El 26 de enero pasado, el gobernador Fidel Herrera Beltrán, en uno de los recintos políticos más importantes de país, el Senado de la República, se pronunció en contra de lo que él calificó como un centralismo avasallador y asfixiante y propuso una república donde todos ante la Ley (se refería a los distintos niveles de gobierno) compartan responsabilidades.
Es evidente que hablaba como político priista pero también como gobernador hoy en la oposición respecto de la Presidencia de la República.
Seguramente él tiene presente que una característica de los 70 años de régimen presidencialista tricolor fue el centralismo, y sin duda alguna hoy tiene –y vive– la experiencia del centralismo blanquiazul. Pero el de ahora lo etiquetó como avasallador y asfixiante.
No pasaron más que seis días para que el propio panismo le diera la razón e incluso confirmara que, en efecto, es avasallador y asfixiante.
Panista relevante aunque ciertamente polémico pero cuya voz hace mucho ruido en el país, el alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, Mauricio Fernández Garza, lo señala y hasta hace un vaticinio: al PAN le “ha cargado el carajo” por el centralismo excesivo y por la intervención de Felipe Calderón en su partido “y nos va a cargar peor”.
Amplia cuanto interesante entrevista publicó La Jornada el lunes 1º de febrero con el presidente municipal tal vez de mayor fuerza que tiene el panismo en el país, y lo que dijo del gobierno de su partido, de su partido mismo y del propio Presidente, por lo que se ve en los hechos, es cierto, pero no lo ven y no lo quieren o no lo pueden ver –para contento lógicamente del priismo– en el gobierno federal ni en la dirigencia nacional blanquiazul.
El reportero Arturo Cano habla con él sobre su fallida aspiración a la gubernatura de su estado en 2003, derrota que atribuye a la elección abierta del PRI, y se trata de justificar diciendo que se pasó haciendo una campaña para sólo 10 mil gentes que eran los militantes de su partido (¡sólo 10 mil en un estado tan grande e importante como Nuevo León! Carajo). “Una tontería”.
–Y el año pasado su partido no hizo ni eso, designó a muchos candidatos desde el centro –le señala el periodista.
–Por eso nos ha cargado el carajo, pero no entienden. Y nos va a cargar peor.
Tanto que criticamos al PRI por la visión presidencialista y cuando llegamos hacemos lo mismo. Tanto Fox como Calderón están operando el partido. Los resultados han sido terriblemente nefastos, y no aprenden –le responde.
No tiene empacho en señalar con índice de fuego que con los dos gobiernos surgidos del PAN (el de Fox y el de Calderón) ha habido “un problema muy serio de gobernabilidad”.
Contrasta diciendo que los presidentes del PRI “tenían el control total”.
Cito textualmente: “Una vez lo platiqué con Vicente (Fox). Llegamos a la Presidencia de México, pero con muy escasa gobernabilidad. El PRI fue disminuyendo en las votaciones nacionales, pero nunca perdió control.
Entramos a la Presidencia de la República, pero la mayoría de los gobernadores son del PRI y en el Congreso entre PRI y PRD te mayoritean. Entonces sí, eres presidente de México, pero con bajísima gobernabilidad”.
El reportero apunta que fue en 2003, cuando Fernández contendía por la gubernatura de Nuevo León, y de Fox sólo obtuvo la promesa de que, si ganaba, con él sí habría coordinación.
“Fernández explica que Fox temía que los gobernadores priístas se despacharan con la cuchara grande si les daba más recursos o compartía con ellos algunos programas federales. Y Calderón está igual”, dice y acusa: Los panistas en la Presidencia han resultado “más centralistas” que sus antecesores del PRI.
No sólo lo dice Fidel Herrera Beltrán. Lo denuncia el propio panismo. En su intervención en el Senado, el gobernador dijo que la clave del federalismo puede radicar en el respeto, la cooperación y la articulación efectiva de los tres niveles de gobierno, y apeló a un principio: no hagamos a los otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros mismos. Sabe lo que dice, pero además lo dice con autoridad porque ha apoyado a los alcaldes de todos los partidos.
En el ámbito administrativo, Fidel tiene la experiencia de su paso por diversas dependencias del gobierno federal y ahora como gobernador y completa su visión sobre el derecho que tienen los estados a los recursos federales su condición de ex legislador tanto en la Cámara alta como baja del Congreso federal.
Sabe lo que dice cuando pide cooperación y articulación porque como gobernador vive a diario, por su cercanía con la gente, la experiencia de que, como dijo, las discusiones, los desencuentros y los recortes presupuestales y “los francos y absolutos elementos de no coordinación, afectan, lastiman, desestimulan y contraponen a regiones con los poderes federales”.
Planteó en el Senado que ni virreyes –como el panismo acusa a los gobernadores priistas– pero tampoco una república de reyes –en clara alusión al poder centralizado del Presidente–; que todos por igual rindan cuentas; que no haya un centralismo avasallador y asfixiante ni feudalismos balcanizadores “que a veces surgen como reacciones justificadas ante desatinos, incoordinaciones o abusos de poder”.
Habló de una sana división de poderes, de pesos y contrapesos, de entendimientos constitucionales y legales que le den razón al procedimiento político “para poder ser más eficientes y darle a la sociedad las soluciones que se plantea en sus necesidades más urgentes”.
Nada mal ante las crisis que vive el país, pero como dice el alcalde panista Fernández Garza, los panistas no aprenden ni quieren. Fidel señala lo nocivo de los desencuentros y los recortes presupuestales y de que contraponen las regiones con el poder federal. No le falta razón.
Ha sido ese centralismo de Fox y de Calderón que denuncia el mismo presidente municipal neolonés de su partido, el regatearle o negarle recursos a los gobiernos estatales y municipales sólo porque no son de su militancia, lo que ha llevado a millones de mexicanos –como publicó y documentó el domingo el diario Reforma en su suplemento enfoque– a ver descender su nivel de vida por la crisis, lo que ha acentuado en México un fenómeno mundial: la pauperización de la clase media.
Tres párrafos del referido suplemento sintetizan las consecuencias del nefasto (ese calificativo usa el alcalde panista Mauricio Fernández Garza) centralismo del presidente Calderón: “Con ingresos apenas superiores a los del promedio nacional (7 mil 700 pesos al mes), los clasemedieros son los más afectados por la recesión y las medidas para enfrentarla. / Entre 2007 y 2008, 6 millones de personas se sumaron a la población en pobreza y 864 mil se incorporaron al autoempleo, la informalidad y la subocupación. / El 2010, ‘año de la recuperación’ según el gobierno, inició con aumentos en las tasas del ISR e IVA; se gravó la televisión por cable y el teléfono; subieron la gasolina, el gas, la luz, el metro, el agua y los alimentos”.
Las cifras oficiales de la Secretaría del Trabajo federal y del IMSS confirman que el gobierno de Fidel Herrera Beltrán no sólo ha podido contener la pérdida de empleos que se ha dado en otros estados y que incluso ha propiciado la creación de nuevas fuentes de trabajo, pero de que cientos, miles de veracruzanos antes de la clase media han empobrecido, han empobrecido.
Por eso los señalamientos de Fernández Garza, ante un panorama de pauperización, es decir, de pobreza de millones de mexicanos, bien pueden servir como un diagnóstico de por qué va a perder el PAN la elección del 4 de julio no sólo en Veracruz sino en el resto del país donde habrá elecciones.
Por un lado el panismo pagará el descontento popular a causa de haber proletarizado ya a 6 millones de personas que tenían un buen nivel medio, y por el otro pagará también el descontento de su militancia por el dedazo centralista con el que va a decidir las candidaturas en juego.
Pero también pagará el costo de la población en general de frenar muchas obras y con ello muchos empleos al retener y/o recortar recursos no obstantes estar presupuestados y aprobados. Pero no aprenden, en boca de un propio panista.