Yo soy de los que no tengo duda de la lealtad institucional del Subsecretario de Gobierno, Enrique Ampudia Mello, al gobernador Javier Duarte de Ochoa, su jefe político en el estado.
Escribo esto porque con los nombramientos que ha hecho el funcionario de la tercera posición política gubernamental, por momentos me pareciera estar en otro tiempo, en otra época, en el gobierno de Patricio Chirinos Calero y cuando ejercía un gran poder de Miguel Ángel Yunes Linares.
Ampudia nombró a Eutiquio Franco como el jefe de prensa de la dependencia, a quien no lo llamaría yo enlace de prensa porque, que se sepa, fue un nombramiento directo de él y no se lo enviaron de la Coordinación General de Comunicación Social. Franco es un viejo colaborador de Enrique, desde aquel 1992 cuando llegó como director de Gobernación.
Pero también se acaban de reincorporar –así le llamaría yo, no obstante los años que han pasado– con el nuevo Subsecretario, Luis Sardiña Salgado y Emilio Cárdenas Escobosa, también viejos colaboradores de Ampudia en aquellos años del chirinato. Uno, ahora, como director de Política Regional y el otro como coordinador de Asesores, respectivamente.
De Eutiquio Franco se recuerda que era quien comandaba en aquel entonces a un grupo de jóvenes hombres y mujeres veracruzanos quienes llevaban un puntual seguimiento de prensa y hacían análisis de contenido y prospectivos en los que se basó mucho y en gran medida la gobernabilidad y la eficacia de entonces. Sabe su negocio, pues, y sin duda es de gran utilidad de Ampudia y por extensión lo será de Javier Duarte.
De los otros dos, en especial tengo un buen concepto y la mejor apreciación de Emilio Cárdenas Escobosa, un hombre serio, responsable, con experiencia política y periodística y dedicado a su trabajo, miembro de una familia de ilustres periodistas de Coatzacoalcos, los famosos Cárdenas Cruz –Francisco “Pancho”, el mejor columnista político en aquel Excelsior de don Julio Scherer García junto con Ángel Trinidad Ferreira; Emilio y Paulino, éste compañero mío en aquel El Universal cuando ese periódico tuvo una edición impresa en el puerto jarocho–, quien seguramente, también, habrá de empujar fuerte a favor de la causa, su nueva causa.
Digo que no tengo duda de la lealtad de Ampudia porque es un hombre que sabe muy bien las reglas de la política, porque juramentó lealtad a la institución al rendir protesta y porque no le puede fallar a quienes lo recomendaron en el equipo presidencial para que fuera él quien viniera a sustituir a Tomás Carrillo Sánchez.
Recién había asumido el cargo, en un prolongadísimo desayuno, Enrique me comentó, o así le entendí, que su pretensión no era venir a echar raíces a Xalapa, a Veracruz, a quedarse a vivir para siempre, sino a servir por el tiempo que fuera necesario; tampoco estaba –o está– entre sus pretensiones venir a ocupar el cargo de otro (me habló muy bien del Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón), a desplazar a nadie, sino solo a responder, a ofrecer resultados y a servir al gobernador Duarte de Ochoa, a quien le está agradecido y reconocido por la confianza que le otorgó.
Comento esto porque, en los hechos, pareciera que conforme corre y pasa el tiempo habría indicios de que su estadía se puede prolongar, por lo menos el resto del sexenio, pues eso indicaría el hecho de que empieza a reconformar su viejo equipo, un viejo equipo en el que confía totalmente, con todo su sello personal y ajeno a cualquier interés o influencia de alguna otra área de la estructura administrativa estatal.
Pero por como son las cosas adentro del gobierno, y eso es lo significativo, en estos movimientos, nombramientos que está realizando, sin duda alguna tiene todo el visto bueno y el respaldo del gobernador Duarte, quien por algo le está permitiendo todo, que no debe ser por cualquier cosa.
Por lo que se vislumbra, así las cosas, pareciera que de aquí en adelante, pero desde ya, para lo que viene, el joven titular del Ejecutivo descansará en lo operativo político en Ampudia Mello y en la negociación política en el Secretario Buganza, quien, pian pianito, se ha estado reuniendo desde hace ya varias fechas con los alcaldes del estado para escucharlos en sus carencias, en sus problemas, en sus peticiones, pláticas que, más allá de lo institucional, indudablemente que implican un importante acercamiento personal y político que mucho habrá de servir a la hora de los mameyazos en 2013.
Y es que seguramente, esta vez, el responsable político del estado no querrá que le suceda lo que en julio pasado, que se ponga en riesgo la elección que viene, pues ahora ya no nombrarán a un coordinador de campaña de México a quien le podrán echar la culpa si las cosas no se dan, sino que toda la responsabilidad se la dejarán al priismo del estado, por lo que si fallara toda la culpa sería suya y de nadie más.
Y es que seguramente el responsable político del estado no se atendrá a los operadores que le fallaron en la pasada elección, máxime cuando hay nubarrones a la vista y podría haber rayos y truenos en el futuro, si se atiene uno a lo que se publicó ayer en la columna “Bajo Reserva” de El Universal:
“A poco menos de tres semanas de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación termine el dictamen de las elecciones presidenciales del primero de julio, el equipo de Enrique Peña Nieto y la dirigencia del PRI, a cargo de Pedro Joaquín Coldwell, comienzan a hacer el balance, ajuste en sus cuentas, de las entidades que registraron votaciones adversas para el candidato presidencial y el partido”.
Ahí se dice que tienen ubicada una decena de entidades –sin dar nombres– que por “omisión” o “descuido” fueron derrotadas o presentaron resultados escuetos. Seguramente muchos saldrán reprobados y por eso habrá, hay ya, bateadores emergentes.
De todos modos, habrá que estar pendientes para ver si Ampudia Mello se allega de más viejos colaboradores suyos (que por cierto, Enrique fue quien salió ayer en defensa de la Procuraduría General de Justicia ante los cuestionamientos a la investigación que llevó al esclarecimiento del asesinato de varios periodistas del estado).
Otro punto a favor de Duarte
Habla bien de la administración estatal de Javier Duarte de Ochoa la energía y decisión con que actuó el secretario de Salud, Pablo Anaya Rivera, en el caso del gemelo muerto entregado en una garrafa de plástico a su padre en el puerto de Veracruz, pues no solo fue suspendido el médico adscrito y se irá del servicio por su responsabilidad (y también por su irresponsabilidad), sino que igualmente, de inmediato, el médico residente que hacía su especialidad, practicó la operación y entregó el producto muerto en el botellón, fue puesto a disposición de la Comisión Nacional de Becas, en la Ciudad de México, de donde lo habían enviado, independientemente de que se espera el resultado del análisis de ADN que se solicitó para comprobar la filiación padre-hijo, así como de la responsabilidad penal que le resulte a quien le resulte.