El de ayer, fue un día especial para el Gobierno del Estado, como el que seguramente querría el gobernador Javier Duarte de Ochoa que fueran todos los días de su administración.
Por fin, en todo lo que va de la actual gestión, luego de 21 meses, de un año y nueve meses, pudieron salir a ofrecer al menos dos casos resueltos de crímenes de periodistas.
Por la mañana, en conferencia de prensa, el titular de la Procuraduría General de Justicia, Felipe Amadeo Flores Espinosa, dio a conocer que fueron esclarecidos los crímenes de Ana Irasema Becerra Jiménez, Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge Córdoba, Esteban Rodríguez Rodríguez y Víctor Manuel Báez Chino, cinco compañeros del puerto de Veracruz y de Xalapa que fueron victimados por la delincuencia organizada.
El fiscal ofreció una amplia y detallada explicación, dio nombres y, con toda la seriedad, como merecen ser tratados casos tan delicados, habló de investigaciones, elementos de prueba, dictámenes periciales, informes de investigación y testimonios, un lenguaje del que no habíamos escuchado los veracruzanos durante la actual gestión por lo que, por lo menos en mi caso, hasta me suenan raros tal conceptos aun a pesar de que en mis inicios como reportero los manejé con frecuencia porque cubrí la fuente policiaca o de nota roja.
Más allá de lo positivo de la acción ministerial, que sin duda ha caído como un bálsamo tanto al gobierno estatal, tal urgido como necesitado de buenas noticias que ofrecer para contener en parte tantas críticas periodísticas por su desempeño, como a los ciudadanos, que necesitaban y necesitan resultados que los tranquilicen y les garanticen que no nada más se trata de declaraciones de las autoridades, otras cosas me llamaron también la atención.
Por ejemplo, ¿por qué esta vez el gobernador Javier Duarte de Ochoa no fue quien dio a conocer la información, el éxito de los resultados, si los casos acapararon la atención pública y mediática no solo del estado sino del país y del extranjero e incluso motivaron que organismos internacionales demandaran su investigación, esclarecimiento y castigo a los culpables?
Me extraña porque en cambio sí salió, en junio pasado, a dar cuenta de la solución del crimen de José Luis Blanco Rosas, un maestro compañero universitario, que si bien merecía toda la atención oficial, también la requerían los compañeros periodistas víctimas del crimen organizado.
Sus razones tuvo, pero creo que esas, como la de ayer, son medallas que se debería colgar, porque están sustentadas y avaladas por un trabajo serio, no especulativo y que ayer mismo mereció ser destacado en los portales de medios informativos no solo del estado sino del país y acaso hasta del extranjero.
Me extrañó también que esta vez, a diferencia del pasado, tampoco acompañó al Procurador la vocera y coordinadora de Comunicación Social, Gina Domínguez Colío, a quien, en cambio, en ocasiones anteriores pidieron, ordenaron o embarcaron para que estuviera presente en otros anuncios que no solo le valieron críticas al declarante sino, por extensión, a ella misma, sin que fuera responsable de los actos irresponsables que constituyeron esas declaraciones.
Acaso ambas actitudes, tanto la de Duarte como la de Domínguez, nos estén mostrando que ha habido un cambio en la forma de conducirse en el gobierno aunque, para mi gusto, esta vez sí merecían salir a recibir el reconocimiento de la acción positiva y efectiva del trabajo oficial.
Pero, la actuación del procurador Flores Espinosa mostró también cómo debe hacerse el trabajo ministerial, en forma totalmente responsable, ofreciendo resultados con base en investigaciones, en pruebas, en dictámenes periciales, en testimonios, y no saliendo a especular y menos a enlodar nombres y personas ya fallecidas con acusaciones sin sustento solo por simples presunciones.
Al final, el político y abogado de Cotaxtla informó que en el resto de los casos en donde se han visto involucrados compañeros periodistas (más bien, han sido víctimas), se continúan las indagatorias y conforme haya información concluyente, como en los casos referidos, se dará a conocer.
Por lo pronto, el resultado anunciado ayer debe reconocerse ampliamente, sin ninguna limitación, así como en su momento todos condenamos los hechos, hicimos señalamientos por la falta de seguridad y demandamos y exigimos que se investigara, se resolviera y se castigara a los responsables.
Sin embargo, triste y lamentablemente, hay más pendientes. Esperan ser resueltos los casos de Regina Martínez, de Milo Vela y su familia, de Yolanda Ordaz y de varios compañeros más de varios puntos del estado, así como que aparezcan periodistas desaparecidos.
Las autoridades deben estar plenamente conscientes que una golondrina no hace verano.
Porque, aparte, hay muchos casos más pendientes de solución, como el reciente cuando fueron degollados siete miembros de una familia completa, incluyendo inocentes niños, casos en los que la sociedad toda espera justicia y que igual habremos y tendremos que reconocer cuando se esclarezcan si es que se llegan a esclarecer algún día.
La sonrisa de Tomás Ruiz
Quienes lo conocen comentan que desde hace ya varias fechas, desde días antes de que se reafiliara al PRI y rindiera protesta ante Pedro Joaquín Coldwell en el Consejo Político Estatal que tuvo lugar el pasado 22 de julio en Boca del Río, a Tomás Ruiz González se le ve sonriente, muy sonriente, incluso ajeno a las versiones de quienes una y otra vez lo han estado renunciando.
Lo que llama la atención es que aseguran que la sonrisa que luce no tiene nada que ver con su novia Ana de la Reguera, sino que al parecer hay otro motivo. ¿La alcaldía de Coatzacoalcos? ¿Una diputación local? ¿El liderazgo del Congreso local? ¿La noticia de un bonche de dinero con el cual pagar a los proveedores y contratistas que siguen reclamando lo que les deben desde el sexenio pasado? ¿Qué, qué, qué?
Por otra parte, ha trascendido que Tomás regresó al tricolor, se reafilió a invitación y petición expresa del gobernador Javier Duarte de Ochoa, en lo que no vio ni tuvo ningún inconveniente además porque el nuevo manto que cobijará al poder presidencial es tricolor, pero también por respeto institucional al joven gobernante y porque tiene muchos amigos en las filas priistas.
Ruiz González es abogado pero sobre todo un hacendista, fiscalista y economista de primer nivel, ex diputado federal priista, ex dirigente nacional del Partido Nueva Alianza, ex colaborador del presidente panista Vicente Fox en la Lotería Nacional donde limpió un cochinero que según versiones periodistas enlodaban a la señora Martha.
El mes pasado que estuve algunos días en el Distrito Federal me pude enterar, sin sorpresa alguna porque es bien conocida y reconocida su trayectoria, que de algunos que llegarán al poder presidencial en escasos meses fue su alumno, de otros su maestro y de algunos más su compañero en la Secretaría de Hacienda (allá y entonces, por cierto, se me aseguró que el señor José Antonio Meade no repetirá en esa Secretaría), por lo que, me puse a pensar, tiene un abanico de opciones si quisiera dejar su cercanía al mar.
También me enteré que cuando acá filtraron que no había asistido a una reunión a la que había convocado el titular del Ejecutivo, fue porque cumplía un encargo del propio mandatario relacionado con la negociación y renovación de la deuda pública estatal, por lo que se me ocurrió pensar es que si en efecto éste preguntó ese día por él fue para checar si alguien filtraba algo, como ocurrió.
¿Pero, usted lo ha visto últimamente? ¿Es cierto que anda sonriente, muy sonriente?