En el fondo se trataba de una buena medida, ejemplar, sin precedente, que hubiera redituado enormemente a favor de la buen imagen del gobierno del estado, si no se hubiera tratado de una acción meramente cosmética, de maquillaje, porque nunca se fue a fondo, lo que al final resultó contraproducente porque la sociedad terminó criticando la decisión por insuficiente, se hizo víctimas a unos cuantos presuntos pillos de menor monta y, en cambio, se ganó a verdaderos enemigos que hoy, cuando se necesita de ellos para efectos electorales, trabajan a todo gas en las filas de oposición como una forma de vengarse de lo que se les hizo.
Se trata de un buen número de ex alcaldes, ex síndicos, ex regidores, ex tesoreros, ex contralores y ex directores de obras públicas municipales priistas en su mayoría de administraciones locales de 2004 a 2009 contra los que en enero y en agosto de 2011 se giraron en total 190 órdenes de aprehensión por presunto daño patrimonial por cientos de millones de pesos, de los cuales hasta la fecha no se ha informado con precisión si se recuperaron o cuánto se ha recuperado o si de plano nunca de recuperó nada.
Pero la medida al final pareció más efectista, de legitimación y de relumbrón, que causó el desencanto ciudadano, porque salvo dos peces más o menos de buen tamaño, de municipios medianos –Juan Ramón Gánem ex alcalde de Tuxpan y Antonio Poucholén Cárdenas de Las Choapas–, los acusados y algunos detenidos todos fueron puros peces chicos, ex servidores públicos de municipios pequeños, rurales e indígenas, “puro pobre pendejo que no sabe leer ni escribir” como diría un taxista, y no hubo ningún ex funcionario de algún municipio grande al que se implicara pese a que había acusaciones y señalamientos públicos en su contra. El señor Gánem duró solo unas cuantas horas detenido y casi se le ofrecieron disculpas antes de dejarlo en libertad y nunca se demostró que hubiera regresado un quinto.
Recuerdo que en su momento, priistas, conocidos o compañeros de los perseguidos, mostraron su desacuerdo no por la presunta culpabilidad sino por la forma en que se les trató cuando fueron detenidos ya que se les esposó como si fueran los peores criminales, incluyendo a mujeres, y así se les exhibió ante la prensa lo que, dijeron entonces, golpeaba a todos sus familiares por el descrédito a que se les exponía sin haber dictado el juez sentencia de que en efecto fueran culpables.
Al final, la opinión pública criticó la medida, se quedó con la idea de que se hizo víctimas a los acusados por un propósito mediático, y los señalados se convirtieron en verdaderos enemigos de las actuales autoridades. Hoy, se sabe que son los peores enemigos que tiene el PRI, que ellos, sus familiares y sus amigos trabajan para la oposición y que constituyen un buen número de votos que irán a fortalecer en su mayoría a Andrés Manuel López Obrador.
Así, algo que se veía bien, que aparentemente tenía buen propósito, pesará ahora para la causa tricolor a la hora del recuento de los sufragios.
La respuesta de una chica de la Ibero
¿Fuera de la rebeldía propia de los jóvenes, por qué ese comportamiento de muchachos de buena, excelente posición económica?, pregunté el miércoles en “Prosa aprisa” a propósito de la protesta de estudiantes de la Universidad Iberoamericana hace una semana en contra de Enrique Peña Nieto si, dije, aparentemente no tenían pretexto ya que todo lo tienen resuelto, a diferencia de jóvenes en desventaja económica que hubieran tenido motivos suficientes para quejarse. “Sin duda es un fenómeno digno de analizarse más a fondo antes que condenar a quienes se manifestaron”, escribí.
La respuesta, una respuesta justificada, la hallé ayer leyendo la siempre amena columna de Catón, el maestro Armando Fuentes Aguirre, “De política y cosas peores”, que se publica en el diario Reforma y en muchos otros periódicos del país. Él fue de los que reprobó la protesta y llamó inciviles e intolerantes a los muchachos e incluso se atrevió a decir que se había tratado de una emboscada contra el mexiquense. Ayer, privilegiando “la razón por encima de la diatriba”, publicó lo siguiente con el encabezado “Lección amable”:
“Una joven estudiante de la Ibero me envió un correo muy bien escrito y razonado. Le pedí su autorización para transcribirlo aquí, y me contestó: «Para mí sería un honor que mi mensaje fuera reproducido en su columna. Sin embargo, dejo a su consideración el uso de mis datos personales, debido al clima de hostilidad en que vivimos. Le proporciono, además de mis iniciales (IMI), mi número de matrícula en la Universidad: es el 171583-7. Muchísimas gracias por su amabilidad, y reciba igualmente mi afecto y amistad».
El mensaje que me envió IMI dice así: «Estimado Catón: soy alumna del sexto semestre en la Universidad Iberoamericana y leí su columna titulada ‘Emboscado’ en el periódico Reforma el día de hoy (martes 15) y quisiera compartirle mis impresiones al respecto. En primer lugar no creo que las protestas se organizaron porque ‘nos vamos a divertir’, como usted expresa en su columna.
Si bien es cierto que algunos estudiantes se organizaron desde días antes para protestar, también creo que la actitud provocativa con la que el equipo y el mismo candidato se presentaron al evento (me refiero al retirar las cartulinas que traían los alumnos y revisar las bolsas y mochilas de los asistentes) causaron que el ambiente se fuera tornando más denso y que finalmente explotó con la declaración al final del Lic. Peña Nieto sobre el tema de Atenco. Respecto al hostigamiento con letreros de ‘te odio’, creo que aquel que lo haya escrito se encuentra en el mismo derecho de hacerlo al igual que aquellas personas que se presentan a sus actos de campaña con letreros que dicen ‘te amo’.
Creo que la causa pudo haber sido que a la entrada al auditorio les fueron retiradas las pancartas opositoras y los alumnos, al ver que quienes lo apoyaban pudieron ingresar con ellas sin problemas, el coraje (y la imprudencia juvenil a la que usted se refiere) los llevaron a perder los estribos y a escribir algo tan despreciable. Por otro lado, estoy de acuerdo que si el candidato fue invitado, es una falta de respeto que sea corrido a gritos, pero creo que es una exageración afirmar que ‘es tratado como asesino o criminal’, pues en ningún momento fue agredido físicamente y los estudiantes, aunque seguían gritando, abrieron paso por los pasillos permitiendo la salida del candidato, quien una vez arriba de su camioneta pudo abandonar el plantel sin ningún problema. Sí, fue un recibimiento hostil, pero jamás fue tratado como criminal.
Usted menciona que se hubiera obtenido mejores resultados si se hubiera combatido con argumentos y razones su discurso político. ¿Cómo puede ser posible debatir con el candidato, si a las preguntas puntuales que se le hicieron respondió de manera poco contundente y a veces con evasivas? Basta con escuchar el audio de su intervención para darse cuenta de esto, en especial en la pregunta que hacía referencia a la deuda de Coahuila y que respondió dando datos del Estado de México.
Cabe destacar que el Lic. Peña huyó, porque no encuentro otra palabra para describir lo que sucedió, de la entrevista, previamente programada, en la estación de radio de la universidad donde tendría una gran oportunidad para enfrentarlo, como usted dice, con argumentos y razones. Mi único propósito en este correo es expresarle el sentir de una joven de 21 años que se encuentra preocupada por la manipulación de la información respecto al tema y la controversia que se ha desatado a raíz de lo ocurrido en la universidad de la cual me siento muy orgullosa de pertenecer»”.
No hay duda, a los jó
venes preparados, informados, no se les engaña ni se les manipula. ¿Acaso estos jóvenes, y todos los que se solidaricen con ellos, van a ir a votar a favor del candidato del PRI?