¿Y dónde anda el piloto?, preguntaba yo el martes. Apunté: Ni de domingo ni de lunes ha habido información sobre el gobernador Javier Duarte de Ochoa en la página de Comunicación Social del Gobierno del Estado. Desde el sábado cuando acudió a la entrega recepción del Mando de Armas de la Primera Región Naval en el puerto de Veracruz no se ha informado más sobre alguna actividad suya. ¿Andará gestionando recursos? ¿Buscando que ya paren a los Yunes rojos? ¿Se indispuso por algún problema de salud? Si fue esto último, se le desea pronto restablecimiento.
Una versión periodística dijo que, en efecto, estaba en la ciudad de México atendiéndose de un mal gástrico. Ese mismo día, de todos modos, se subió una información en la página oficial haciéndolo decir que habrá más recursos para desarrollo en zonas urbanas. La foto con la que ilustraron la nota fue una de archivo, donde, además, se le ve muy sonriente. Al menos ese día se llenó ese vacío pero, de nuevo, hasta ayer no había más noticias de él. Nuevamente, si enfrenta algún problema de salud, se le desea pronto restablecimiento.
Acaso es mi percepción muy personal pero a diferencia de hasta el mes pasado, su ausencia ahora está siendo bien cubierta por sus nuevos colaboradores, que además están escuchando y atendiendo a los ciudadanos y a las organizaciones diversas, resolviendo o tratando de resolver problemas, evitando hasta donde más pueden manifestaciones públicas de inconformidad y bloqueos de vías públicas, anticipándose al estallido de conflictos, lo que hace preguntar por qué no se hacía lo mismo con anterioridad e incluso hasta dan ganas de creer la versión que corría de que desde adentro mismo se creaban los problemas artificialmente para sacar provecho político y económico en su “solución”.
El martes estuve por la noche en la Secretaría de Educación y me sorprendió encontrar llena la antesala del titular Flavino Ríos Alvarado, hasta animada, si se quiere, de tanta gente que esperaba ser atendida y que era atendida. El miércoles por la mañana estuve en Palacio de Gobierno (ya he dicho que me resisto a ir, acaso por tantos años que pasé ahí adentro) y también me sorprendió ver a veracruzanos de todo el estado que estaban siendo recibidos en la Secretaría de Gobierno, y otros que eran atendidos por el secretario particular Enrique Ampudia Mello. El mismo fenómeno se está viendo en la Sedarpa, donde el titular Ramón Ferrari Pardiño por fin está recibiendo y atendiendo a los hombres del campo de todo el estado, e igual recibe comisiones el secretario de Desarrollo Social, Ranulfo Márquez Hernández.
¿Qué tienen en común? Que ninguno es improvisado, que lo que les sobra es experiencia, que tienen madurez y sensibilidad política, que conocen Veracruz y a los veracruzanos, que han abierto las puertas de sus dependencias, que están acabando o han acabado con la concentración de información y la cerrazón informativa, que cabildean, dialogan y escuchan, que no actúan con soberbia o importamadrismo, que estos no se marean ni se emborrachan con el poder por tontos, inmaduros e inexpertos, e incluso que contestan el teléfono. Alguno sirvió en el gobierno de Patricio Chirinos, otro en el de Dante Delgado, uno más en el de Miguel Alemán Velasco, aquel en el de Fidel Herrera Beltrán, y conforman ahora la base del equipo en el que descansa el gobernador Duarte.
El gobernador no ha estado, con precisión no se sabe por qué, pero, por fin, el oficio político que debe cubrir su ausencia ha vuelto al Gobierno estatal. En la tradición del poder político de Veracruz así fue siempre: habitualmente los colaboradores del gobernador eran los que enfrentaban los problemas y daban la cara y el ejecutivo se quedaba como la última instancia que intervenía sólo en casos extremos, pero que no se exponía ni se le exponía a un desgaste innecesario de su imagen, con lo que de paso se garantizaba el respeto a su investidura.
Incluso, en aquellos viejos y no tan viejos tiempos, los colaboradores era sacrificables en aras de salvaguardar la imagen y el prestigio del jefe (ahora andan cuidando su imagen aunque al titular de lo lleve el carajo), el que nunca se equivocaba y los pendejos eran los que lo rodeaban, hasta que llegó una bola de chamacos inexpertos, irrespetuosos con los mayores, soberbios, que no sabían –ni saben– nada de política, pero que fueron prohijados en un afán enfermizo de perpetuar el poder y que lo único que hicieron fue darle en la madre al estado cuya consecuencia la estamos pagando todos los veracruzanos. No que esté yo en contra de los jóvenes siendo mis propios hijos jóvenes, sino en contra de la improvisación irresponsable.
Decía yo en columna pasada que al estado ya no le debe ni le puede ir más mal. Bajo el peso de los nuevos colaboradores a los que hago alusión está la responsabilidad de conducir al estado por el camino correcto, con lo que ayudarán no sólo al gobernador sino a los propios veracruzanos. No se puede ni se debe desperdiciar los dos últimos dos años que quedan de gobierno. El arranque del nuevo equipo es prometedor, pero sólo el tiempo y los hechos demostrarán que, en efecto, al designarlos se hizo lo correcto. Si ellos resuelven, el gobernador hasta se puede tomar unas vacaciones.
En esta nueva actitud enmarco la reunión que encabezó el miércoles el titular de la Dirección General de Desarrollo Político e Institucional de la Secretaría de Gobierno, Fernando Sánchez García, con representantes de la sociedad civil de Xalapa en un hotel de la capital. Ahí, el ahora colaborador de Buganza a nombre de Javier Duarte habló de respeto a la pluralidad, de un gobierno cercano a la gente, de apertura política, de diálogo constructivo, de respeto a la libre expresión y de fortalecimiento institucional y construcción de ciudadanía.
Por ahí estuvieron, entre otros, Jesús Castañeda Nevares, Justo Fernández Ávila, Juan Carlos Stivalet Collinot, José Velasco Toro, Arturo Jaramillo Palomino, Juan Schuster Fonseca, Raciel Martínez Gómez, Julio César Sosa Mirós, Irma Zamora Cortina, Tania Vázquez Muñoz, Concepción Flores Saviaga, Nicomedes Melgarejo, Raúl Gutiérrez Villanueva, Mariano Borbolla Román, Gustavo Nachón Aguirre, Héctor D’Alessandro Salas, Ernesto Aguilar Yarmuch, Antonio Barat Pérez, Alejandro Soto Domínguez y Luis Alberto García Leyton, por citar a algunos, veracruzanos que desean participar, aportar colaboración pero que habían estado marginados.
Renato renueva equipo
En su propósito de mejorar la atención y el servicio al más de medio millón de derechohabientes del ISSSTE en el estado, el delegado Renato Alarcón Guevara hizo ayer movimientos. Designó a Carlos Rodríguez Velasco como nuevo Subdelegado de Prestaciones Económicas; a José Antonio Ochoa Acosta, como Jefe de Departamento de Vivienda (FOVISSSTE); a Rossana Rodríguez Cházaro, como Jefa del Departamento de Obras y Servicios; a Guadalupe Vázquez, como Coordinadora Delegacional de Enfermeras; a Alfredo Arratia Rivera, como Jefe del Departamento de Finanzas Delegacional; a Cluni Rafael Aguilar Lendechy, como Jefe de Departamento de Programación y Desarrollo; a Arturo Mendoza Rendón, como Jefe de Departamento de Adquisiciones; y a Guadalupe Vázquez, como titular de la Coordinación Delegacional de Enfermeras. En la Clínica Hospital Xalapa, Gustavo Montero Olvera supervisará las tareas que se realizan en el primer nivel de atención médica; y Karla Aburto Hernández, asumió la Jefatura de Enfermería.