El pronóstico, hasta ayer, prevé que el huracán “Ernesto” tocará tierra por segunda vez en territorio nacional, luego de impactar en Quintana Roo, la mañana del próximo viernes, esta vez en la región central de Veracruz.
Sin duda, no es ninguna buena noticia para las autoridades del estado y municipales, porque la emergencia que va a provocar requerirá necesaria y forzosamente de la atención oficial no solo para atender a los damnificados sino también los daños materiales y a los servicios públicos que generalmente se provocan en estos casos, todo lo cual se traduce en dinero, en su disponibilidad y en su aplicación.
Corre ya agosto y si se descuenta el actual mes solo restarán cuatro para concluir el año, varios de los cuales se reducirán a nada –septiembre con las fiestas patrias se va en pachangas, en noviembre nuevamente adelantarán a los burócratas federales el aguinaldo por el Buen Fin y en diciembre ya todos se la pasan pensando en el pago de aguinaldo y en las posadas– para la efectividad en especial de las autoridades municipales, las más cercanas a la gente, las que, entretenidas y afectadas por las pasadas elecciones ya casi perdieron el año para la realización de la obra pública no solo de gran magnitud sino de gran contenido social, pues con las lluvias (y las inundaciones en muchos casos) de por medio y la escasez de recursos, que se sabe que padecen, poco o nada podrán hacer ya.
Pero lo más preocupante para los actuales alcaldes es que al concluir este año habrán consumido ya dos de su mandato de tres y prácticamente no han hecho nada relevante, no tienen nada de qué presumir ante los ciudadanos, no tienen ninguna obra significativa y el año que viene sus demarcaciones estarán envueltas en el proceso electoral para renovar los ayuntamientos, proceso que, seguramente como ocurrió este año, absorberá una cuantiosa cantidad de recursos que se distraerán de los satisfactores prioritarios que requiere la población.
En lo que va de las gestiones municipales actuales, ha sido significativa la nimiedad de la acción oficial municipal. Una y otra vez se la han estado llevando solo con pan y circo, con festivales de salsa que ningún beneficio deja al grueso de la población, con la inauguración de alguna fuentecita que a las pocas horas ya no funciona bien o con la realización de actividades solo para taparle el ojo al macho como esas boberías del filete más grande del mundo, de la cocada más grande del mundo, de la mariscada más grande del mundo, etcétera, pero de obra concreta, material, palpable, disfrutable, poco o nada, si acaso solo algunas paladas de asfalto para medio tapar baches.
Si alguien tuviera la curiosidad, la paciencia y el tiempo para abrevar en las hemerotecas sobre todo los ofrecimientos que como candidatos hicieron los actuales alcaldes, acaso podrían comprobar que apenas si han cumplido en un 30 por ciento, que mantienen sus municipios con un gran déficit de obras y de servicios y que han realizado grandes acciones pero solo en las páginas de los periódicos (siempre me ha llamado la atención, por ejemplo, el sofisma con que se promueve la presidenta municipal de Xalapa, Elizabeth Morales García, quien luego manda insertar una fotota suya con una notota periodística y un gran encabezado que dice: “Realizó la alcaldesa 3 mil acciones”. Cuando va uno al detalle se entera que en realidad entregó tres mil paquetes con un cuadernito, de los más baratos, un lápiz y un borrador).
Mucho se manejó en el pasado proceso electoral federal que varios candidatos perdieron porque el ciudadano castigó a las autoridades municipales en funciones y a sus partidos por la falta de resultados, por los escandalosos sueldos que se han autoasignado, por el favorecimiento, a ojos vista, con cargos o comisiones a sus familiares, a sus parejas o a sus incondicionales, por la falta de transparencia, por la promesa incumplida, por sus escándalos personales y con cargo al erario. Mucho hay de cierto.
Es cierto también: casi la mayoría de las actuales autoridades municipales heredaron cuantiosas deudas, desfalcos, desvíos de recursos, abusos (raterías) del erario público, amén de falta de apoyo estatal y federal, en el caso del estado por la escasez de dinero que dejó la administración anterior. Se hizo como que se hizo para tratar de remediarlo. Se detuvo a solo algunos alcaldes de menor cuantía, en la Legislatura se la pasan amenaza y amenaza de que se actuará contra los alcaldes que cometieron irregularidades, pero no se sabe que se haya recuperado un solo quinto. La viva impunidad, pues.
Ahora llegó la temporada fuerte de lluvias, las que producen inundaciones, damnificados, daños materiales cuantiosos, corte y afectación de servicios, situaciones de emergencia. Por eso, la inminente llegada de “Ernesto” no puede ser bien recibida por parte de las autoridades. De los ciudadanos, menos.
Y a la par de la llegada de lo fuerte de la temporada de lluvias, tormentas y huracanes, vendrá aparejado también el nuevo proceso electoral local y municipal. Llegado el momento,el ciudadano tendrá, seguramente, listo su voto de castigo si además de malos candidatos que sean postulados, las actuales autoridades no le cumplen con obras y servicios de calidad, los que les prometieron, por los que pagan sus impuestos, los que demandan y necesitan.
De Xalapa, donde vivo y por lo que tengo más presente todo lo que se nos ofreció en 2010, lo menos que se nos vendió es que sería una verdadera Xalapalandia, un sitio de ensueño, el paraíso en la Tierra, la Disneylandia urbana de México, el País de las Fantasías. Habría que realizar un recorrido por colonias y fraccionamientos, por el mismo centro de la ciudad, para comprobar el lastimoso estado material en que se encuentra la capital. La alcaldesa Elizabeth Morales García se niega a reconocer que mucho tuvo que ver en la derrota de Reynaldo Escobar Pérez, pero así fue, por su omisión o por su falta de acción para darnos la capital que nos merecemos. Sus logros más significativos y que sigue presumiendo son una tirolesa en el Paseo de los Lagos, una cuevita que rehabilitó y un muralito que mandó pintar en el viaducto o pedazo de viaducto que tenemos.
Pero llega “Ernesto” y en lugar de que se presumiera ahora la obra material que protegiera a miles de veracruzanos de las lluvias e inundaciones, ya se prepara a los fotógrafos y a los camarógrafos oficiales para que capten a las autoridades poniendo en servicio albergues que no son más que las escuelas y edificios públicos habilitados a donde año con año van a parar los desprotegidos, los afectados, los olvidados, los que en las colonias fueron a votar y siguen padeciendo de la inoperancia de las autoridades municipales y esperando todos los que se les ha prometido.
Y pensar que luego vendrán “Pedro” y “Elena” y “John” y “Katleen” o como se vayan a llamar los demás huracanes. En un año que les restará a los actuales Ayuntamientos, poco podrán hacer ya. Dejados perder dos años, ¿habrá quien no acepte que se pueda adelantar el adjetivo fracaso para las actuales administraciones municipales?
Héctor, insiste
¿Qué hacía ayer el senador electo Héctor Yunes Landa en un hotel de Xalapa con los 50 coordinadores distritales y regionales de su campaña, aparte de desayunar y ver el partido de fútbol? Me invitó a sumarme. Le agradezco.