Parece que el candidato Enrique Peña Nieto está entendiendo la magnitud de las manifestaciones de inconformidad en contra de su persona, de su candidatura y de su partido y, hay que reconocerlo, está obrando en consecuencia y bien.

No de otra forma se entienden sus pronunciamientos del lunes y de ayer martes en los que se muestra receptivo a las críticas que le han llovido y para tratar de neutralizar la situación se pronuncia por el respeto a la disidencia y por la tolerancia a todo tipo de manifestación.

El lunes dio a conocer diez puntos conteniendo los principios políticos a los que ofrece apegarse si gana la elección, para construir una nueva presidencia democrática, dijo. Llama la atención que da prioridad a las libertades de manifestación, de expresión y periodística, en ese orden.

Sobre la libertad de manifestación, señaló que el ejercicio de la libertad de reunión y manifestación es pilar de nuestra cultura democrática y por eso ofrece proteger, si gana, el ejercicio de este derecho en todos los espacios públicos del territorio nacional (incluyendo Córdoba, se entiende) y fomentar una cultura de respeto y tolerancia a todas las expresiones políticas.

En cuanto a la libertad de expresión, ofrece ser garante de ella. Ofrece que las críticas al presidente de la república –ya se asume como tal–, en todos sus estilos y formatos, serán escuchadas, respetadas y tomadas en cuenta. “En una presidencia democrática no caben ni la violencia en contra de los periodistas, ni la censura”.

Sobre la relación con los medios, señaló que el gobierno debe establecer una relación con todos acorde con una cultura democrática.

 

Como presidente –siguió hablando como si ya lo fuera– ofreció impulsar una reforma constitucional para crear una instancia ciudadana y autónoma que supervise que la contratación de publicidad de todos los niveles de gobierno en medios de comunicación se lleve a cabo bajo los principios de utilidad pública, transparencia, respeto a la libertad periodística y fomento del acceso ciudadano a la información. “Solo un país bien informado garantiza una cultura democrática”.

Me imagino que esto sería algo así como un ombudsman ciudadano que defendería los intereses de la sociedad tanto para que se haga buen uso de los dineros que se pagan en forma de impuestos como para que se garantice –eso pienso– que el pago de publicidad oficial no implica la manipulación ni el ocultamiento de información, pues no de otra forma entiendo esto de “respeto a la libertad periodística”.

Llama la atención la propuesta porque el mexiquense habla de una instancia ciudadana y autónoma y no de un organismo oficial como los inútiles institutos estos de acceso (je je)  a la información pública, que lo único para lo que sirven es para ser parapetos a fin de que los gobiernos oculten información que debieran conocer los ciudadanos pues de por medio está el manejo de millones de pesos del erario público.

Pero también llama la atención porque Peña Nieto ofrece que la medida aplicaría para los tres niveles de gobierno, es decir, para los gobiernos federal, estatales y municipales, con lo que, si de veras llegar a ser cierto, se acabarían muchos negocios al amparo del poder y en connivencia con el poder. Sin duda, por lo menos como propuesta y en teoría, está pisando un callo porque acabaría con un jugoso negocio.

Pero el copetudo se ve que también carga el peso de las manifestaciones públicas y de la airada reacción en su contra pues volvió a insistir ayer martes en que hay que escuchar las opiniones diversas de la sociedad, “las que estén a favor y las que disientan, pero escuchar invariablemente a todas y a todos”, a no caer en el clima de intolerancia.

 

“Lo más importante es que esta competencia democrática permita espacios libres a la expresión de todas las opiniones, por diversas que sean, pero que sean escuchadas, que se permita el espacio para escucharlas”.

Por lo menos, tiene que reconocérsele también,  en todo lo que propone su lenguaje es muy claro, tan claro como para que lo entiendan los que tengan que entenderlo, aunque en lo que resta de la campaña ya veremos si así sucede.

El hueso, el hueso político
Con empujones, insultos, gritos y amenazas, el 27 de agosto de 2007, el entonces dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, logró que le abrieran las puertas del Palacio de Gobierno para entrar a reclamar a las autoridades estatales porque, denunciaba, se estaban entrometiendo en el proceso electoral local.

 

Previamente, desde la tribuna del mitin que encabezaba en la Plaza Lerdo, arengó a los simpatizantes de su partido a ingresar al inmueble para hacer el reclamo al entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien aquel domingo no se encontraba en Xalapa.

 

Ante los gritos de “¡mapache electoral!”, acompañado por el entonces dirigente estatal Alejandro Vázquez Cuevas, los candidatos a diputados locales Iván Hernández y Alberto Onofre y la candidata a alcaldesa Cinthya Lobato, Espino hizo su show.

 

En aquella elección, el PAN en Veracruz sufrió una estrepitosa caída: ganó solo dos diputaciones de mayoría cuando hasta entonces tenía 14 mientras que el PRI arrasó al ganar 28 de mayoría y obtuvo el triunfo en solo 31 municipios contra 155 del tricolor, cuando había llegado a tener más presidenciales municipales que el priismo.

Machincuepas y chapulineo partidista, saltimbanqui, ayer se entregó en brazos de aquellos “mapaches electorales”: se sumó a la candidatura del priista Enrique Peña Nieto y dejó una frase para la posteridad: “Que hoy asumas el compromiso de ser un presidente democrático me da plena, absoluta confianza en apoyarte y ayudarte a ser presidente de México”.

 

Le ofreció la cereza del pastel: según él, un millón de votos a través de su membrete Movimiento Volver a Empezar y que saldría de inmediato a buscar el voto para el copetudo.

 

¿Qué le han ofrecido?
¿Acaso en Veracruz, en cualquier momento, el fallido candidato al Senado blanquiazul, Alejandro Vázquez Cuevas, para no quedarse atrás y siguiendo a su antiguo maestro y líder anunciará también su adhesión a la causa tricolor y se echará de inmediato a buscar el voto para el priismo?