugnando a sí mismo. Se le olvida que él al igual que Fernando Yunes Márquez fueron y son producto de un dedazo, los dos juntos.
¿Tenía necesidad de todo esto si hubiera escuchado a su esposa? ¿Le dará ahora la razón e irá a pedirle perdón? ¿Por fin, ahora sí pasará este 10 de mayo con ella y con su familia? ¿Realmente él ha sido el bueno de esta película, como insinúa su esposa?
Para todo esto, el Pipo debe estar a las carcajadas.
Reacción oportuna
Tiene que reconocerse la oportunidad con que actuó el Gobierno del Estado con motivo del fatal accidente en el norte del estado el pasado fin de semana. Oportuna y reconfortante debió ser para los deudos la presencia del propio gobernador Javier Duarte de Ochoa y de su esposa Karime Macías.
En desgracias como esas nunca están por demás las palabras de aliento, los gestos de solidaridad, la ayuda, el apoyo. Y esta vez, por fortuna, no faltaron. Bien.