Independientemente de lo que dijo, ya de entrada es significativo que se le haya enviado a arrimarle el caballo al presidente Felipe Calderón con respecto a su política de seguridad pública.
Ayer, el diputado federal por Xalapa Rural, José Alejandro Montano Guzmán, subió a tribuna en la Cámara baja del Congreso de la Unión para intervenir en el análisis del VI Informe en materia de Política Interior.
¡Albricias! para la clase política veracruzana, porque desde que Adolfo Mota Hernández subió a la misma tribuna para fijar la posición de la bancada del PRI con motivo del II Informe del mismo presidente Calderón, el 1 de septiembre de 2008, ningún otro diputado federal veracruzano había participado en una sesión relevante.
(Cuando Adolfo subió a tribuna entonces, lo hizo con la bendición del pastor de la bancada tricolor, Emilio Gamboa Patrón, pero también con el visto bueno de la entonces dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, y, un dato que poco se sabe, con el aval del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien desde entonces ya se perfilaba para la representación que ahora ostenta y era factor de decisión de gran peso político entre el priismo del país, tanto que tuvo que decidir entre Mota y el ahora gobernador de Chihuahua, César Duarte, para presidir la Cámara, optando finalmente por este último.)
Seguramente, en el juego político que le dieron ayer a Alejandro debieron haber influido varios factores, pero, quién lo pondría en tela de duda, debió haber sido determinante el fierro político que lo tiene marcado, el del alemanismo, la cercanía, el cobijo, la protección y la bendición que tiene con el ex gobernador Miguel Alemán Velasco, hoy articulista y exitoso y reconocido empresario no solo en el país sino en el extranjero.
Quienes han sido diputados federales o senadores saben muy bien que no cualquiera, por muchas cualidades que lo adornen, sube a la tribuna de la Cámara de Diputados si no es con la bendición del pastor del rebaño de cada partido, en este caso del sonorense Manlio Fabio Beltrones pero, tras bambalinas, del Presidente electo, a quien debieron haberle dado vista sobre quienes participarían en la sesión legislativa.
Las relaciones en el altiplano contaron, sin duda, pues ni modos de decir que lo premiaron por la alta votación que alcanzó el pasado 1 de julio, ya que basta recordar que el suyo fue uno de los triunfos más sufridos y apretados, pues ante la inconformidad de la oposición, el tribunal federal electoral ordenó el recuento de casillas del Distrito 8, y no fue sino hasta el día 7 de julio cuando le confirmaron la victoria, aunque apenas por una diferencia de 2,437 votos sobre su más cercano oponente, del PAN.
El tema le encajó bien, el de la seguridad pública –“El gobierno de Felipe Calderón Hinojosa erró en la táctica y en la planeación estrategia para enfrentar al crimen organizado y por eso fracasó”, dijo–, pues él fue secretario de Seguridad Pública del Gobierno del Estado durante la administración del licenciado Alemán Velasco.
El hecho de que lo hayan enviado ayer a tribuna no solo mostró el respaldo que trae atrás y la consideración que puede tener durante la actual legislatura federal, sino que mostró que no lo han dañado, a los ojos de los que ahora mandan en el país, algunos señalamientos que han tratado de involucrarlo con grupos delictivos a su paso por el área de seguridad pública del estado.
Pero hay todavía un plus. Alejandro es político aunque también se haya metido al negocio de la empresa periodística en Xalapa y aunque su origen lo tenga en el Ejército, detalle que tal vez hasta le favorecería dada las circunstancias que vive el país, y como político ha de actuar y respirar y su corazón ha de palpitar, y su corazón como político también palpita por llegar a ocupar la silla que ocupó su jefe, el licenciado Alemán, entre 1998 y 2004, en Palacio de Gobierno, que no se debe olvidar que en 2004 estuvo enlistado como precandidato del PRI al Gobierno del Estado, aunque se impuso entonces la trayectoria y el carisma de Fidel Herrera Beltrán.
Por lo pronto, ya despuntó un veracruzano en la nueva diputación federal y algunas de sus ideas, de sus señalamientos, no están mal: “… el Gobierno Federal sobreestimó los recursos públicos disponibles “pero subestimó la capacidad del crimen organizado”.
“En la estrategia para combatir al crimen organizado, de manera ostensible se omitió el diagnóstico sobre la inseguridad y la violencia”.
“El análisis que nos ocupa requiere apartar por un momento la retórica tramposa que escuchamos durante estos años del “’¿qué hubiera pasado de no haberlo hecho? Nunca dije que era una guerra. Nadie plantea una estrategia’”.
“Ha faltado coordinación y unidad de criterios entre las dependencias del Ejecutivo federal, entre los distintos niveles de Gobierno”.
“Cómo justificar que sólo la mitad de los cuerpos policiales, que rondan las calles y los cuarteles, hayan aprobado los exámenes de control de confianza y el resto siga ahí a pesar del riesgo para la seguridad de los habitantes”.
“La controversia sobre el número de víctimas, que si son 60 mil, que si son 72 mil, que son 120 mil, es sintomática”.
“No conocemos la dimensión exacta de la violencia y los instrumentos de medición son limitados, como consigna el informe. Las cifras no son comparables porque sus criterios son heterogéneos, y más grave aún, últimamente se han ocultado las estadísticas. La PGR cerró el conteo en septiembre de 2011 con 47 mil 515 ejecutados, y de ahora en adelante la información está reservada y es confidencial”.
“¿Pedir perdón?, cómo, por qué, a quién, dice el gobierno humanista, por algo los mexicanos reprobaron con su voto el saldo de violencia y dolor que deja esta administración federal a México”.
“Todos, sin duda, reiteramos nuestro reconocimiento al patriotismo, al esfuerzo y el sacrificio de los miles de integrantes de los cuerpos de seguridad policial, del Ejército Mexicano y la Armada de México; en honor a ellos, con responsabilidad institucional y respeto elemental a las víctimas del delito y a las miles de familias que viven en el dolor o que han perdido su patrimonio físico y también a quienes viven en el exilio”.
No más plurinominales
Por otra parte, otra sorpresa la dio ayer el PRI, al anunciarse que la fracción tricolor en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa para modificar el Artículo 39 de la Ley Orgánica del Congreso General con el propósito de reducir el número de legisladores.
El objetivo, se dijo, es quitar 100 diputados y 32 senadores de representación proporcional, o sea los llamados plurinominales, a fin de que la Cámara de Diputados quede integrada por 400 y el Senado de la República por 96 legisladores, con lo que, además, se aliviarían las finanzas del país y se acabaría con una bola de vividores que viven y disfrutan de privilegios a costa de nuestro esfuerzo, del pago de nuestros impuestos.
Creo que ahí es donde la sociedad toda debe participar apoyando la iniciativa y exigiendo que se acabe con ese lastre de los famosos plurinominales, como también se debe acabar con los profesores comisionados del SNTE al servicio de la señora Gordillo, que no dan clases y que nosotros mantenemos.