Extraño y no. Hasta anoche cuando empecé a enviar la columna no se había subido al portal oficial del Gobierno del Estado ninguna fotografía que mostrara al gobernador Javier Duarte de Ochoa presenciando uno de los dos desfiles dominicales del carnaval del puerto jarocho.
¿Qué pasó? ¿No asistió? ¿Los vio con su familia desde el balcón de algún hotel? Como quiera que sea, su presencia le da otro sentido al festejo porque se trata de la primera autoridad del estado y se ha convertido en una tradición que los gobernadores con su familia y sus invitados especiales participen en el domingo de carnaval, además de que, aunque siempre aislado en su palco, es una forma de estar cerca del pueblo.
Digo que extraño y no porque puede tener la gran justificación de que andaba ocupado en los preparativos de la visita que hará este lunes a San Andrés Tuxtla el presidente Enrique Peña Nieto, pero conociendo la idiosincrasia del pueblo jarocho, la ausencia no cae bien, le molesta, incluso le ofende: se trata de su mayor festejo anual.
Más, puede molestar a los veracruzanos de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río porque en cambio sí asistió a los festejos de La Candelaria en Tlacotalpan; por lo menos pudo haber estado en el tercer desfile, el matutino, dejarse ver, saludar al pueblo, al populacho, que le tomaran las fotografías de rigor y después retirarse. Sus razones tuvo para no haber asistido.
¿Acaso no asistió, si es que efectivamente no asistió, para que no se dijera que se politizaba el festejo? ¿O acaso por eso y a propósito no se subió ninguna fotografía alusiva en el portal oficial?, aunque anoche busqué en portales independientes y tampoco había ninguna imagen.
Lo cierto es que, según era el comentario generalizado entre la tropa reporteril del puerto, esta vez el carnaval estuvo como nunca, “aguadón” (como dijera Notiver), flojo, con poca asistencia en comparación con los años anteriores, los hoteleros se quejaban de que la ocupación no había llegado ni al 60 por ciento y las gradas no se llenaron de entrada hasta que no les quedó de otra que ofrecer los boletos al 2 por 1.
Me decían algunos compañeros del puerto que la asistencia no masiva como en otros años, de no aglomeración como otras veces, el no lleno en los hoteles, la sencillez de los carros alegóricos, entre otras cosas, para ellos denota el ambiente generalizado que priva en el estado a partir de que no hay dinero. Por eso, me comentaron, no hubo esta vez invitación para que vinieran una delegación cubana, que siempre ha sido un fuerte atractivo, porque todavía se debe a quienes colaboraron en los Juegos Centroamericanos, se debe a hoteleros y ya no hay dinero para nada.
De todos modos habrá que esperar el informe oficial final, aunque ya se puede adivinar que se dirá que el festejo dejó tantos millones de pesos de ganancia, que fueron miles y miles los visitantes, que los hoteles estuvieron llenos, que la economía del puerto se detonó, etcétera.
En verdad llama la atención la visita de este lunes del presidente Peña porque, que se sepa, no viene a cumplir otro de los compromisos que ofreció en campaña, a menos que dé la sorpresa; se ha adelantado que será una reunión con las vocales del programa “Prospera” y de la Cruzada Nacional contra el Hambre, además de que conocerá el avance de la siembra de Stevia, un producto de origen brasileño a partir del cual se saca un endulzante más benigno que la azúcar (según declaró ayer en el puerto de Veracruz la directora general para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Nuvia Mayorga Delgado viene “para vigilar y cerciorarse del uso (quizá quiso decir del buen uso de la Cruzada Nacional contra el Hambre en todo el estado.”
¿Nada más a eso viene? A lo mejor resulta exagerado decir que de alguna forma viene también de paso a dar espaldarazo político a su amigo el aspirante cuasi candidato a diputado federal por los Tuxtlas, Jorge Carvallo Delfín, de quien no se puede dudar que tendría altas probabilidades de ser el próximo coordinador de la diputación federal veracruzana, por ser hombre de confianza y cercano a Peña. Si cupiera la exageración, la visita equivaldría venir a decir no se olviden que Carvallo es mi gente y que por ningún motivo puede perder, así que allá ustedes.
Y es que en la capital del país no deben ignorar, como no se ignora en Veracruz, que todo el apoyo oficial está y estará volcado en especial en dos personajes: Erick Lagos Hernández, candidato por el distrito de Acayucan y candidato de Palacio de Gobierno a próximo gobernador, y Alberto Silva Ramos, a quien el miércoles los delegados ungirán como candidato oficial por el distrito de Tuxpan.
Lo que me pareció un verdadero despropósito fue esa declaración que hizo el diputado local por los Tuxtlas, Octavio Pérez Garay. “Yo creo que con el simple hecho de llegar a una tierra mágica como Los Tuxtlas, el presidente Peña Nieto se quitará toda esa mala vibra que los opositores y críticos del gobierno le traen hacia él y le dará una mejor vibra, un mejor sentido y mejor ánimo para que el resto del años sea mucho más positivo”.
No, señor, no son ni los opositores ni los críticos quienes lo tienen en el estado en que está, son sus desatinos, su reforma fiscal que nos ha pegado a todos los mexicanos, su falta de transparencia en sus bienes que le ha detectado la prensa mexicana y la extranjera, su falta de energía para meter orden en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, la inseguridad que seguimos padeciendo, la desaparición de 43 normalistas, etcétera.
Qué simplista visión de la realidad tiene este diputado. Ahí se explica uno porqué Veracruz está como está, con ¿legisladores? que piensan que por el sólo hecho de llegar el presidente a una zona que goza fama de brujos y brujerías, como por arte de magia va a cambiar.
Las soluciones que requiere el país no son mágicas ni tienen que ver con la magia, están en el estricto cumplimiento de la ley, en que haya transparencia, en que no quepa la impunidad, en que no se simule con investigaciones o intento de investigaciones a modo, etcétera.
Ahora falta que nos defraude más Peña Nieto y en una de esas aparezca recibiendo una “limpia” de los brujos de Catemaco. Sería el acabose.