Muchas lecturas políticas ofrece la visita ayer a Xalapa del ex presidente Vicente Fox, visita cuya significación trasciende a la presentación de su libro La revolución de la esperanza por el momento electoral que se vive.
Es obvia la excelente relación entre el ex mandatario de la nación y el gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien hizo gala de sus atenciones con el distinguido visitante, a quien sin duda le guarda agradecimiento, pues es ya conocida la historia de que cuando el actual Ejecutivo estatal llegó al gobierno en diciembre de 2004, el primer gran problema al que se enfrentó fue la carencia de recursos para cumplir los compromisos de fin de año sobre todo con la burocracia estatal.
Fidel lo resolvió solicitando al entonces Presidente que le hiciera un adelanto a cuenta de las participaciones federales de 2005, lo que el hombre de las botas y el sombrero autorizó de inmediato y de buen agrado, y de ahí pal’ real.
Algo que a la distancia queda más claro es que Fox supo distinguir y deslindar muy bien su responsabilidad como Presidente de su militancia, pertenencia y liderazgo partidista.
Por eso no sólo entregó siempre y en forma puntual los recursos que le correspondían a Veracruz, sino que jamás bloqueó programas y menos hizo ningún recorte a las participaciones federales (“Yo creo que es indispensable en el país ponernos todos un poquito por encima de las ideologías partidistas y de los marcos cerrados de los partidos y movernos en una dimensión más nacional, más trascendente, más visionaria, porque si bien el régimen de los partidos políticos es fundamento de la democracia, también si actúan como están actuando en nuestro país se convierten en una parálisis para el desarrollo”, dijo en su visita de ayer).
Ello propició que siempre que en su calidad de Primer Mandatario vino a Veracruz fue objeto de muy buenas recepciones incluso con grupos jarochos, marimbas, globos, porras, como en los mejores tiempos de los presidentes priistas.
La relación presidente Vicente Fox-gobernador Fidel Herrera fue tan respetuosa como cordial al grado que en su momento, en junio de 2008, trascendió que en una comida privada en un restaurante de mariscos de Boca del Río al término de una gira de trabajo, habiendo sido renunciado Santiago Creel como secretario de Gobernación, el guanajuatense se lamentó y le dijo que lástima que no era panista para que como parte de su gobierno despachara en Bucareli [“Lo veo muy bien (a Fidel Herrera), trabajé muy a gusto con él, trabajamos en equipo muy por encima de diferencias partidistas y logramos encontrarnos, siempre entendernos y siempre tener armonía y esos son elementos que le dan velocidad al desarrollo.
Es muy activo tiene un gran estado y una gran responsabilidad y ha actuado bien para fortuna de este estado. Veracruz con su alegría, gente y su talento, está empujando fuerte para salir adelante, el panorama es mucho mejor de lo que vimos el año pasado y estados en punta y vanguardia como Veracruz son los que van abriendo el camino para la recuperación total, este será un buen año y lo será para Veracruz”, no escatimó en declarar a la prensa ayer].
Terminó tan bien la relación independientemente de sus militancias partidistas que el año pasado, en noviembre, del 13 al 22, el Centro Fox acogió el “2do. Festival Cultural Veracruz un estado sin fronteras”, que inauguraron el propio Vicente Fox y Fidel Herrera, quienes estuvieron acompañados por sus respectivas esposas. Ahora le ha tocado a Fidel pagar la anfitrionía cuando Fox ha venido invitado por la Universidad de Xalapa.
Pero, decía al principio, la visita no deja de tener varias connotaciones, una de ellas, para mí la más significativa, demostrar al presidente Felipe Calderón, quien perdió totalmente el rumbo, que es posible convivir dentro de la diversidad si se hace con respeto a las diferencias, porque eso es lo que tuvo Fox como Presidente tanto para con Fidel Herrera Beltrán como para Veracruz y los veracruzanos, lo que lamentablemente no ha querido hacer Felipe Calderón.
Aunque yo no entiendo muy bien las señales que se usan en las Grandes Ligas de la política, no dejo de percibir también un posible propósito, una buena relación para lo que se ofrezca o por si se ofrece, ante la incipiente viabilidad de Fidel para el 2012.
En una interpretación libre, porque Fox arrastra una fuerte corriente blanquiazul, reunirse con quien Felipe Calderón y César “Pinocho” Nava consideran uno de los más acérrimos enemigos políticos de ellos y del panismo es desaprobar su comportamiento y hasta de paso venir a dar un espaldarazo a la corriente contraria a la imposición presidencial del candidato panista a la gubernatura del estado.
Es obvio que la corriente panista-foxista deja la señal de que se entiende y quiere entenderse con el gobernador de Veracruz.
Para el caso de Fidel, la visita también le sirve, por ejemplo, para mostrar a la clase política del país y en especial a la de su partido su habilidad y capacidad negociadora y conciliadora que le permite entenderse con todos, del signo que sean.
Más relevancia cobra la visita porque mientras que acá ha sido todo sonrisas, apapachos, desayuno, comida, reconocimientos mutuos entre un símbolo del panismo nacional y uno de los más emblemáticos y fuertes gobernadores priistas del país, en el escenario nacional no baja el escándalo y el enfrentamiento por un acuerdo del que ahora todos tratan de deslindarse pero que los ha dejado muy malparados ante la opinión pública de la nación.
Y como quiera que sea, no deja de tener también su jiribilla el hecho de que Fidel y Fox firmaron también un acuerdo, aunque éste haya sido para el intercambio cultural, artístico, académico entre el Centro Fox y el Gobierno de Veracruz, lo que demuestra que hay de acuerdos a acuerdos y de firmas a firmas.