Dicho por él mismo, ahora resulta que sí, que en efecto el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont negoció con el PRI la Ley de Ingresos 2010 sin informarle en su momento (de octubre a diciembre de 2009) al presidente Calderón al que sólo vino a enterar en enero pasado cuando ya estaban en marcha las negociaciones para buscar alianzas electorales con el PRD de cara a las elecciones de este año.
Seguramente llevado por el mar de especulaciones que desató su renuncia al PAN y de no informar las causas por “discreción profesional”, que hicieron pensar en otra jugarreta más de Felipe Calderón, lo que a su vez motivó que seguramente desde Los Pinos filtraran a las columnas políticas que todo lo había causado el mismo Gómez Mont al no informar al Presidente de sus negociaciones con el PRI, éste decidió abordar el tema con reporteros de Reforma y Excelsior a los que dijo que en efecto no informó al Ejecutivo sino hasta enero pasado.
He ahí un ejemplo más de porque este gobierno federal, el de Felipe Calderón, panista para más señas, es un desastre, un verdadero desmadre y porqué el país está como está, de cabeza, sin orden, sin rumbo, casi casi sin control y a los mexicanos nos tiene sumidos en graves crisis, de inseguridad, económica, de desempleo y, quizá siendo muy graves las anteriores, todavía peor, de credibilidad que forzosa y lógicamente lleva a la desconfianza.
Resulta difícil creer que durante tres meses el secretario de Gobernación, el llamado conductor de la política interna del país, el hombre más poderoso –políticamente hablando– después del propio Presidente, haya estado negociando con la fuerza política de oposición más grande y más fuerte del país y el Ejecutivo federal no se haya enterado.
Ahora sí como dicen que les pasa a los cornudos que son los últimos en enterarse que su mujeres les ponen los cuernos, Calderón fue el último en enterarse del maridaje Gómez Mont-PRI, porque el secretario de Gobernación afirma que César Nava sí estaba enterado.
Pero si es cierto lo que dice Gómez Mont, entonces es peor porque queda más que claro que el propio Presidente no sabe ni lo que pasa en su propio gobierno, no está al tanto, él no conduce ni da directrices para la buena marcha del país, cada quien hace lo que quiere y ni lo pelan ni le consultan ni le avisan. Lo ponen y lo dejan en ridículo.
Más todavía, que le falta carácter y poder de decisión, firmeza, determinación, porque ante una falta como la que cometió su secretario de Gobernación y ahora lo exhibe ante la opinión pública, no fue capaz de solicitarle ipso facto su renuncia.
Pero todo lo anterior no es todo. Narra Gómez Mont que en enero cuando le enteró a Calderón lo que había hecho sin avisarle, éste lo conminó a presentarse ante el Comité Ejecutivo Nacional del PAN para defender su oposición a las alianzas con el PRD.
El resto ya se sabe: Nava ni nadie le hizo caso. La pregunta obligada es: ¿Por qué no intervino directamente el Presidente y avaló a su secretario de Gobernación o por qué no lo hizo para desacreditar a Gómez Mont y afianza a Nava y la negociación con el PRD? ¿Por qué no paró en seco a Gómez Mont cuando cometió una grave falta política al no informarle de sus negociaciones personales? ¿Por qué, en concreto, no paró el escándalo a tiempo? ¿Por qué no cuidó que la ropa sucia se lavara en casa? La respuesta se antoja lógica: porque no puede.
Mucho de esto se explica porque Felipe Calderón, en lugar de comportarse como un hombre de Estado, en lugar de gobernar para todos y tratar de resolver los problemas más urgentes del país, en lugar de estar pendiente de lo que hacen o no hacen sus colaboradores y de aplicar políticas públicas efectivas, está más preocupado por ver a quien impone como candidato de su partido al gobierno del estado, en el caso de Veracruz, cómo controla con fines electorales los programas sociales, cuánto recorta este año al gobierno de Fidel Herrera, aunque lo mismo hace con otros estados, porque actúa más como presidente del PAN que como Presidente de la república. Pobre país nuestro con un Presidente como éste. Y pensar que esos son los que quieren gobernar Veracruz.
A propósito de la Prosa aprisa de ayer (“Ahí está el detalle”), tiene razón mi amiga y fiel lectora Adelina Trujillo que me escribió para precisarme que ahí está el detalle no es una frase de Clavillazo sino el título de una película de Cantinflas y que Juan Gabriel no es juarense sino que nació en Parácuaro , Michoacán. Como dicen los españoles: vale.