Bajo una buena dirección técnica, Jorge Carvallo Delfín, presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, ha empezado a mover el balón político electoral rumbo al proceso sucesorio del próximo año como lo hizo la selección nacional de futbol durante el segundo tiempo el domingo pasado: en forma impecable. El lunes 20 de julio, como lo hace todos los lunes siempre que puede –siguiendo la moda que impuso Andrés Manuel López Obrador cuando estuvo al frente del gobierno del Distrito Federal, quien iniciaba el día reuniéndose con los chicos de la prensa en pleno amanecer–, abrió esa semana con su conferencia de prensa mañanera en la que afirmó de entrada que “En el PRI no hay ley mordaza”. De acuerdo al boletín nº 207 que emitió la Coordinación de Prensa del tricolor, a cargo de Mario Lozano Carbonell, Carvallo “… dijo que en el Revolucionario Institucional hay respeto a todas las corrientes políticas y expresó que existen los momentos donde la prudencia, perseverancia y disciplina del partido van a ser reconocidas en todo momento, ‘las corrientes son libres de expresarse, en el partido no hay ley mordaza, pero entendemos que hay la circunstancia y el momento’, acentuó. Rechazó que haya una ‘cacería de brujas’, ‘no hay cacería de brujas ni de brujos, estamos en el trabajo, en el compromiso con la gente, queremos cumplirle a la gente y somos un partido de diálogo, tolerante, sensible de cómo los grupos de Veracruz se mueven y se articulan, somos un partido disciplinado y con un compromiso hacia futuro vamos a salir muy fortalecidos en unidad” (copio textualmente los dos primeros párrafos). Una semana después, el lunes 27 de julio, en la conferencia mañanera, “… aseveró que los actuales no son tiempos de distracciones ni de proyectos personales o de grupo, ni de candidatos ni candidatitos a nada.
Reconoció que la ‘caballada priista’ es fuerte, capaz y preparada, sin embargo por enésima ocasión llamó a los aspirantes priistas a la gubernatura de Veracruz a la disciplina, al trabajo y a la unidad. A los que tienen aspiraciones pidió esperar los tiempos que la Ley Electoral marca y a lo que establecen los propios estatutos del partido.
‘Aún hay mucho trecho por recorrer y por lo tanto, los exhortamos a conducirse con responsabilidad y respeto y en todo caso, pedimos a quien o a quienes de manera legítima tienen aspiraciones a los cargos de elección popular a que esperen los tiempos’. En ese sentido, recordó que ha quedado demostrado que el PRI gana cuando su militancia está unida en torno a un proyecto y a un mismo fin”.
Me parece correcta la línea declarativa marcada. En dos semanas consecutivas, el presidente priista, del partido mayoritario en el estado, en el poder, con el control de las alcaldías, la diputación local y la federal y la gubernatura, muestra apertura, respeto, tolerancia, sensibilidad y disposición al diálogo con todas las corrientes políticas del estado. Conforme la ortodoxia política priista, es de pensar que Carvallo Delfín salió a declarar lo que dijo deliberadamente, esto es, no fue algo que se le ocurrió cuando se vio frente al micrófono y a los muchachos de la prensa. Seguramente habló antes con el director técnico de la gran selección tricolor de Veracruz y consensuó la línea a seguir. De seguro ya tienen estudiadas muchas jugadas de pizarrón. De entrada, como debe ser, se colocó (o el técnico lo colocó ya) en la posición natural que le tocará jugar: en el centro de contención, pues tendrá que buscar quitarle todos los balones a los azules y repartir juego a sus coequiperos para ir hacia adelante, en forma articulada, en conjunto, previas jugadas acordadas. Carvallo, es decir la dirección técnica, adelanta ya en qué basará su estrategia con la que piensa meter otra goliza en 2010: con respeto a todas las corrientes políticas; con respeto a su libertad de expresarse, sin mordaza; con diálogo, tolerancia y sensibilidad al movimiento y articulación de los grupos tricolores del estado. Lo principal, fundamental para alcanzar el triunfo, es el reconocimiento de que hay quien o “quienes de manera legítima” tienen aspiraciones a los cargos de elección popular y de que hay “aspirantes priistas a la gubernatura de Veracruz”. Qué bueno que habla en plural. ¿Se entenderá bien? ¿Lo entenderán bien todos los que pretenden ser actores políticos en 2010? De todo lo que va a estar en disputa el próximo año en varios estados del país, la joya de la corona será la gubernatura de Veracruz, como lo fue este año la de Nuevo León. El panismo está herido de muerte y por eso será peligroso. Va a ir con todo, va a quemar sus últimos cartuchos en la guerra que se dará en el estado. Sabe que si pierde Veracruz –como va a suceder– perderá la Presidencia. No va a dar respiro, no va a dar tregua, hará uso de sus más malas artes contra el priismo veracruzano y contra el gobierno del estado. Por eso se necesita de la unidad tricolor, de la unidad entre militantes y simpatizantes y de la unidad en torno al líder natural Fidel Herrera Beltrán. Los de la derecha, sin militancia de consideración (no tienen voto duro; muchos de los sufragios que han alcanzado y que quieren presumir algunos son de ocasión, de conveniencia, porque los han comprado) buscarán cualquier fisura tricolor para machacar y tratar de abrir un boquete. Contradicciones del poder. La fortaleza del PRI será su propio riesgo. Si un proceso desata pasiones, pierde al más cuerdo, enfrenta incluso a familias enteras, provoca violencia e indisciplina, es el proceso electoral municipal. Ahora todos querrán ser candidatos del tricolor por la inercia ganadora que tiene y que trae. Sin duda, todos los aspirantes en potencia se creen los padres de la victoria del 5 de julio y todos van a querer pasar factura, reclamar ser el mejor y por lo tanto tener el derecho a ser el ungido. Los que no lo logren van a amenazar con irse a la oposición y algunos con la seguridad de que son los mejores se van a ir. Por eso Carvallo tendrá que aplicarse bien, porque quien piense que la próxima elección ya se tiene ganada o que el proceso va a ser un día de campo, no tiene idea de lo que se juega. Carvallo tendrá que sumar a todos: a Bertha, a Nohemí, a Uscanga, a Amadeo, a Héctor, a Ranulfo, a Carlos Brito, a Marcelo, a Pepe, a Nemi (es alguien valiosísimo, trabajador, inteligente, culto, de ideas, disciplinado, quien se pone con convicción la camiseta, arrastra muchas simpatías y sumaría votos para el tricolor), a los “negritos”, a los “güeritos”; se necesitará de todos para ganar limpia y holgadamente a efecto de que los blanquiazules no pretendan repetir lo de 2004 cuando complicaron el resultado final oficial porque quisieron ganar en los tribunales electorales. El PRI tendrá que estar abierto a todos. Permitirles participar, respetarlos, escucharlos, dialogar con ellos, negociar; despejar cualquier duda de que no se trata de una política de grupo, sino de una verdadera formación política como lo es y lo ha sido. Las primeras declaraciones de Carvallo enfocadas al proceso que viene sirven de indicio de que se ha iniciado bien. Ahora deberá pasar a los hechos. En la medida en que lo haga ganará autoridad, respeto y confianza y entonces sus llamados a la disciplina, a esperar los tiempos oficiales, serán escuchados… hasta donde sea posible. Jorge Carvallo Delfín no debe cometer el garrafal error del entonces dirigente estatal del PAN, Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, “Pipo”, quien por su inexperiencia, su falta de oficio político, de criterio propio, por su inseguridad, todo lo cual lo hace fácilmente influenciable, confundió su cargo con el de jefe de campaña de un eterno aspirante, perdiendo así toda autoridad, credibilidad y confianza entre sus correligionarios, y viciando, aun sin iniciar, el proceso de selección blanquiazul.
El tricolor, ya se empezó a notar, tiene un buen director técnico, probado, triunfador. Como no es un hombre de improvisaciones, es de pensarse que ya tiene un cuadro base con el que va a iniciar el juego, pero que también sabe que dispone de una banca de primera línea, es decir, que tiene opciones, sustitutos, que conforme se presenten las circunstancias y como vayan las acciones (si alguien se lesiona o lo lesiona el contrario; si se va ganando por muchos goles de ventaja o no se puede anotar, etcétera) mantendrá su cuadro titular o hará cambios. Es un técnico que ha pisado ya las mejores canchas políticas del país y sabe que tiene que tener variantes. De lo que sí no hay duda es que su equipo volverá a ganar, claro, siempre y cuando haya unidad.